Herbert Marcuse está más vivo que nunca. O como acierta a describirlo Amador Fernández Savater en el prólogo a su libro El Hombre Unidimensional, su actualidad intempestiva, contra la tendencia dominante en la academia, la opinión pública o las modas intelectuales. No es alguien que fue, que hablaba de un mundo que dejó de existir.