El Thoreau que aquí presenta Errata Naturae es epistolar, crepuscular, mimético con el humus que le rodea en su retiro de Concord, exhuberante de un humor parco y cristalino como de riachuelo. La extensa correlación de cartas que Thoreau intercambió con Harrison Blake, antiguo sacerdote, profesor en Boston y un año mayor, comienzan en 1848