Cuando en España aún está latente el escándalo del secuestro judicial del libro Fariña, una nueva resolución de una juez, La titular del juzgado de primera instancia número 3 de Alcobendas, Madrid, viene a poner en solfa el derecho a la sátira. La revista Mongolia ha sido condenada a pagar 40.000 euros por realizar un fotomontaje del torero Ortega Cano. Como metáfora, el maridaje entre tauromaquia y justicia, refleja un país aturdido por un pasado imposible de superar. La historia del fotomontaje de Ortega Cano tiene su miga. La revista aprovechó la salida de la cárcel de Ortega Cano y sus primeras palabras en la recobrada libertad, «estamos tan a gustito», para hacer un fotomontaje promocionando un show musical en Cartagena, ciudad natal del torero. La jueza sentencia que la imagen del torero fue usada sin su consentimiento. Añade que como la condena por la que el torero cumplió condena fue un homicidio – el atropello de un conductor bajo los efectos del acohol – las frases incorporadas en el cartel – «Viernes de dolores… sábados de resaca” – añaden dolo a la imagen del torero.
La jueza recoge en su setencia todas las alegaciones del torero Ortega Cano, incluyendo como elemneto de descrédito hacia el matador el que el cuerpo añadido sea «el de una mujer» (en realidad se trata, obviamente del cuerpo de un marciano). La sentencia no puede rallar en más lo marciano. El espacio en el que se desarrolla y vive la sátira es la burla, como ha reivindicado el editor de la revista Darío Adanti. La burla, a su vez toma como objeto a los personajes públicos. La titular del juzgado de primera instancia número 3 de Alcobendas revisa por completo el campo de acción de la sátira. Hasta el extremo de ponerla como condición la aprobación de la persona burlada. El editor de la revista ha anunciado que recurrirán la sentencia.