Que el señorito brindó con el perito capataz y la Tomasa Levante el ánimo y la conciencia, Tomasa, que el jornal se amplía, vendrán dineros de Europa, y si Dios ayuda de algún sitio más. Y ella, doblegada no solo por los soles de sus setenta y ocho veranos crepusculares, no le reniega