Sidnead, hija del sol, rayo catárquico en la tormenta. Prodigio solitario, joven abandonada, dolorosa evanescencia torturada. Descalza María Magdalena soportando el filo cortante de tu propia cruz. Prodigiosa voz de metálico violín, cuerdas apasionadas. Manos acariciando un bebé negro. Mater dolorosa frente al ataúd de tu hijo. Inglaterra no es la tierra mítica de Madame