
Pudiera ser que la crónica de Martín Ibarrola, La selva herida, (Pepitas de calabaza 2022), hubiese sido escrita por Jack London, pero no es así. Pudiera ser que los parajes en las riberas amazónicas de Madre de Dios tuvieran la misma fiebre de codicia, violencia y devastación que los crudos relatos londonianos. Y eso si es así. Martín Ibarrola emprende viaje sin tiempo ni espacio concretos porque la inmensidad amazónica lo absorbe todo, por el rio Madre de Dios, de 1.500 kilómetros de longitud, buscando las huellas del conquistador español Maldonado. Y la inmensidad de ese viaje clarividente unas veces y oscuro otras, como describe Conrad en su En el corazón de las tinieblas, permite descubrir cómo la decadencia de la codicia convive con la ingenuidad prosaica de pueblos que aún no saben del hombre blanco; cómo la Amazonía peruana es una inmensa constelación de deltas de corrupción, avaricia, trata de mujeres, tala ilegal de madera y tráfico de droga. Y este descubrimiento tiene su origen en el propio motivo por el que el periodista Martín Ibarrola emprende el viaje por el rio Madre de Dios, en la Amazonía oriental peruana. El conquistador español Juan Álvarez de Maldonado persiguió en 1568 por estas infinitas cuencas el mito que se convirtió en fiebre histórica, el delirio que acabó en leyenda: el reino de oro del Paititi, donde se habrían refugiado algunos incas tras la llegada de los conquistadores españoles.
Si la fiebre del oro acabó con la vida del malogrado Maldonado, hoy es el vértice místico sobre el que gira la vida en la no tan idílica Amazonía. Todos los protagonistas con los que se cruza en su travesía Martín Ibarrola forman parte del infiernillo del progreso: desde madres que buscan a sus hijas desaparecidas caídas en alguna red de trata, truhanes, protectores de las tierras indígenas, fiscales honradas y fiscales compradas.

La selva herida ganó en 2022 el premio de no ficción que Bodegas Olarra y el Café Bretón de Logroño organizan cada año en colaboración con la editorial Pepitas de calabaza. Esta crónica se añade al elenco de nuevas crónicas que Pepitas de calabaza viene publicando en los últimos años, recuperando un género esencial pero abandonado por el periodismo. Y lo que no es menor, pone en los escaparates y los estantes de las librerías, en las bibliotecas o en las facultades de Ciencias de la información a nuevos escritores y periodistas. Porque las editoriales con mucho peso han copado el género de la crónica o el reportaje literario de firmas que son una institución luminosa aún, pero dando vueltas sobre sí mismas. El libro de Martín Ibarrola entra perfectamente en el género de la crónica latinoamericana, una categoría quizá artificial pero que permite clasificar a esos libros que trascienden su propia narración para explicar más allá de un país y una época.
La selva herida. Martín Ibarrola. Pepitas de calabaza, 2022. 288 páginas. 17,90 euros.