España está pagando caro el esplendor a su servidumbre hacia el turismo. Entre este y la hostelería las cifras que mueven – diciembre 2023 – son del 18,65% del PIB (303.621 millones de euros) con 1,7 millones de trabajadores la Hostelería, y 2,8 el Turismo. Tal cual expuesto parece contradictorio el valor de juicio del inicio de este comentario, pero esas cifras casi nunca repercuten en los servicios del pueblo: en el hospital Costa del Sol de Marbella la gente “sufre la falta de personal en verano y la falta de distribución de medicamentos”.
Ana Geranios es periodista, carrera que se pagó trabajando en bares y restaurantes o empaquetando en El Corte Inglés. Nació en San Pedro de Alcántara, entre Málaga y Estepona, una línea de costa de 90 kilómetros urbanizada en su totalidad. “La dependencia del turismo es total, aunque esto no siempre fue así: en San Pedro hubo una colonia agrícola que contaba con una de las tecnologías más modernas de Europa a mediados del siglo XIX. Marbella tenía una industria metalúrgica muy potente, y en esa misma época, Málaga era la provincia donde más hierro se producía en el Estado”.
Luego llegó la turistificación, y la Costa del Sol nace para ser literalmente vendida y destruida, expone Ana Geranio en “Las hijas De La Costa Del Sol”, donde explica este expolio y las consecuencias vitales a las que la población se vio y se ve expuesta. Antes, en “Verano sin vacaciones” registra y narra con desenfado de sonómetro, en forma de diario, la experiencia que vive y trabaja, porque come, bebe, y respira allí.
“Una tienda cierra sus puertas cuando entra una familia. Esa familia tiene más dinero que las veinte personas y sus respectivas familias que han sido evacuadas por razones clasistas y económicas. Todo es posible en Puerto Banús”
Escribe así sobre un sector que conoce muy bien, que lo ocupa, lo profundiza y lo desvía del agradecimiento que el mensaje oficial vocifera. Esta cualidad expositiva de la autora recoge hechos y momentos de quienes trabajan en la hostelería, lanzándolos a la página. Y la página es una creación laboral-cultural-literaria que no deja de ser objeto social. Labor que es transmisora de la experiencia propia y del saber de esta autora sobre la turistificación que viene padeciendo este país, de los desajustes y aberraciones urbanísticas – Jesús Gil construyó 30.000 viviendas ilegales en Marbella –.
Los turistas vienen, se van y dejan huella. “La cantidad de residuos sólidos urbanos que se despachan en Marbella (…) en 2011 generó 114.829 toneladas de basura. Tomando como referencia los datos municipales con el mismo número de habitantes, como es Logroño, esta gestionó 47.673, la tercera parte.
Vivirlo y contarlo es conocer el móvil sórdido, la suma de miserias patentes de las que depende la eficacia del PIB. La rapacidad lo despeja de sus quimeras y de las oportunidades que brinda esta manera de medir el progreso. Por eso, el deber de vilipendiarlo adquiere la forma de este libro que condena el principio de expansión turístico como bien ineludible.
Trabajo de zapa, de excavación, de zanja abierta a pie de un tumor que no es exclusivamente expansivo sin que invada otros modos de vida y estructuras vecinales.
Verano sin vacaciones. Las hijas de la Costa del Sol. Ana Geranios. Piedra Papel libros, 2024. 215 páginas. 14 euros