Una calurosa mañana de 1970 y tantos un moderno autobús ascendía lentamente a través de una sinuosa carretera que serpenteaba rodeando varias acantilados. El vehículo estaba atestado de turistas que se dirigían a las alturas de la última colina para contemplar el imponente paisaje del Cañón del Diablo, en la California central, donde se unen