El de Andoni Hierro es un impreso que si lo examinamos con calma, descubriremos que las vidas ficticias que aparecen en él tienen lo que Philip K. Dick decía de la diferencia entre ficción y fantasía: la fantasía trata de aquello que la opinión general considera imposible; por el contrario la ciencia ficción trata de aquello que la opinión general considera posible bajo determinadas circunstancias.
Este manojo de hojas sueltas no es ciencia ficción, nada más alejado de mundos futuros o alternativos, puesto que leemos, desglosadas, las vidas y las obras de unos autores creíbles que pudieron y pueden existir en el momento presente. Y como el acopio es amplio, el lector y reseñista personaje que nos habla, necesita acotar la referencia al libro que considera más importante, a menudo encontrado de forma azarosa. Así mostramos una de las notas que Andoni Hierro toma de los rasgos distintivos de estos autores fidedignos en su ficción.
Habría que señalar que tales rasgos son traídos al papel con escritura huidiza, que expresa idea de tiempo transcurrido o pasado velozmente con estilo de falsa sencillez. Y como Hincapié no quiere descender a las vulgares preocupaciones de los intereses mercenarios, he aquí la primera muestra del infolio que A.H. nos ha permitido colgar.
Dolmo del Pin
(1935 – 1996)
El naúfrago
(1974)
Acusado de naufrago, como el propio título de su obra, será pasto de las llamas en las playas, ira de los días y rubor de las tardes, para por fin proclamar como verdades universales que solo aquel que ha nadado y ha salvado su vida podrá luego contarlo sin humillarse; pero no seré yo, había de decir, quién acompañe luego a las señoras, porque estoy desnudo.
Yo no le conocí, pero traté a su hijo en el hospital donde acudió aquejado de mareos, y fue él quién me dio a conocer la obra de su padre. Me dijo: te contaré esto y aquello, lo demás lo ignorarás. Leída durante las largas noches del otoño me conmovió sobremanera, porque describió cómo es el mar cuando no hay estrellas, cuando los barcos huyen, cuando en las playas desoladas solo se escuchan voces de personas que no distinguimos, y ya por fin la apoteosis final de las galernas que asolaron sus días, una y otra hasta por fin decir: yo solo quiero que nadie me llame de nuevo, nunca me asustó tanto mi nombre al ser maldecido por las tormentas que me llevaban y me traían, como si fuese una criatura débil.
Baste decir y contar que no hay protagonistas humanos, solo los elementos naturales que se dibujan y se desdibujan como un enigma nunca resuelto, y es así y no de otra manera que solo es una descripción paisajística, donde lo humano carece de sentido aunque a veces se escuchan voces, es el mar quien habla, es el viento quien habla, es la arena, el cielo, y nosotros ocultos en las casas sabemos que siempre ha sido así.
Para terminar quiero decir que este autor nació en la costa, que navegó en su juventud en barcos, que en una isla descubrió su lengua cuando encontró a un compatriota borracho una noche que le fue relatando cómo era el mundo, cuales los signos de los misterios, hasta descifrarlos por fin y desaparecer para siempre.