Todo comenzó a causa del insomnio por un desamor. Desde aquellos 16 años hasta su muerte, Canek Sánchez Guevara escribió su diario en las horas que el inmonsio secuestraba sus horas sin pedir siquiera rescate. No es el diario de la noche, sino de los días de un hombre singularmente libre: libre hasta del peso de su apellido -nieto del Ché -. Por la liberación de la broma o de los tiempos modernos, el diario sin motocicleta, de Canek Sánchez Guevara publicado por Pepitas de calabaza, es la crónica cotidiana y luminosa, mochila a cuestas, de un viaje por Europa. ¿Qué hay entre una tasca en un barrio de Barcelona a cuyo horizonte despunta la horda de turistas, y el café en una calleja sucia anexa al puerto de Marsella donde Canek fuma hachís junto a un yanqui y un argelino a los que no conoce de nada? Este viaje por las urbes castrantefóbicas y a la vez ricas en su mezcolanza de personajes a su modo vagabundos, vistos por un Canek vagabundo profesional. Un viaje sin orden que refleja el orden subversivo cotidiano con sus protagonistas allá en Ferrol, Lisboa, Paris,Camarsac, Barcelona, Marsella, Ferrara. Mientras en los telediarios se rehabla de reformas y nuevas proformas políticas, Canek Sánchez Guevara nos habla de solidaridades callejeras, de amistades reencontradas desde Latinoamérica hasta la Provenza, en la callejuela de mi barrio. Chulos, pasadores, tasqueros, viajantes, policías que no miran donde no deben, vigilantes que acosan, estaciones plagadas de tren, inmigrantes todos de alguna manera. Una isla libertaria en cada lugar.
Entre los grandes descubrimientos de su vida junto al sexo, y las drogas, Canek halló la poesía. Sin ella no hubiera habido un Canek Sánchez Guevara capaz de mirar con un prisma sin igual su vida herrante – nacido cubano, nacionalidad mexicana, residencia francesa – ni los lugares suburbanos donde ancla su mochila y trastos.
Barcelona. Este rincón del mundo, vivaz y parlanchín, recuerda a un mercadillo trasnacional o al bar intergaláctico de star wars, lleno de personajes raros que venden cosas raras, como en una eterna convención de frikis.
La Habana. En sus calles aún hondean carteles con la imagen de Fidel Castro y su nombre resuena en noticieros y resplandece en los papeles gubernativos. Aquí un joven heavy que escuchaba música del imperio norteamericano es reprendido. El nieto del Ché debe dar ejemplo revolucionario, el nieto del Ché debe hacer esto y lo otro. Canek Sánchez Guevara aprende a salirse del carril y huir como del tórrido calor caribeño del mito y de la plomiza disciplina del poder hasta la victoria.
disfruto ser testigo del estrés
Barcelona. Megaurbe. Ruido. Intersección de multitudes. Hay una revolución en los resquicios de lo cotidiano. Encuentro de amigos:
a veces nos une la estética o la búsqueda de una utopía por lo general difusa; por encima de todo, pienso, lo que nos hace ser amigos es una mutua y poderosa necesidad de amistad, de conocer otros rasgos del Hombre a través de individuos concretos y cercanos. Así en casa de cada uno de ellos.
De isla en isla, el herrante Canek Sánchez Guevara recorre algunas urbes europeas acogido por esa red clandestina de amistades en cuyos hogares las reglas alteran los modales burgueses del vivir ordenado, pues en ellos
se come, se bebe y se fuma de todo
Antes he dicho que Canek Sánchez Guevara nos muestra en sus notas los resquicios cotidianos de la vida al margen del poder. ¿Un William Carlos Williams? Música en todo caso. Prosa sin obediencias. Poesía sin adjetivos. Diario sin motocicleta es el primero de los tres volúmenes de viajes de Canek que publicará Pepitas de calabaza. Si esta penetrante odisea a la Itaca urbana de occidente es un placer, se antojan igualmente imprescindibles los siguientes volúmenes: 2 (México y Guatemala); 3 (El Salvador, Honduras, Nicaragua, costa y Panamá); y 4 (Ecuador, perú, México y Panamá).