• FLASH
  • REPORTAJES
  • TROTAMUNDOS
  • MIRADAS
    • a las letras
    • al cómic
    • al cine
    • al documental
  • EXPERIENCIAS
  • BARATARIA
  • Último libro de Ahoztar Zelaieta
  • INVESTIGACION
Revista Hincapie
Menu
  • FLASH
  • REPORTAJES
  • TROTAMUNDOS
  • MIRADAS
    • a las letras
    • al cómic
    • al cine
    • al documental
  • EXPERIENCIAS
  • BARATARIA
  • Último libro de Ahoztar Zelaieta
  • INVESTIGACION
 › En carrusel › Experiencias › La guerra permanente

La guerra permanente

Juanma Agulles 10 febrero, 2022     Comment Closed    

Probablemente casi nadie recordará ya aquellas fantásticas ruedas de prensa diarias, durante el confinamiento de 2020, en las que el ínclito Fernando Simón aparecía acompañado por unos señores uniformados, muy serios ellos, que representaban a las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y la Guardia Civil.

La escenificación, que recordaba a las juntas militares golpistas, no pareció inquietar demasiado a las izquierdas, seguramente porque eran precisamente aquellos que decían representarlas —los artífices del «gobierno más progresista de la historia»— quienes decidieron orquestarlas así.

Cabe suponer que aquellos señores uniformados, plagados de condecoraciones e insignias, no pensaban que en caso de no funcionar las medidas sanitarias tendrían que combatir el virus a cañonazos, sino que su presencia allí estaba justificada por razones bien distintas. Uno de ellos, el general de la Guardia Civil José Manuel Santiago, lo dejó bien claro al explicar que sus funciones eran «evitar el estrés social» que podían producir los «bulos» y «minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno». Cuando le llovieron los capones por decir lo que, por otro lado, todo el mundo sabía o podía sospechar, tuvo que salir al quite y recordar que «en la lucha contra la pandemia, lo importante son las personas, no hay ideologías [sic]» y que «todos somos un equipo». Le faltó apelar al cholismo y decir que en lo referido a la represión y al control de la población también era cuestión de ir «partido a partido».

Finalmente, alguien debió de pensar que la cosa se estaba yendo de madre y, a finales de abril, relegaron a los uniformados a un prudente segundo plano para evitar su sobreexposición al escrutinio público.

Desde el inicio, presentar la pandemia como si se tratase de una guerra tenía dos ventajas para quienes ostentaban la responsabilidad de organizarnos la vida: primero, podía apelarse a la emotividad patriótica, aplaudir cada tarde a los «héroes de la primera línea de fuego» y asistir al recuento de bajas como si estas no tuviesen responsables directos en aquellos que habían estado saqueando la sanidad pública durante décadas y que mantenían encerrados en condiciones inhumanas a los ancianos en las residencias donde murieron en masa; y, segundo, la concentración de poder y el mando único, junto a la suspensión de derechos fundamentales y el encierro indiscriminado, podían defenderse por medios represivos, inéditos en democracia, que serían justificados por una gran parte de la población.

Pero si se trataba de una guerra, no era una guerra convencional. La capacidad de un virus para negociar un armisticio es, como se sabe, muy limitada. ¿Hacia qué combate se dirigía en realidad aquella movilización bélica? Fundamentalmente, hacia una guerra permanente de carácter civil que pretendía conseguir —y hay que decir que en gran medida ha conseguido— la obediencia y la división social entre leales y traidores a la causa. El objetivo prioritario fueron los «asintomáticos», después los «negacionistas», más tarde los «antivacunas». Los decretos de estados de excepción encubiertos, los toques de queda y las leyes de apartheid sanitario contra las personas no vacunadas han seguido punto por punto las tendencias más arraigadas en las llamadas políticas de tolerancia cero, reforzando la idea de un enemigo interno cuyo combate facultaría cualquier tipo de actuación.

Para que no quede ninguna duda respecto a las prioridades de aquellos que nos gobiernan, el pasado verano, la Segunda Compañía de la Bandera Millán Astray de la Legión española se entrenó en control de masas, dispersión de tumultos, técnicas de detención, defensa personal y algo llamado «Sanidad Táctica Operativa», con el asesoramiento de Policía Nacional y Guardia Civil[1]. Como se ve, los uniformados siguen a lo suyo con el beneplácito del «gobierno más progresista de la historia», aunque ya no salgan en televisión.

Si para el Estado el enemigo más temible es la desobediencia de la población a la que pretende administrar. Para el capitalismo, el mismo crecimiento económico se ha convertido en un obstáculo insalvable para el crecimiento futuro, por lo que la destrucción de una parte de la sociedad —una guerra llevada a cabo por otros medios y sostenida en el tiempo— puede ser tentadora para algunos grandes intereses económicos que están saliendo muy bien parados de la contienda.

Hace poco, Ángeles Maestro publicaba un artículo titulado «El silencio suicida de la izquierda ante la gestión de la pandemia» donde, entre otras cosas, señalaba esto:

El resultado en términos económicos ha sido una destrucción de capital sólo comparable al producido en una guerra. Los datos de agosto de 2021 para el Estado español son los siguientes: en los últimos 18 meses han cerrado 63.000 empresas de menos de 50 trabajadores, tres de cada cuatro autónomos han visto hundirse su medio de vida. En total, en la pequeña y mediana empresa se ha concentrado el 99,2% de todo el tejido productivo destruido en este periodo. Por el contrario, las empresas de más de 500 trabajadores han aumentado y hoy hay 54 más que antes de la pandemia. (Diario 16, 4/2/2022).

En este sentido, la guerra contra la pandemia sería un avatar más de las múltiples guerras que el capitalismo lleva librando desde sus inicios —la lucha contra la pobreza o las llamadas clases peligrosas, contra el déficit y la inflación, contra el terrorismo internacional, contra el cambio climático, etc.—. Una movilización permanente para la defensa de un modo de vida en constante enfrentamiento con las consecuencias de su propio desarrollo.

Culminada su integración a escala planetaria, la sociedad industrial vive en guerra consigo misma. Tanto es así que la respuesta política a la pandemia se parece cada vez más a la agudización de una enfermedad autoinmune. El orden social, con tal de mantenerse, es capaz de destruir parte importante de sus fundamentos, suspendiendo de facto derechos y libertades que supuestamente lo legitiman de cara a sus ciudadanos, e inaugurando en el ámbito de la política y de la llamada gobernanza un periodo de excepción tan extendido que ya es prácticamente indistinguible de la norma. Una vez formadas las filas de este régimen sanitario-policial, tras dos años de instrucción y disciplina ininterrumpidas, el aplastamiento de cualquier tipo de disidencia estará más cerca.


[1] Danilo Albin, «Los legionarios se entrenan para el “control de masas” con la ayuda de policías y guardias civiles» (Público, 3/12/2021).

En carrusel Experiencias

 Entrada anterior

El capitalismo pandémico

― 10 febrero, 2022

Entrada siguiente 

Afganistán: la guerra contra la verdad

― 12 febrero, 2022

Autor: Juanma Agulles

Artículos relacionados

Iñigo Elortegi ― 14 mayo, 2022 | Comment Closed

El joven ex militar entregado por España a Argelia, condenado a muerte

El ex militar argelino Mohamed Benhalima, de 32 años, enviado a Argelia por el gobierno español, ha sido condenado a

Iñigo Elortegi ― 13 mayo, 2022 | Comment Closed

El crimen de Sherine Abu Aqla, para algunos no es un crimen

Iñigo Elortegi ― 11 mayo, 2022 | Comment Closed

Manuel Jabois: un quintacolumnista con buena letra

Pilar Hernández Urgoitia ― 7 mayo, 2022 | Comment Closed

Crónica anónima de una familia ucraniana

Iñigo Elortegi ― 1 mayo, 2022 | Comment Closed

Espiogramas en España

Iñigo Elortegi ― 29 abril, 2022 | Comment Closed

Una vieja nueva Rusia

Iñigo Elortegi ― 23 abril, 2022 | Comment Closed

Una muerte anunciada en El Salvador

Revista Hincapié ― 12 abril, 2022 | Comment Closed

El noble genocidio de Estado: Eichmann en las noticias de Rusia

Búsqueda

Hemeroteca

Temática

Temática

Anything in here will be replaced on browsers that support the canvas element

  • Corrupción
  • españa
  • politica
  • USA
  • literatura
  • periodismo
  • europa
  • libertades
  • democracia
  • Economía
  • Revolución
  • poesía
  • EEUU
  • euskadi
  • Viajes
  • crisis
  • Policía
  • desarrollo
  • movimiento 15M
  • arte
  • Comic
  • elecciones
  • Sociedad
  • expresión
  • Oriente
  • cultura
  • América latina
  • Africa
  • banca
  • libertad de expresion

Autores y colaboradores

  • Alberto Muro RSS feed
  • Anónima Veneciana RSS feed
  • Bruto Pomeroy RSS feed
  • César Valdés RSS feed
  • Eloy Iglesias RSS feed
  • Elsa Volga RSS feed
  • German Garcia de Gurtubay RSS feed
  • Hervé Oui RSS feed
  • Iñigo Elortegi RSS feed
  • Juanma Agulles RSS feed
  • Nuria Bezana RSS feed
  • Patxi Ametzaga RSS feed
  • Rafael Narbona RSS feed
  • Revista Hincapié RSS feed
  • Salvador Cobo RSS feed
  • Sergi Ramis RSS feed
  • Tomas Anjel Gonzalez RSS feed
  • Touda Touda RSS feed
  • Txefe Martinez Aristín RSS feed
  • Valentine Badiu RSS feed

Lo más comentado

1
Podemos, el 15M al poder

― 31 mayo, 2014 | 29 comentarios

2
Cae un comando de políticos

― 27 octubre, 2014 | 28 comentarios

3
En la Villa de Martín Villa

― 18 noviembre, 2014 | 18 comentarios

4
Borbón SA: Así se hace negocio, Urdangarin mediante

― 12 agosto, 2014 | 14 comentarios

5
Gure Esku Dago, Castells y Fútbol Imperial

― 14 junio, 2014 | 10 comentarios

Qué es Hincapié

Conectados con el mundo

RSS What’s up with Truth Dig

  • Imagining A New World on the Other Side of the Pandemic 20 marzo, 2020 Truthdig
  • Senator Dumped Up to $1.7 Million of Stock After Reassuring Public About Coronavirus Preparedness 20 marzo, 2020 By Robert Faturechi and Derek Willis / ProPublica
  • If Trump Declares Martial Law Due to Coronavirus, Can He Suspend the Election? 20 marzo, 2020 By Martina Moneke / Truthdig
Colabora con nosotros

.

RSS News from Center for Investigative Reporting

  • 6 Takeaways from Our Investigation Into Suspected War Criminals in the US 12 mayo, 2022 Ike Sriskandarajah
  • Abortion’s Last Stand in the South: A Post-Roe Future Is Already Happening in Florida 5 mayo, 2022 Laura C. Morel and Mohamed Al Elew
  • The Disinformation Campaign Behind a Top Pregnancy Website 22 abril, 2022 Kiera Butler
Amigos de Hincapié

.

RSS Le dernier de Bakchich

  • US House approuve 40 milliards de dollars d’aide à l’Ukraine – RT World News 11 mayo, 2022
  • Les démocrates encouragent toujours le membre du Congrès anti-avortement Henry Cuellar 11 mayo, 2022
  • La Maison Blanche rejette la caractérisation de la « guerre par procuration » de la Russie 11 mayo, 2022
Aviso legal

.

RSS Un Espía en el Congreso

Copyleft © 2016 — Revista Hincapie. Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.