Transcurría el año 1979 (Madrid) y un joven de 26 años se encontró de repente en medio de una vorágine infernal. De un psiquiátrico a otro en principio proveniente de lo que teroricamente era un “Brote Psicótico Agudo”. Tuvo “suerte” (mucho más que entrecomillar haría falta) porque la familia al rescate consiguió sacarlo del circuito