El director antifraude catalán, Daniel De Alfonso y el ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, comparecieron el 5 de abril en el Congreso. Este investiga las responsabilidades políticas de una posible «policía política» habilitada con cargos policiales al servicio del ex ministro para investigar a líderes independentistas catalanes y filtrar rumores e informaciones falsas sobre ellos en medios de comunicación. Daniel De Alfonso y Jorge Fernández Díaz tuvieron dos encuentros los días 2 y 16 de octubre de 2014. Las grabaciones de dichas conversaciones dejan a la claras que el fiscal anti fraude catalán ofrece al ex ministro poner a su disposición y colaborar en la filtración a la prensa de datos de sumarios apenas sin instruir que afectarían a políticos catalanes y que pudieran influir en las elecciones catalanas entonces en curso. Estas conversaciones se han hecho públicas gracias a su grabación ilegal, realizada por el entorno del propio ministerio del interior, dividido al parecer en facciones. Los diputados del Congreso que ayer interrogaron al ex fiscal catalán y al ex ministro escucharon esas grabaciones. Son solo la punta del iceberg que pudiera vislumbrar si ha existido o no una «policía dentro de la policía» alrededor del ex ministro. Sin embargo, los diputados obviaron las preguntas fundamentales tanto al ex fiscal como al ex ministro que hubieran podido poner en evidencia un testimonio, el de ambos, cargado de contradicciones y lagunas de marcada profundidad.
Lo que se viene conciendo como la policía patriótica dentro del ministerio del interior español está compuesta por un selecto grupo de agentes al mando del «director Adjunto Operativo (DAO), Eugenio Pino, jubilado días antes de la comparecencia del ex ministro. Junto a los agentes al mando del todopoderoso Pino, pululan otros cargos de la máxima confianza del ex ministro: José Luis Olivera, jefe del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen; Marcelino Martín Blas, jefe de asuntos internos de la policía; José Antonio Sánchez Aparicio, Comisario jefe de la policía judicial; y José Angel Fuentes Gago, agregado de Interior en la embajada espñola en La Haya. En un tercer anillo estarían agentes fontaneros implicados en la filtración de información falsa: José Manuel Villarejo, los detectives de Método 3, Julián Peribáñez y Antonio Tamarit, Francisco Marco al mando de la agencia Método 3, el ex policía Jiménez Ras; Bonifacio Díaz.
Este nutrido grupo de cargos, comisarios y detectives estaría envuelto en toda una serie de casos de filtración mediática y en sumarios contra líderes independentistas catalanes, de la oposición política al PP y algún líder popular opuesto a otros de su propio partido. Caso Trías, Caso De la Rosa, Caso Banca privada de Andorra, Caso ático del dirigente popular González, Caso Emperador, caso Pisa -relacionado con Pablo Iglesias-, Caso Pequeño Nicolás. La comparecencia del ex ministro en la comisión del Congreso podría haber ayudado a esclarecer la existencia de la policía patriótica española. Pero ninguna de sus señorías preguntó al ex ministro Fernández Díaz por las tareas de Eugenio Pino y los agentes a su cargo. Tampoco por ninguno del resto de cargos. Tampoco por las verdaderas tareas de una curiosa brigada de Análisis y Revisión de Casos (Barc).
Todos se centraron en las conversaciones grabadas ilegalmente al ex ministro y al ex fiscal anticorrupción de Catalunya en la que intercambian estrategias de filtración de casos de corrupción que pudieran laminar a dirigentes independentistas. Sin embargo, dos deslices del ex ministro hubieran permitido a sus señorías abrir la puerta al verdadero peso de Eugenio Pino. El ex ministro asegura que él no concertó la cita con el ex fiscal anti fraude catalán. «El director adjunto operativo de la policía me comenta que sería oportuno verle». Ese director adjunto no es otro que Eugenio Pino. ¿Qué otras tareas, aparte de poner en contacto al ministro con el fiscal detentador de información, llevaba a cabo Eugenio Pino?
El segundo resbalón del ministro viene al final del interrogatorio. A pesar de girar en torno a acusaciones vagas o meramente espectaculares de sus señorías, las dos horas de comparecencia hacen mella en un progresivo desagrado. A una inocente pregunta, admite: «Creo recordar que se habló que hubiera alguna cuestión de carácter político que se me quería trasladar». Se refiere a ese desafortunado encuentro con el fiscal anticorrupción catalán. Y esa sugerencia de que se iba a tratar «alguna cuestión política» con el fiscal catalán se la traslada, por supuesto, el fiel subordinado del ex ministro, Eugenio Pino. La motivación, pues, de las investigaciones de Pino, en favor del ex ministro, era política.
Es cierto que sin la grabación ilegal obtenida de la reunión en el despacho del ministro del interior, no existiría comisión paralamentaria. La grabación, ha sido hecha desde los mismos aparatos y agentes que trabajan para el ministro.Y su difusión es producto «de una mala custodia», como vienen a señalar tanto el ex ministro como el ex fiscal. Es una manera de reconocer que agentes al servicio de Interior procedieron a la grabación. El diario Publico.es es quien las publicita.
Primera prueba:
JFD: Esto, esto… si se publica a ti te perjudica, ¿no?
DA: A mí me mata, porque esto se puede publicar si quieres, ministro… si quieres que se publique, yo me comprometo a que se publique, pero déjame que antes cierre el expediente, le dé el coscorrón, le mande la propuesta de informe diciendo que eso se tiene que anular, etc. etc. Y tres, dos meses después, un periodista lo averigua. Pero ahora… es que ahora no lo tengo cerrado ni asignado…
JFD: Esto la Fiscalía te lo afina, hacemos una gestión.
DA: Si la Fiscalía me dice: «oye, lo he leído», yo entonces cierro los informes y…
JFD: ¿Y en cuánto tiempo puedes cerrar esto?
DA: En tres semanas.
JFD: Lo digo porque una vez lo tenga la Fiscalía ya puede salir.
DA: Claro, si va a la Fiscalía puede salir todo lo que sea… Yo… Como ha salido un año y medio después lo de Jordi Pujol junior. Nosotros llamamos a la Fiscalía en abril de 2013.
JFD: O sea, tú esto en dos, tres semanas, ¿lo podrías tener?
JFD: «¿Qué es lo que me puedo quedar yo? ¿Qué es lo que me puedo quedar yo?»
DA: Sí, ya lo tengo cerrado. Lo único que tengo que decidir es si va a la Fiscalía, que ya tengo un borrador, o si lo mando a la Dirección General de Asuntos no sé qué de Presidencia del Gobierno de allí, para que…
JFD: ¿Qué es lo que me puedo quedar yo? ¿Qué es lo que me puedo quedar yo?
DA: Esas son las dos resoluciones.
JFD: Esta es la mía, ¿no?
DA: Y esta sería… Sí, estas son los dos, las dos… y esto sería de los documentos originales que tenemos. Y esto sería el informe, la propuesta que yo le hago a la Fiscalía, está en borrador…
JFD: ¿Eso me lo puedes dejar?
DA: Sí, pero este piensa que aquí.
El guión que tejen el ministro y el fiscal se cumple a la perfección. 11 días después, los periodistas de El Mundo, Eduado Inda, Fernado Lázaro publicaban la falsa existencia de una cuenta de Artur Mas y su padre en Suiza. En su comparecencia, Fernández Díaz negó categoricamente que él hubiera filtrado al diario El Mundo esa falsa información. Naturalmente la filtró un subalterno de este o de el ex fiscal cumpliendo lo que se acordó en el despacho del ministro. Ningín diputado preguntó por esta posibilidad.
En sus respectivas comparecencias en la comisión parlamentaria, el ex ministro y el ex fiscal aseguran que las grabaciones ilegales han sido manipuladas. «Hay frases en las que una coma allá o aquí cambia todo su sentido», repiten. Cuando son preguntados por la frase «nos hemos cargado el sistema sanitario» del ex fiscal, este aduce que decía que solo se refería a las contrataciones de Ramón Begó, que se llevó 12 millones en adjudicaciones de la Generalitat catalana. Aún cuando esto es verdad, la grabación ofrece pocas dudas:
DA: Puede ser. Podría ser un arma que tuviera para si el presidente decidiera hacer esa llamada para poner a las cosas en su sitio; puede ser un arma también: “Oye, que sepáis que tenemos cosas que nos estamos callando”. Yo sólo te pido, ministro, que comprendas mi situación en Catalunya. No soy de la Generalitat, la oficina no pertenece a la Generalitat, somos independientes. Les hemos dado en todos los morros con Ramón Bagó, les hemos destrozado el sistema sanitario, les hemos acusado, estamos jorobándoles el CTT [Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la Informació]. En fin, yo soy español, lo tengo claro, pero estoy en una situación que tengo que bailar allí.
JFD: Está claro, está claro. Esto…
Ninguna de las señorías presentes en la comisión hace referencia a esta evidencia entre lo declarado por el compareciente y la realidad de lo registrado en las grabaciones. El ex fiscal De Alfonso habla en sentido político. Quiere expresar que políticamente la gestión de la sanidad catalana ha quedado muy tocada por la investigación de la corrupción existente en su seno.
Desavenencias en los entresijo de Interior
La grabación de las conversaciones del 4 y 16 de octubre de 2014 fue realizada por alguien «de la casa» o «de dentro» del ministerio. Su publicación, justo en los días previos a las últimas elecciones generales de España tenía como posible objetivo boicotear las posibilidades del ministro y las del ex fiscal. Desde luego, ninguno de los dos ocupa ahora puesto de relevancia alguno. La policía dentro del Estado que se ha configurado en círculos concéntricos alrededor del ex ministro ha tomado, como se ve con la filtración de las grabaciones, un cariz de guerra interna. Algunos de los fontaneros, como el comisario Villarejo está imputado por el caso del Pequeño Nicolás. En todo este entresijo tampoco está claro el papel que puede haber tomado el CNI español. Ninguno de los diputados preguntó al ex ministro acerca de esto. Tampoco por las medidas política que el ahora presidente y su vicepresidenta -con mando en el CNI- hubieran podido tomar respecto al nuevo cargo de director adjunto operativo, jefe de la guardia pretoriana política del estado.