
“En Navidades no compres nada”, “el consumismo es el opio de las masas”, “tenemos que saltar sobre el cadáver de la vieja izquierda”. Estas frases y otras parecidas las proclama a los cuatro vientos Kalle Lasn, el veterano gurú de los nuevos movimientos alternativos. Kalle se ubica en la avanzadilla de las mentes implicadas en rastrear alternativas al actual post capitalismo, quizás ya en estado vegetativo, y abocado a una fase terminal. Un pensador dinámico e inquieto, un ser prototípico de la era post caída del Muro del Capitalismo. Desconocido todavía para la gran mayoría, este apacible personaje de 71 años, nacido en Estonia y graduado en matemáticas aplicadas por la Universidad de Adelaida (Australia), destaca entre otras facetas por dirigir la revista Adbusters, editada en Vancouver y a que podríamos catalogar como órgano de contra difusión creativa.
Todo empezó en 1989 como resultado de la batalla emprendida contra los estragos de las madereras y su poco respeto por regenerar los bosques. Kalle en unión de su amigo Bill Schmalz fundaron la Adbusters Media Fundation, una organización sin fines de lucro. El objetivo de la fundación era acoger en su seno a la revista Adbusters, una publicación que desde 1982 ya venía apareciendo en forma de hoja informativa. La idea original de la publicación consistía en denunciar el hecho de que las personas no tienen el mismo acceso a los medios de comunicación que las grandes corporaciones. Desde su creación, Adbusters marcó tres claros ejes en su línea editorial: proteger la maltrada ecología, luchar contra el super consumismo y ajustar cuentas con las grandes corporaciones.
La revista prioriza lo visual sobre lo contextual, de ahí en parte su nombre que traducido significa “destruye anuncios”. Adbusters tuerce el sentido comunicativo original de las grandes campañas de medios para ironizarlas. Lucha contra el sistema con sus mismas armas publicitarias y potencia una lectura crítica de la publicidad. Pequeño guerrero luchando contra las grandes corporaciones, Adbusters prioriza sobre todo ser visualmente atractivo. Recientemente ha reducido su característico formato de revista de grandes dimensiones por el que se distinguía para pasar a editarse en tamaño estándar. Pierde parte de su impacto visual pero lograr colarse más fácilmente entre las demás publicaciones de los kioskos, dejando de ser así un producto atípico ubicado fuera de los expositores. Duro compromiso en aras a llegar a un público más amplio.
Entre los hitos marcados por esta publicación cabe destacar la campaña originada por Kalle Lasn desde Adbusters para sacar a la gente a la calle. Se trató del lanzamiento del movimiento Occupy Wall Street (Ocupa Wall Street, centro mundial de las finanzas). La revista dio nombre al movimiento, fijó su fecha de inicio y diseñó el poster que definiría el espíritu del mismo: una elegante bailarina sobre el toro salvaje que hay en Wall Street, mientras en el fondo se atisbaban a ver figuras con máscaras de gas. El texto del poster lleva arriba escrito “¿Qué demandamos?” para debajo indicar “#occupywallstreet. 17 de septiembre Traer tienda de campaña”. Una campaña mediática cuya masiva respuesta prendió fuego al establishment.
Una versión digital de este mensaje llegó a convertirse en viral en los medios de comunicación alternativos ayudando de esa forma al éxito de la convocatoria para ocupar el parque Zuccotti junto a Wall Street. Como bien se ocupa de resaltar el propio Kalle Lasn, su aportación al movimiento Occupy Wall Street acababa ahí. En ningún momento se movió de su ciudad, Vancouver, ni después se desplazó a Nueva York para participar en los movimientos a pie de calle.
Kalle Lasn nació en Tallín capital de Estonia el 24 de marzo de 1942. A la edad de siete años, ante el avance de las tropas soviéticas al final de la Segunda Guerra Mundial, su familia se vio en la necesidad de huir hacia Alemania. Allí permanecieron varios años en un campamento para desplazados hasta encontrar una vía de escape trasladándose a a vivir a Australia. Acabada la universidad, Kalle trabajó durante cuatro años para el ejército australiano redactando códigos informáticos para juegos bélicos. Después se fue a Japón donde fundó una compañía de estudios de mercados y trabajos informáticos orientados a crear campañas de publicidad para las multinacionales. Desde 1970 vive en la costa pacífica de Canadá, y por cierto, a día de hoy todavía no posee teléfono móvil.
A pesar de su trayectoria por los circuitos de moqueta y ejecutivos encorbatados, Kalle todavía vive impregnado del espíritu del mayo francés. En sus propias palabras “hasta la llegada del movimiento Occupy Wall Street, el mayor acontecimiento político que jamás haya visto fue la Revolución Estudiantil de París en 1968, me inspiró mucho, y todavía continuo viviendo esa energía, intentando volver a captarla”.
Actualmente el bimensual Adbusters tiene una tirada de 120.000 ejemplares con muy poco esfuerzo volcado hasta el momento para propagarse vía Internet (1). La publicación se autodefine como: “una red global de saboteadores culturales que están trabajando para cambiar la forma en que fluye la información, la forma en que las corporaciones ejercen el poder y la forma en que se desencadenan significados en nuestra sociedad”. Desde finales de 2012 también se puede adquirir la versión en castellano de Adbusters (2) así como ediciones hermanadas en otros países (3).
En cierta medida esta revista se ha embarcado con el viraje que determinados grupos políticos progresistas de los Estados Unidos han iniciado en relación al apoyo norteamericano al Estado de Israel. Este nuevo rumbo, que cada vez toma más impulso, vira desde las tradicionales posiciones de apoyo sin fisuras al Estado de Israel para entrar en una clara política de denuncia de la ocupación israelí de Palestina, enfatizando ahora los problemas que la terquedad israelí está causando a su principal aliado.
En esta línea, en febrero de 2011 bajo la firma de Kalle Lars la revista publicó un artículo titulado: “Los amigos no permiten que sus amigos violen las leyes internacionales”, haciendo un juego de ideas con la popular campaña que durante años se ha difundido en los Estados Unidos para evitar que los amigos se arriesguen a conducir borrachos bajo la idea de que: “los amigos no dejan que sus amigos conduzcan cuando están borrachos” En el referido artículo se podía leer “desde hace más de medio siglo, los Estados Unidos se han convertido en el barman y soporte de que cada año se malgasten millones de dólares en ayuda militar utilizada para reprimir a los palestinos”. La Anti-Difamation League (poderos organismo que vela por defender la política sionista en los Estados Unidos) llegó a tachar a la revista Adbusters de provocadora y antisemita, iniciando una agresiva campaña para que la revista fuera excluida de todos los kioskos norteamericanos.
Para entonces ya llovía sobre mojado, dado que en la revista Adbusters de marzo de 2004 (4), Lasn había publicado la lista de las 50 personas, todas ellas prominentes norteamericanos neoconservadores, que influyeron en la política de los Estados Unidos en la era Bush Junior para lograr que se desatara la guerra contra Irak. De acuerdo a lo que revela Lasn en su artículo titulado“¿Por qué nadie dice que son judios?”, la mitad de la lista eran judíos y en sus palabras “los neoconservadores parecen tener una cierta afinidad con Israel de tal forma que sus opiniones políticas se encuentran mediatizadas por ello y en consecuencia la política exterior de los Estados Unidos en Oriente Próximo”. Su posición es clara y aunque admite que de joven uno de sus sueños era ir a trabajar a un kibutz, “debo admitir que últimamente Israel está cometiendo grandes errores y me creo en la obligación de decirlo”.
El último torpedo lanzado por Kalle Lasn por medio de su revista ha sido denunciar el consumismo salvaje de los norteamericanos (5). La campaña la orientó contra el “Viernes Negro” (23 de noviembre), fecha que aunque suene poco comercial, se refiere al viernes posterior a la fiesta de Thanksgiving (Día de Acción de Gracias), en el que las hordas consumistas acuden a las tiendas a saciar sus instintos de comprar, comprar y comprar. De hecho es el día en el que las tiendas hacen la mayor caja del año. Digamos que es algo así como el Día Nacional del Consumo Desbocado en los Estados Unidos. Fecha sagrada para los comercios, ese viernes también da el pistoletazo de salida para la temporada de compras navideñas. Señalar ese día para iniciar un boicot al consumo raya intenciones cuasi sacrílegas contra los fundamentos sobre los que se asientan actualmente los Estados Unidos.
La campaña del año pasado contra el consumo tuvo un eco limitado. Alguna mención en los grandes medios, la queja de Lars denunciando que ninguna cadena de televisión les permitió comprar espacios televisivos para airear los comerciales preparados por Adbusters para predicar el no-consumismo, y poco más destacable del resultado de la campaña. Estas navidades posiblemente Kalle Lasn volverá con la campaña. Casi seguro que los grandes medios, una vez más, traten de ningunearle acusandole de provocador profesional. Pero lo más probable es que las personas que llegaron tarde para unirse a la campaña del año pasado o no se percataron de ella, esta temporada prenavideña propaguen al unísono el mensaje de no comprar por comprar.
(1) https://www.adbusters.org/
(2) https://www.adbusters.org/category/tags/spanish-translation
(3) Entre las organizaciones hermanadas con Adbusters se incluyen Résistance à l’Aggression Publicitaire y Casseurs de Pub en Francia, Adbusters Norge en Noruega, Adbusters Sverige en Suecia y Culture Jammers en Japón.
(4) http://libcom.org/library/anti-semitism-adbusters-2004
(5) http://www.youtube.com/watch?v=1uK0_jwyh_0&list=PLB6479E8E44048E78