– !las botas¡ , ¡¡ quítate las botas y salta!! Fueron las últimas palabras de K que escuchó I antes de hundirse con la embarcación. No le dió tiempo a quitarse las botas. K, en cambio y para su maldición, conservó, si es así, la vida. Dos pescadores de los llamados artesanales. Especie perseguida