Dewayne Johnson es un nombre que a partir de ahora dirá muchas cosas a mucha gente. No solo en su tierra de Benicia, al norte de California. No es héroe militar, ni un asesor político. Es solo un jardinero. Trabajaba a tiempo parcial en varias escuelas manteniendo jardines y caminos, podando arbóles, desde el año 2012. Aplicó los herbicidas Roundup y Ranger Pro, de Monsanto- Bayer, dos veces al mes. En 2014, Dewayne Johnson recibió con asombro el por qué de la merma asombrosa de sus facultades: un linfoma Hodgkin, cáncer en los linfocitos. De diagnóstico terminal, tras batallas de por medio, Ahora Monsanto deberá pagarle 289 millones de dólares por daños.
No es una historia norteamericana al uso. Y es una historia norteamericana de perdedores. Dewayne Johnson va a perder su vida. Otros millares como él también lo harán. Monsanto va a perder, por primera vez una gran partida millonaria: es la antesala a otras. Esta es también la historia del almanaque de los litigios espectaculares.
Para pagar los medicamentos, la esposa de Johnson tuvo que conseguir dos trabajos, y trabajar hasta 14 horas al día.
En 2015, la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer, perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), catalogó «probablemente carcinógeno» el herbicida Roundup, cuyo componente principal es el glifosato.
Fue el médico de Johnson quien aceleró la denuncia contra Monsanto. Su diagnóstico preveía que Dewayne no llegase con vida al año 2020. Durante el juicio se abrió un debate inconcluso como el que décadas atrás capitalizara el tabaco, la adicción y el cáncer. Médicos, investigadores, epidemiólogos no se pusieron de acuerdo sobre los ulteriores efectos del glifosato.
Por si fuera poco, en septiembre de 2017 la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU echó más leña al fuego y más humo negro. Un estudio reciente llegaba a la conclusión de que el glisofato no fuera cancerígeno para los humanos. A este estudio se aferró la defensa de Monsanto para echar po0r tierra el estudio de 2015 de la OMS en el que Johnson fundamentó su demanda.
El jurado del Tribunal Superior de San Francisco deliberó durante tres días y la juez, Suzanne Ramos Bolanos, destacó en su veredicto que Monsanto había omitido advertir a Johnson y otros consumidores sobre los riesgos de cáncer que tenían sus herbicidas, en consecuencia «actuando con malicia».
Los miembros del jurado tuvieron por primera vez acceso a documentos internos de la compañía «que demostraban que Monsanto sabía desde hacía décadas que el glifosato, y específicamente Roundup, podrían causar cáncer».
El abogado Brent Wisner afirmó que el veredicto puede «cambiar el mundo». Más de 5.000 personas que podrían ir a juicio. Monsanto apelará el veredicto. «La decisión de hoy no cambia que más de 800 estudios y revisiones científicas respalden el hecho de que el glifosato no causa cáncer y no causó el cáncer del señor Johnson». Es una repitición de aquella decla ración de los principales productores de tabaco en la que aseguraban hace dos décadas estar convencidos de que el tabaco no creaba adicción.