El 26 de Mayo a las 13:00h era detenido el periodista de UKBERRI, I.F.M, conocido en los barrios de Algorta y Romo, en Getxo (Bizkaia), acusado por la Ertzaintza de participar en los destrozos producidos en Bilbao con motivo de la visita de la troika. Un agente cree haberle visto aquel 3 de marzo a «diez metros» de distancia. I.F.M, tiene 45 años, asegura ni siquiera estar en Bilbao el día de autos. La operación policial viene acompañada de la detención de un menor en Donosti y otro en Bilbao.

Entre sus vecinos y los profesionales próximos, la detención de I.F.M. ha causado sorpresa. Puede que sea algo más lamentable. Es práctica policial habitual el tiro al bulto, y estas detenciones – uno muy menor y otro ya muy mayor – cumplen el canon. La identidad del acusado – tan solo eso – fue con nombre y apellidos aireado por algunos medios, sin siquiera anteceder el «presuntamente». Esto permite cerrar el círculo de las sospechas: una acusación cuanto menos endeble y una firmeza mediática proveniente de la propia filtración policial corroboran el descubierto policial: la verdad es su reverso.
La celeridad de la ertzaintza, sobre la que recae recobrar credibilidad de ley o orden perdidos, dispensa una aureola de comedia de corral. Agobiado cuerpo es este. Tras la muerte de Iñigo Cabacas a manos de un ertzaintza hace dos años, la esencia del cuerpo policial se encuentra en una encrucijada que obliga al gobierno a plantear una policia «de proximidad». Pero también de eficacia tras las sucesos acaecidos por la visita de la troika a Bilbao.
El silencio profesional, en concreto del colegio y la asociacón de periodistas vascos, es ya un titular. El astigmatismo profesional hace tanto tiempo que es ceguera. I.F.M. ha sido puesto en libertad con cargos por el juez de Instrucción nº 8 de Bilbao. Con los mimbres de la acusación, a los ilustres órganos profesionales les envuelve una neblina de sospecha. El final de este culebrón se verá en breve. Lo seguiremos.
A bestar donde hoy está él- .