
Juan Sin Sal, reputado juntador de lugarcitos comunes en la cadena Pandereta 3 – propiedad del grupo Bragueta –, ha recibido el premio Bragueta de este año por una novela que no se sabe de qué va. En una entrevista concedida a El Inmundo, Juan Sin Sal ni siquiera fue preguntado por el argumento de su novela premiada con un millón de euros. Los silencios del silencio literario. Lo que sí enfatizó Sin Sal es que escribe para el gran público. Lo suyo, rotundizó, no es literatura para minorías intelectuales. Quiere ser comercial, y, sin saber si lo va a ser, defiende lo comercial porque, sostiene como martillo de literatos intelectuales decadentes, ésta no está reñida con la calidad novescular. El prestigio del premio Bragueta sube con las ediciones su propia cremallera. Y el propio clímax. Porque hay una escena de sexo, dice la editorial Bragueta, que se leerá y reelerá, quizá lo único. La calidad del prestingoso premio surge de la altura de miras del fundador del imperio Bragueta, Don Juan Manuel Tralalara, marqués del Mohoso de la Tralarara.
En una entrevista con Rosa María Sardá en 1984 en el programa Ahí te quiero ver en TVE, el padrino editorial del imperio Planeta explicaba la ocurrencia del premio.
Don Juan Manuel Lara: “cómo podía ayudar a los autores españoles, fue como me se ocurrió entregar el premio Planeta (…) a mí cuando me dicen mesena, mentira, porque es un negosio.
Rosa María Sardá: ¿Porque es rentable?
Don Juan Manuel Lara: Muso.
Juan Sin Sal podría situarse en el desquicio del realismo de toilette, género sin dudas integrado en el del cuatroccento. Los cuatroccenttos peores autores de los últimos cuatroccenttos años. Casi todos ellos, periodistas del tres al cuatroccentto.
Sin Sal y su esposa, la famosa Nuria Abotarga, también presentadora en Pandereta 3, y candidata a los premios Bragueta del año que viene, van a presentar a la cadena de televisión un programa sobre cultura sin depilación ni manicura intelectuales. Cultura sin chorradas de pensar. Sin Sal y Abotarga demuestran así que son de pueblo hasta las ingles. “Es cierto que estamos quizá inventando el nuevo realismo español”, dice él. Y ella apostilla: “estar en la cuatroccentta dimensión nos pone muy cuatroccenttos, valga la simiología”. Así sea. Por cierto, el otro candidato del premio era… Maxim Huerta.



