Giangiacomo Feltrinelli es para los servicios secretos italianos en los años 60 lo que Castro para la CIA. Nacido en la aristocracia burguesa de principios de silo XX, herededo de un imperio industrial vastísimo. Giangiacomo aprendió de los sirvientes la existencia de la clase trabajadora que tiene que someterse para llegar a fín de mes. Precoz, muy joven su inclinación política arrima al partido Comunista italiano, gran referente del posible cambio inconcluso en el siglo anterior que se anhela en Italia tras la segunda gran guerra. El afán por documentar y adquirir de bibliotecas particulares los materiales originales de los pensadores revolucionarios, desde Marx a Lenin, lleva a Giangiacomo Feltrinelli al mundo editorial, para convertirse en un innovador, autor de las librerías modernas tal como las conocemos hoy en día. A él se debe la publicación en Occidente y en el resto del mundo de la novela del sin igual Boris Pasternak, Doctor Zhivago. La aventura de esta publicación, lastrada por las piezas de un ajedrez que contra él se mueven y contra un indefenso Pasternak, movidas por un Kremlin estalianiano haciendo danzar a su antojo al partido comunista italiano, marcan el frontal aunque progresivo distanciamiento de Giangiacomo con el partido. La revolución toma para él desde entonces la imperiosa necesidad de autodefenderse de un inminente golpe ultra en Italia. Integrante de la red armada y clandestina de los Grupos Armados partisanos (GAP), Feltrinelli, perseguido y clandestino desde 1969 tras un atentado cometido por la ultraderecha italiana, morirá al poner en Milán una bomba en un poste eléctrico en 1972. Su apasionante biografía redactada por su hijo Carlo tras recopilar documentos secretos y cartas, ha sido publicada por Anagrama.
Sombrío. Temeroso de las amistades y adhesiones que a él se acercaban por su dinero. La del Partido Comunista Italiano fue la principal de ellas. Sin sus millones, cuantiosos proyectos editoriales del partido no habrían salido adelante. Giangiacomo Feltrinelli dejó muy pronto de ser un izquierdista caviar. Cuando su dinero aún hacía falta, decidió implicarse él mismo en una lucha, la armada, en la que sería una pieza sobrante.
Oveja negra de una de las familias más adinerdas de Italia que fue conspicuamente fiel al Duce y que la guerra fría garantizaría un futuro seguro solo zarandeado por las convulsiones del desarrollo capitalista y la desafección social en Italia. Giangiacomo Feltrinelli acabó siendo la oveja negra del partico comunista al que se afilia a finales d elos años 40.Y su vida acabó siendo el mejor argumento que podría incluir cualquier libro: Bolivia, Uruguay; 1967. Giangiacomo está en el país donde El Ché ha sido capturado. También entre rejas. Al ser liberado, ofrece un suma astronómica en millones de dólares por el Ché.
La biografía de Feltrrinelli reconstruída magistralemnte por su hijo Carlo explica la Italia de los dos últimos siglos: el papel óxidoso del Partido comunista en el apuntalamiento de una democracia descascarillada. Y esta tesis, constatada por Carlo Feltrinelli es la que expusiera allá en 1973, un año después de la muerte de Giangiacomo, en un falso opúsculo el situacionista Gianfranco Sanguinetti. Pero como un eterno dejá vu, hay signos reconocibles entre aquella época y la nuestra: las aspiraciones a gobernar el caos del sistema de aquel PCI, y las alternativas peronistas de izquierda y centro que han surgido en España en los últimos años. Salvo que no hay Giangiacomos ni en uno ni otro país.
Para Giangiacomo Feltrinelli, Cuba era la brújula de la experiencia socialista. Tras diversos viajes a la isla durante los años 60 y entrevistas con Fidel, de quien desea publicar sus memorias, anota:
«estas y otras declaraciones igual de simplistas y llenas de virilidad con respecto a la literatura y a las artes en general, típicas de un casi insoportable puritanismo, junto a una profunda ignorancia de los problemas sexuales y psicológicos, etnológicos y sociológicos que determinana las costumbres sexuales y el desarrollo de las artes, confirmana la impresión de rigidez tanto en lo que respectaal problema cultural como al moral. (…) Fidel está cada vez más interesado en los problemas militares (libros sobre batallas, películas bélicas) por los que muestra un entusiasmo casi adolescente«
Las hienas
El rastro por el avatar editor de Giangiacomo se detiene primeramente en 1957. A través de un enlace del partido comunista italiano, a Feltrinelli llega el manuscrito del escritor Boris Pasternak, Doctor Zhivago. Las editoriales soviéticas muestran una diletante inclinación a su publicación. La Unión de escritores, guardiana de la pureza del Estado y representanda por las hienas «sazonadas con sirope», Alexei Surkov y Dimitri Polikarpov, se proponen evitar la publicación de una obra que muestra a Rusia tal como es en su trágica ensoñación de no haber alcanzado una revolución liberadora. El manuscrito llega a Giangiacomo y entre este y Pasternak se establece una correspondencia que merece ser incluída en los anales de la literatura. Las maniobras en las que se embarca el Kremlin, utilizando a los obedientes esbirros del partido comunista italiano, para demorar e impedir la publicación de Doctor Zhivago aceleran, por el contrario, su aparición en Occidente. Pasternak rehúsa a cualquier remuneración; acepta el riesgo, aún a su entera costa, como sucederá: su deseo es que la obra, llena de luz, vea la luz, mientras sobre él se cierne la oscuridad que proyecta el estado y sus adláteres. Tras el éxito de Doctor Zhivago y la muerte de Pasternak, serán su segunda esposa y la hija de esta quienes paguen las consecuencias siendo enviadas a campos de trabajo durante años por recibir los derechos de Pasternak.
Como una bestia acorrala, estoy separado de mis amigos, de la libertad, del sol.
Pero los cazadores van ganando terreno,
y ya no tengo a dònde huir.
B.P.
La caza
12 de diciembre de 1969. Piazza Fontana de Milán, 16:36. 16 muertos y 68 heridos en la Banca Nazionale dell´ Agricultura. El 14, el comisario Allegra solicita una orden para registrar las oficinas y la casa de Giangiacomo Feltrinelli. Se inicia «la caza». El 15 de diciembre, el ferroviario anarquista Giuseppe Penelli, retenido ilegalmente desde hace 3 días, cae desde el cuarto piso de la jefatura de policía de Milán. ¿Muerte accidental de un anarquista? Feltrinelli se entera del atentado en la Piazza Fontana por la radio. Está en su residencia de Oberhof. El 13 conduce a toda velocidad dirección a Milán. Solo tiene dos opciones. La suerte sobre él está echada. Se suceden las cartas de Giangiacomo a su hijito Carlo desde una clandestinidad no tan autoelegida. Hoy se sabe que el atentado de la Piazza fue cometido por la ultraderecha italiana. Feltrinelli lo sabe. Teme la involución golpista desde hace años y da el paso integrándose en un artesano grupo armado, más anárquicio que otra cosa, el Grupo Armado Partisano, GAP. Giangiacomo es a partir de entonces «Osvaldo». Lobo solitario. Para infortunio de la policía, los servicios secretos y el Estado, Giangiacomo no será cazado. Una bomba colocada bajo un poste eléctrico – y he aquí el sustancial objeto del atentado: el moloc desarrollado del progreso italiano-, acaba con su vida.
Senior Service, la biografía de Giangocomo Feltrinelli, editada en este 2016 por Anagrama es una obra de arte, una gema en la que reflejarnos por carambola y preguntarnos por el sentido de la vida del ser humano.