No siempre que sucede lo mismo, ocurre igual. Hace un mes, el concejal de Hacienda, del PNV en Getxo, Bizkaia, Inaxio Uriarte Gorostiaga, se enfrentó a la alcaldesa, Amaia Agirre – nieta del Lehendakari Agirre – a cuenta de la irregular prórroga del secretario municipal. El secretario cumple la edad legal de jubilarse. Pero el ayuntamiento está inmerso en la tramitación del nuevo Plan de Ordenación Urbanística que prevé una sustanciosa y rechazada operación en plusvalías de 5.000 nuevas viviendas, con 200 familias afectadas por derribos en favor de promociones a cargo de inmobiliarias y magnates como Viviendas de Vizcaya, Black Rock, FCC, Viuda de Sainz o Florentino Pérez. Para el Ayuntamiento es fundamental mantener al secretario municipal. Las asociaciones vecinales e inmobiliarias van a presentar batalla legal contra el plan. Unas porque el plan arrasa casas, terrenos y suelo municipal: los otros. porque arrasa poco. Y solo el secretario, según el criterio de la alcaldesa, es capaz de defender en los tribunales de lo Contencioso el desmesurado y jugoso plan urbanístico.
No es que el secretario, Don Ignacio Etxebarria Etxeita, sea docto en éxitos. Pero como secretario, es el verdadero alcalde. Nada puede ejecutarse sin su firma. Los alcaldes, como decía Balzac refiriéndose a los políticos frente a la policía, son efímeros; los secretarios, como los gendarmes, eternos.
La oposición del concejal Inaxio Uriarte a tal medida ha tenido una consecuencia inmediata. Un mes después, se ha filtrado que él y su pareja, Irantzu Uriarte Gómez, también concejal con responsabilidad en el equipo de gobierno municipal, forman parte de una cooperativa responsable de haber derribado un edificio protegido en un solar destinado a levantar viviendas de más de un millón de euros.
La filtración del escandaloso derribo se ha llevado a cabo a través de un medio digital que hace las veces de portavoz del Partido Popular de Getxo. El origen, en apariencia, está en la denuncia de los propios vecinos. El derribo se llevó a cabo en marzo de 2024
Según publica naiz.eus, en su declaración de bienes e intereses, en setiembre de 2023, el concejal Inaxio Uriarte Gómez informó de su participación en una cooperativa de viviendas por valor de 165.025 euros. Su pareja, Irantzu uriarte no hizo mención alguna.
Este escándalo sucede al que hace ocho años afectara al entonces concejal de deportes, Álvaro González, hoy concejal de contratación del ayuntamiento. González violó la ley de contratación pública al designar, firmar y decretar el contrato de las colonias de verano a una empresa propiedad de su cuñada y de su esposa, Pinpoil Ocio S.L., que ha protagonizado sucesivos escándalos. Los contratos a su cuñada ascendieron a 600.000 euros. La agrupación GUK, sin contar con el apoyo de ningún partido llevó la prórroga del contrato a los tribunales, consiguiendo su anulación por irregular.
El concejal Álvaro González es hoy el encargado de sacar adelante el nuevo y suculento Plan de ordenación urbana. Mientras los escándalos en Getxo se suceden, llama la atención que las únicas denuncias por irregularidades las hayan efectuado colectivos vecinales. La última, la asociación Azkorri Bizirik que ha ganado el contencioso contra el ayuntamiento por una rotonda que ha invadido en Azkorri zona reservada a parque natural.
El nuevo escándalo del edificio derribado por una cooperativa participada por dos concejales del partido en el poder en Getxo, muestra la sensación de normalidad y connivencia cotidiana con la arbitrariedad. El nuevo plan urbano permitirá al Batzoki del PNV de Algorta recalificar su patio catalogado como equipamiento – es el patio de una escuela adyacente – . Pasará a ser urbano. El PNV de Algorta prevé vender ese patio para la construcción de 17 viviendas de lujo en mitad de Algorta.
Desde mediados de los años 90, las hectáreas del cinturón rural y de bosque de Getxo son codiciadas por las grandes constructoras vascas y de fuera. A principios de esa década compraron suelo a precio de saldo a baserritaras y propietarios rurales en dificultades. Fueron pacientes. Pretendían reintegrar plusvalías en 2008 con el plan que abanderaba el PNV local e Izquierda unida. El barrio rural desaparecía para levantar la friolera de 8.000 viviendas. Multipliquen una media de 40 millones de pesetas por vivienda. 320.000 millones de pesetas. 1.290 millones de euros a repartir. Este mes el PNV de Getxo, con los votos de PSE y PP va a sacar adelante un Plan general de ordenación solo con la mitad de viviendas, y por tanto de plusvalías. Solo 960 millones. Pero con el mismo número de damnificados y víctimas. Money talks, crimen walks.
Las maniobras políticas corren en todas direcciones. Dos acontecimientos. El primero: el Partido Popular ha dado el visto bueno al Plan General a cambio de superfluas modificaciones – hay rumores de que el acuerdo entre ambos partidos es de 2023, al inicio de la legislatura, y contempla la ancha e inusual retribución de todos sus concejales –. El silencio de Bildu y de Podemos, junto a la connivencia del PSE, parecen cerrar el círculo partidista en Getxo.
Mientras las miradas se dirigen a la constructora Biurban, responsable del derribo, el escenario y sus protagonistas ofrecen un panorama más amplio. Por ejemplo, el peculiar equipo de redacción del PGOU, del que hablaremos en siguientes ocasiones. Ha diseñado derruir, bajo el mandato político de sus superiores, 200 viviendas. Esas 200 familias entorpecen, por situar desde hace solo 60 años su casa o caserío en un lugar codiciado, «la joya urbanística» que posibilitará 960 millones de euros. Este es el escándalo que va a acabar en los tribunales. El Plan afectará directamente a 9.000 personas que viven en las cuencas de los ríos saturados por la colmatación urbana de sus vegas – ríos Kandelu y Gobelas -. Suponen más de la mitad de lo votos que obtuvo el PNV en las últimas elecciones municipales. Es el rodillo que lleva funcionando en el municipio de Getxo de manera consuetudinaria, gracias a los pactos políticos que todos los grupos de diferentes tendencias han hecho con el partido siempre en el poder. Hasta ahora.