Existen, entre los navegantes, varios viajes legendarios encabezados sin duda por el de Odiseo Laertíada, recogido en la obra homónima de Homero, y que llevó al héroe de la Guerra de Troya desde las ruinas aún humeantes de la orgullosa Ilión hasta su hogar natal en Itaca. A menudo se menciona la larguísima duración de dicho viaje, nada menos que diez años, durante los cuales su hijo Telémaco creció hasta convertirse en un hombre y su esposa, la paciente Penélope, tuvo que inventar todo tipo de artimañas para defender el patrimonio familiar frente la horda de pretendientes que ansiaban heredar el sustancioso legado del rey «fecundo en ardides».
Y no es de extrañar la sorpresa; después de todo, incluso el velero más lento, y con un promedio razonable de Stwd viento en contra, podría hacer la travesía más o menos reconocida por los arqueólogos en menos de dos meses. ¿Por qué demorarse diez años entonces? La mejor respuesta es, sin duda, disfrutar con la lectura de la Odisea pero aquí va un pequeño adelanto: siete de esos diez años se esfumaron en retozar con la diosa Calypso tras naufragar en las playas de la isla de Ogigia[1]. Y no fueron más porque Atenea, quien probablemente se acabó apiadando (no demasiado pronto, habría que añadir) de la abnegada Penélope y rogó a Zeus que pusiera un poco de orden en el corral concluyendo con el retorno de Odiseo al mar después de haber engendrado nada menos que cuatro hijos[2].
Dejando aparte la cuestión de las infidelidades de los héroes (otro día hablaremos de las golferías de los caballeros del Ciclo Artúrico, que también dan bastante juego para un interesante debate moral), es como para preguntarse qué tenía Ogigia de especial que retuvo tanto tiempo a un hombre enfocado en regresar a casa. Si damos crédito a las leyendas locales, Ogigia es la isla de Gozo, al noroeste de Malta, un pequeño paraíso en mitad del Mediterráneo con apenas 30.000 habitantes y un historial de asentamiento humano que se remonta al menos al año 5.000 a. C.
La morada de Calypso estaba, según algunos autores, junto a la actual localidad de Marsalforn, en la costa norte, con vistas a la preciosa playita de Ramla Bay, de brillante arena amarilla. La visita bien vale la pena porque el entorno es ciertamente bello (se puede pasar en ferry desde Malta y alquilar un ciclomotor, o una bicicleta si se está en buena forma) ahora bien, volvamos a la pregunta original ¿realmente es como para quedarse 7 años?
La gruta hoy día ya no es más que un agujero en las rocas; desgraciadamente, las paredes de caliza se desmoronan con facilidad y el Cheap Evening Dresses tiempo no ha pasado en balde. Sin embargo, la descripción que nos da Homero especifica que «al llegar allí, hasta un inmortal se hubiera admirado, sintiendo que se le alegraba el corazón«. Un comentario que sin duda hace justicia al panorama que se contempla desde la entrada de la cueva. Si además contamos con el amor de una diosa «con quienes las mortales no pueden competir ni por su cuerpo ni por su belleza» es de justicia confesar que la tentación es muy fuerte, quizá no para un héroe felizmente casado pero para un solterón vagabundo…. ¡¡sin duda alguna!!
[1] En realidad la Odisea no menciona cuántos años permaneció Odiseo con Calypso pero siete es la cifra en la que los estudiosos del mito parecen coincidir.
[2]De nuevo, estos datos no se mencionan en el texto de la Odisea y pertenecen a la imaginería popular. De acuerdo con Homero, Atenea se apiadó de Odiseo quien lloraba al borde del mar suspirando por volver a casa, lo que de todas formas no le impedía, según el texto original, «hallar contentamiento en el amor con la Diosa». Los lectores que quieran saber más pueden hallar todo el pasaje referido a su relación Calypso en el Canto V – La balsa de Odiseo