No es la primera vez que la agencia de noticias rusa RIA Novosti propaga algún alegato de patriotismo hemoglobínico. El 23 de febrero anunció la conquista total de toda Ucrania por las fuerzas rusas. Titulaba su despacho “Ucrania ha regresado a Rusia”. El autor del texto, el columnista de Sputnik Peter Akopov, afirmaba que Rusia había “restaurando su plenitud histórica”. Al de unas horas, el triunfal editorial era borrado del caché. El 3 de abril, las aguas sucias de las intenciones rusas volvían a correr. RIA Novosti publicaba un despacho que, esta vez, cobraba aire de más notoriedad, pues no fue retirado. Mientras los proclives intelectuales y ciertos políticos occidentales abogan por la diplomacia y las «legítimas» ambiciones rusas camuflando con denuedo el ocre fin del expansionismo, el despacho firmado por Timofei Sergueitsev describe el originario plan de solución final para Ucrania que tenía o siguen teniendo en mente Putin y la cúpula del Estado ruso. En España destapó este sanguinolento proyecto la periodista Pilar Bonet en El País siete días después, el 10 de abril.
El titular del despacho de RIA Novosti es Qué debe hacer Rusia con Ucrania. Sergueitsev afirma que “la desnazificación” de Ucrania pasó por fin “a la práctica”, siendo necesaria “cuando una importante parte de la sociedad –posiblemente su mayoría– ha sido dominada y atraída a su política por el régimen nazi”. La desnazificación la llevará a cabo “un órgano permamente especial” creado para 25 años. El fin es erradicar el vestigio ucraniano de un territorio “históricamente ruso”. Ese territorio sería segregado en repúblicas populares leales a Moscú, donde “las autoridades desnazificadoras” impartirían los castigos necesarios para que la población ucraniana “expiara las culpas” por su hostil actitud hacia Rusia.
La desnazificación serán “el conjunto de actividades en relación a la masa de la población nazificada, que técnicamente no puede ser sometida a castigo directo como criminales de guerra”. Continúa: “los nazis que han tomado las armas deben ser aniquilados al máximo en el campo de batalla. No hay que diferenciar sustancialmente entre las fuerzas armadas de Ucrania, los llamados batallones nacionales, y los que se han unido a estos dos tipos de formaciones militares en defensa territorial”. Es preciso “la depuración total”. Precisa: “además de la cúpula, es culpable una importante parte de las masas que son nazis pasivos o cómplices del nazismo. Apoyaron y se entregaron al poder nazi”.
“El castigo justo” para esta población “es soportar las inevitables cargas de una guerra justa contra el sistema nazi”. La “reeducación” de las masas se hará “mediante la represión ideológica” y una “severa censura, política, cultural y educativa”.