
En los partidos políticos abundan las profesiones de fontaneros y cantaores. Le siguen la de secretarias recibiendo bolsas de basura con dinero – qué símil freudiano – y expidiendo sobres con billetes de 500, 200 y 100 euros para altos cargos del partido.
Koldo García fue fontanero del ex ministro y ex secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos. Koldo y su esposa, Patricia Uriz, gestionaban los ingresos extras, fuera de la nómina de Ábalos, bien cuando era solo secretario de organización o cuando, después, se convirtiera en ministro de transportes con Pedro Sánchez ya como presidente del gobierno. El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil entregado al Tribunal Supremo la semana pasada, desvela el modus operandi de Koldo García, Patricia Uriz y José Luis Ábalos para que este recibiera debidamente sus sobresueldos. Lo relevante es que mediaba en este proceder la sede central del Partido Socialista en la madrileña calle de Ferraz. Dos son las conversaciones entre Koldo García y Patricia Uriz que permiten ver el camino del dinero. La primera, un mensaje de Patricia a Koldo: “Cariño, me llamó ayer Celia [secretaria adscrita a la Secretaría de Organización]; que podía ir a buscar tu dinero, y, según me dijo, el de Jose”. Una segunda, y más importante:
Patricia Uriz: “te lo llevo en el coche a Balbina y te lo dejo allí”
Koldo García: “El sobre de Víctor, a mi mesa; y el sobre de Ferraz, a la mesa del ministro”.
¿Quién es ese Víctor que ha dejado un sobre en la sede de Ferraz que al parecer ha recogido Patricia Uriz y que va a ir a parar a la mesa de Koldo García? ¿Puede ser Víctor Aldama, empresario que ha afirmado haber entregado en la sede de Ferraz cerca de 250.000 euros para José Luis Ábalos, ya ministro, por contratos públicos adjudicados al empresario?
Al margen de que la UCO no encuentra la justificación del pago a Ábalos, es decir del ingreso, por un montante de 95.000 euros, la sede de Ferraz parece cobrar un protagonismo oscuro. Podría supuestamente suceder que, ante la llegada de dinero en negro, el partido, y sus afanosas secretarias adscritas a la Secretaría de Organización, se encargaran de justificar esos montantes como gastos de representación. La UCO habría encontrado en Ferraz justificantes sólo para una parte de los “gastos de representación” del ex ministro Ábalos.
El caso Ábalos todavía no ha llegado hasta el presidente Pedro Sánchez. Pero sí a la Secretaría de Organización del partido en la sede de Ferraz. El posterior secretario de organización del PSOE designado por Sánchez, Santos Cerdán, afronta un proceso por interferir en obras públicas a cambio, supuestamente, de mordidas.
La noticia en este entonces no es el montante del dinero obtenido de forma tan oscura como las bolsas de basura. Tampoco que ese dinero salga menos oscuro mediante facturas veraces (restaurantes, joyerías, clubs de toda índole, etc.). En el PSOE quisieran que la discusión revoloteara en torno a esos detalles de cantidad y técnicos. Podrían ser incluso un arma arrojadiza contra el PP, puesto que la dimensión hasta ahora conocida de la trama Ábalos-García-Uriz es un capítulo menor de la trama Gürtel. El asunto es averiguar y conocer si existe un hábito funcional y existencial.
Detrás y por delante del posible ilícito, hay una aplastante realidad. Los controles y contrapoderes en la democracia española brillan por su inanición. El esperpento lo ha puesto el propio Ábalos, al rechazar a su letrado y haberse acogido al derecho de que un abogado del turno de oficio le defienda en las próximas horas. Un miembro de la cúpula del poder que nadaba en todo tipo de lujo hasta ayer, haciendo uso de la justicia para ciudadanos sin recursos. Esperpentocracia. La administración, el gobierno central y los gobiernos autonómicos, dispone más del 40% del PIB en contratación pública. La colisión es la gasolina sin la cual el motor de los partidos democráticos no puede carburar. De ahí los labios a contrapié del resto de partidos. La historia sigue.



