Hoy, al salir a la calle con una sonrisa estereotipada, he recibido la llamada de un destello blanco en la ranura oscura del buzón. Hoy hay resplandores vivos, ráfagas de luz que hacen vislumbrar las alas blancas de una paloma transfigurada en carta, con la pretensión de alguna alegría desconocida enjaulada. Abro el buzón. Volvemos a estar en tiempo de elecciones. Son, después de destripar los sobres, dos cartas de distinto tamaño con las listas de los candidatos de PSOE y de SUMAR, a las elecciones generales del 23 de julio. No miro la columna de nombres que despachurran el incólume fondo del papel blanco para la elección de diputados. En lo que sí me fijo, con unos ojitos que destilan queroseno, gota a gota, a una temperatura entre 190 y 260 º C, es en la cabecera de la cuartilla que se repite en el frontal del abierto sobre. Debajo de las iniciales del partido, un corazoncito porfía en sus movimientos de sístole y diástole, por lograr un propósito: VOTADME, VOTADME. No voy a molestar, tampoco a importunar con impertinencias y pesadez; pero, ¿Dónde el puño, dónde el puño y la rosa? ¿es una evolución inevitable hacia el simbolismo rosa de los vientos y sus 32 rumbos?
Esto de la política está culminando en ese astro que ocupó el punto más alto a que puede llegar sobre el horizonte. De todas las maneras, es importante saber qué gobierno tendremos los próximos 4 años. ¿Gobierno? “La autoridad invisible es mucho más efectiva que la autoridad manifiesta, puesto que no se llega a sospechar jamás la existencia de las órdenes que de ella emanan y que deben ser cumplidas”. Erich Fromm. ¿Se puede hacer política sin partidos, se puede tener partidos sin que estos hagan política? Ahí lo dejo; solo falta la tercera pata del silogismo para resolver el argumento cornuto. Pero hablemos del sexo: hoy que se puede hacer sin reproducción y engendrar sin sexo, cualquier cosa es posible porque la actualidad entraña posibilidad.
No quiero molestar, pero diré lo que se me pasó por la cabeza cuando vi el corazoncito rojo debajo de las iniciales rojas del Partido Socialista Obrero Español. Les chantajearé, les propondré un delito de cohecho en toda regla ofreciéndoles mi voto si me subscriben, gratuitamente, durante el tiempo que dure su legislación, ¡eh! (primera interjección) a la revista ¡HOLA! (segunda interjección).
Y qué decir de SUMAR. ¿Hacen las cosas de manera diferente? Espero que sí. Siempre es bueno intentarlo para fracasar mejor (dixit Beckett); aunque me da mala espina ver a Yolanda Díaz, en el papelito de VOTADME, posar con encanto sensual que fascina, después de salir de algún salón de belleza, y darse el postín de una Anne Igartiburu, ¡uf! (tercera interjección). ¿No será que la presencia-porte-apariencia-figura- semblante-mirada-sonrisa, en fin, encanto, tiene el gancho que antes tenía la política de reflexión, sustituida por la política espectacular en función de las impresiones?; lo que nos lleva a explicar en parte, las veleidades del votante y de sus opiniones inconstantes. Gilles Lipovetski denuncia que “hipnotizados por los líderes estrella, engañados por los juegos de imágenes personalizadas, el pueblo ciudadano asiste como espectador pasivo. La política espectáculo enmascara los problemas de fondo, sustituye los programas por el encanto de la personalidad”, ¡oh! ¡ah! (cuarta y quinta interjección).
Sin más dilación me dirijo a la sede del PSOE-PSE. Primero pasaré por la de SUMAR, que la tengo a la vuelta de la esquina. Les diré que me gusta el contraste de los cuatro botoncitos negros que destacan en la manga izquierda de la chaqueta blanca de Yolanda.