Nueva vuelta de tuerca de Aleix Saló, que sigue consolidando su peculiar estilo de autor. Europesadilla es el último eslabón hasta la fecha de una evolución muy sólida y coherente al integrar toda su obra. Este nuevo trabajo amplía las miras de las anteriores, Españistán y Simiocracia, en el alcance geográfico, en el alcance histórico y sobre todo en el alcance analítico. Aleix Saló sigue apostando por el modelo gráfico y comunicativo que estableció en Simiocracia, por lo que no hago más comentarios a este respecto [1]. Tan solo obervar que Europesadilla, una vez más, no es un comic sino otra cosa.
Europesadilla arranca con un ameno repaso humanístico cuyo foco cubre 4.500 años sin perder de vista a las actuales Europa, Asia y Africa [2]. La intención de esta parte es demostrar que los centros de poder (sobre todo económico y político-militar) se desplazan ostensiblemente de un lugar a otro cuando se aplica una escala suficientemente grande en las coordenadas geográfica e histórica. Un ejercicio que, aunque evidente al verlo, no está ni remotamente incluído en el acerbo del llamado Bloque Occidental. Veamos un ejemplo (tomado del propio trabajo de Saló): al mismo tiempo que en Europa se erigía el Stonhenge como reto arquitectónica cumbre, en Asia los sumerios levantaban el Zigurat de Ur, de 30 metros de altura, mientras que en Africa los egipcios ya tenían terminada la única de las 7 maravillas del mundo antiguo que aún pervive, la Gran Pirámide de Gizeh, de 146 metros de altura. Es decir, Africa aventajaba sobradamente en tecnología y recursos a los otros continentes. Teniendo en cuenta que la educación que recibimos está virtualmente anclada en el concepto de la supremacía de la «raza blanca» (aunque eso sí, tolerante hacia las razas menos afortunadas, que quede claro) este ejemplo sirve para despertar conciencias casi en la misma línea que supone pasar de la teoría geocéntrica a la heliocéntrica. Dicho de otra manera, cuanto más lejos miremos, mejor entenderemos nuestro entorno.
Pero ésto no es más que una obviedad (aunque a veces las obviedades son lo que más cuesta percibir) y ocupa una parte pequeña de las páginas del libro. Es tan solo una especie de calentamiento intelectual con el objeto de situar al lector sobre la posición de Europa al comienzo del segundo milenio, de cara a lo que viene a continuación: una descripción en tres ejes de las circunstancias en las que Europa entró en el tercer milenio, plenamente imbuida en un proceso económico globalizado. Estos ejes, o impactos como Saló los llama en su ensayo, son: el final de la hegemonía norteamericana (notablemente tocada tras el atentado del 11-S contra el World Trade Center); el debate sobre la Deuda Externa y la deslocalización de las industrias en pos de mano de obra barata en el Tercer Mundo; y el establecemiento de la moneda única (el euro), la estructura política de la Unión Europea y el intento de homogeneización de las economías de los Estados Miembros.
El análisis de estos impactos es honesto y objetivo. En un ambiente como el actual, en el que resulta extremadamente fácil caer en subjetividades y lugares comunes, Saló logra mantener un prurito de imparcialidad francamente estimable. Esta imparcialidad se aprecia especialmente al hablar de la división entre los países componentes de la «Europa Septentrional» y los de la «Europa Meridional» y sus respectivas idiosincrasias: «la Europa reflexiva, práctica y previsora, cansada de contribuir con su dinero pero beneficiada por encontrarse al mando, frente a la Europa temperamental, desprendida y apasionada, harta de seguir órdenes ajenas pero consciente de su incapacidad para sobrevivir sola«. Y alcanza su cota máxima en el tratamiento a la figura de Angela Merkel[4], la canciller alemana, cuyas ideas y acciones son tan denostadas en nuestro país.
Como decía al principio, este nuevo volumen de Aleix Saló continúa en la línea de desvincularse poco a poco de los cómics. El texto es ya absolutamente predominante sobre las ilustraciones , aún más que en Simiocracia. Pero el caso es que su método funciona: hace que un texto que, por si solo podría resultar muy árido, se vuelva ágil y chispeante [3]. Sin duda, no creará un nuevo estilo de comic pero quizá si lo haga como un estilo de ensayo.
En resumen, otra joya de este joven autor que parece haber adquirido los hábitos de Woody Allen y nos obsequia con una obra por año. A ver qué nos saca para el que viene… y a tenor de su locuaz defensa de que «nada es para siempre», estoy seguro de que volverá a desmarcarse con algo sorprendente.
[1] Para no repetirme, mejor dirijo al lector a la reseña de Simiocracia en Revista Hincapié para que pueda ver lo que ya escribí sobre la solución gráfica de Saló.
[2] Al leer este nuevo trabajo, no puedo evitar preguntarme cuánto debe Aleix Saló a Juan Eslava Galán (u otros autores de estilo similar) en la composición de su tesis. Efectivamente, la última vez que vi un ejercicio parecido fue en el excelente trabajo «Historia de España contada para escépticos», de este último autor. Por favor, tómese este comentario como un cumplido, puesto que soy ferviente admirador de la obra de Eslava Galán.
[3] Mi hija Helena leyó Simiocracia cuando tenía 15 años y le gustó tanto que me pidió permiso para prestárselo a sus amigas e incluso promovió un debate escolar sobre el tema. Estoy seguro de que el texto puro, sin las ilustraciones, no habría causado el mismo efecto a pesar de ser el verdadero valor del libro
[4] Angela Merkel es física y política alemana que desempeña las funciones de canciller de su país desde 2005.