Dejemos las cosas en su sitio, no como están
Alfonso Sastre
En la oceánica carrera del dramaturgo Alfonso Sastre, hoy con 88 años, hay una solitaria isla de reconocimiento, el premio nacional de teatro concedido en 1986. En la corte y en los aledaños culturales se hizo antes y después un silencio tan ocre como la insidia que llegaría con su postura política. En el homenaje ofrecido hoy en Hondarribia a Sastre y quien fue su eterna compañera Eva Forest, fallecida hace siete años, se levantaba un ambiente de resignada sonrisa. El legado de ambos merece un brindis, pero su celebración descubre la amargura de una falta de relevo.
Sus benefactores y detractores conciden en que Alfonso Sastre fue renovador de un teatro español timorato sin fin. Un director teatral declama que «el bajo techo del teatro español no permite levantar la cabeza por encima de la mediocridad«.
Hay que escarbar en la memoria para situar a Alfonso Sastre y Eva Forest; sólo así puede comprenderse su silenciamiento pero también la magna obra teatral y editorial de ambos. Tras la operación Ogro, operativo que acabaría con la vida en 1973 del almirante franquista Carrero Blanco, Sastre y Forest son acusados de complicidad: uno pasa 8 meses en la cárcel, y ella tres años. Militantes del PCE, seguidores desde principios de los 60 de la revolución cubana y posteriormente de la causa independentista del pueblo vasco.
Como a otros muchos, a Forest y Sastre, son sus principios los que explican el desdén recibido en la propia atmósfera cultural de la capital madrileña.
Su «emigración» a Euskal Herria y residencia en Hondarribia, donde Eva Forest y dos mujeres más fundan la liliputiense editorial Hiru, no hacen sino pergeñar su coherencia, lejos de los habituales bandazos de los intelectuales al son de la coyuntura político cultural. Sastre será, con el cierre sumarísimo del diario Egin demostrado al de 11 años ilegal, el promotor de un provisional diario sustituto de nombre Euskadi Información.
Con 84 obras escritas, 51 representadas y 30 de teoría dramática, Alfonso Sastre es un referente no demasiado mencionado pero sombradamente presente del teatro español del siglo XX. Para disipar esa sombra, el homenaje hoy en Hondarribia pretende evitar que se haga oscuridad en la lucha cultural contra el poder que se desgrana en la buena mayoría o totalidad de la obra de Sastre.