“El patrimonio de Roldán es ortodoxo e inferior al que tienen miles de españoles”.
José Luis Corcuera, ministro del interior, 23 de noviembre de 1993
“Roldán es un hombre cabal”.
José Luis Corcuera, 7 de diciembre de 1993, en el relevo del director general.
“Roldán ha sido un hombre que ha elevado el listón de la Guardia Civil”.
Antoni Asunción, ministro del Interior, 7 de diciembre de 1993.
“El Fiscal General del Estado no puede iniciar acciones penales sin fundamento, cada vez que sale una información en la prensa, como alguien pretende en el caso Roldán”.
“Considero satisfactorias las explicaciones de Roldán. Ha explicado suficientemente el origen de sus ingresos”.
“Si alguna persona cree que el Director General de la Guardia Civil ha cometido algún delito, que lo denuncie”.
Eligio Hernández, Fiscal General del Estado, 26 de noviembre de 1993.
José Luis Corcuera, Antonio Asunción y Eligio Hernández dimitieron de sus cargos seis meses después, a causa del escándalo Roldán.
Luis Roldán Ibáñez, fue siempre un hombre tosco. Su carácter brusco, tendente a lo huraño y reservado, se acrecentó por su abrupto ascenso en el organigrama institucional de la España de los 80. Nacido en Zaragoza en 1943, hijo de un taxista y empleado en una joyería con un modestísimo sueldo, y concejal por el PSOE en Zaragoza en 1980, sus aspiraciones no eran modestas, incluso para un hombre que ceñía su mundo al terruño que pisaba. El 29 de diciembre de 1982, Roldán ascendía ceremonioso las escaleras de mármol que conducen a la sala de actos de la delegación del gobierno de España en Navarra. Va a ser el gobernador civil. Pero al anterior cargo le confiesa:
– La verdad es que estoy aquí por un acto de disciplina de partido. A mí lo que realmente me hubiera gustado es ser alcalde de Zaragoza. Pero así es la vida.
Su partido es el Partido Socialista Obrero Español, que ha ganado por mayoría absoluta las elecciones el 28 de octubre de 1982. Y tiene que ocupar todos los cargos del resorte del poder entre sus maltrechos cuadros y la hornada de nuevos socialistas que se incorporan ávidos al carrusel de miles de cargos en toda la administración del Estado. En el búnker que es la delegación del Gobierno en la capital navarra, Roldán experimenta una metamorfosis diferente a la del kafkiano Gregorio Samsa. Es más gradual y epidérmica, al principio; sus gustos comienzan a cambiar según se rodea de otros prominentes dirigentes socialistas como Gabriel Urralburu, y José Antonio Asiain y de miembros de la las fuerzas de seguridad como José González de Lara y Antonio Pascual.
Pero el gobernador Roldán se acerca sobre todo a Esther Fernández Iñigo, una periodista proveniente de la prensa del movimiento, que cumple la gris tarea de recolectar resúmenes de prensa en la Delegación del Gobierno en Pamplona.
Los cuatro años de gobernador proporcionan un colchón económico a Roldán muy considerable. Comienza a invertir en fincas y explotaciones frutícolas. Del incremento patrimonial, Roldán rehusó dar cuenta al Congreso. La primavera de 1986, las hojas de sus frutales se abren como el futuro del gobernador. Fiel a su espíritu hosco, el gobernador afrontó con desmán y desafío la muerte por asfixia del joven Mikel Zabalza a manos de guardias civiles en el cuartel de Intxaurrondo. Su cuerpo se hallaría en la localidad navarra de Endarlatza. Roldán defendió a los agentes implicados en esta muerte y acusó de proetarras a quienes ponían en duda la estrambótica teoría de la Guardia civil. Posteriormente, el delegado recoge el trofeo que supone la captura del comando Nafarroa de ETA. Así que, con esos dos galones, el ministro del Interior, José Barrionuevo, se fija en él para el alto mando de la Guardia civil. Roldán será el primer civil director de la Guardia Civil, cuerpo que englobaba a 70.000 hombres y entre cuyas filas había comandantes y generales que aún veían con buenos ojos el frustrado golpe de Estado en 1981 realizado por guardias civiles.
Como director de la Guardia Civil, Roldán crea nuevos cargos intermedios, aumenta el organigrama y los beneficios de este. Promociona a coroneles y generales que pertenecieron a la Guardia de Franco hasta instalarlos como asesores del secretario de estado Rafael Vera. Mientras, la plantilla sigue en cuadro y sin recursos.
La joya de la corona bajo Roldán será la Oficina de Relaciones Informativas y Sociales, Oris. Está creada a imagen de su estrecha colaboradora Esther Fernández Iñigo. Sus atribuciones sobrepasan lo que la denominación aparenta. La Oris es un departamento de prensa que acoge a varios agentes del Cesid, el servicio de inteligencia militar español. Esos espías a las órdenes de Esther Fernández recibirían el nombre de los “pata negra”. Responden solo ante Roldán. Disponen de dinero sin límites y no dan cuenta de su destino. El grupo lo forman el teniente Pedro Gómez Nieto, los sargentos Juan Morcillo Borrallo y Eugenio Iglesias Benavente, y los cabos primeros Fernando Olea González y Carlos Sánchez Martínez. Son en realidad el servicio particular de Roldán. Le suministran datos de mandos de la Guardia Civil, de funcionarios del gobierno y de políticos. En muy poco tiempo, el director de la Guardia civil tendrá un fondo documental de extraordinaria importancia. Sabe más del Estado, el partido y sus peones que el propio Estado.
El futuro de Luis Roldán en la Guardia Civil sube cada vez más peldaños. Las operaciones antiterroristas le han ganado el afecto de hombres que le serán no solo fieles sino que le permitirán ampliar su patrimonio. Uno de esos hombres es el general de brigada Manuel Llaneras Baquero, al que Roldán designará responsable del Servicio de acuartelamiento, organismo que gestiona las obras y reformas de todos los cuarteles. Su presupuesto ascendía a más de 75.000 millones de pesetas.
Esta fue la cima del tosco Luís que dio paso al avaricioso y de gustos caros Roldán. El Roldán timorato y acaparador de información frente a los compañeros de partido y gobierno que sabe serán sus peores enemigos, vive con un Luis Roldán Ibáñez que compra cuadros por valor de un millón cada uno. Este hombre de Estado exprime la vaca de oro que suponen los 75.000 millones de pesetas para las reformas de los cuarteles de la Benemérita en toda España. Cada licitación, llevará una comisión que acabará en su totalidad o en buena parte en sus toscas manos. Tras diez años como director del cuerpo, su patrimonio asciende a 400 millones de pesetas, estimando el tribunal que luego le juzgará que se hizo además con 1800 millones en comisiones ilegales.
Luis Roldán Ibáñez no fue una pieza suelta, sino una clavija más del erróneo reloj que fue el Estado bajo el gobierno de Felipe González entre 1982 y 1996. Todos los estamentos del Estado se convirtieron en compartimentos estancos donde los altos funcionarios y los políticos socialistas divididos en clanes desvalijaron las arcas en beneficio propio y en el del partido socialista. Cada clan protagonizó su listado de escándalos. El castillo de naipes del saqueo no cayó por la abnegada labor de la oposición, que apenas la hubo, ni por el poder independiente de la justicia que no lo era, ni por el control de una prensa occidental, que por lo general miró a la luna de la actualidad nacional. La desmedida ambición y la extensión a todo el Estado de la corrupción hizo colapsar el propio entramado, por lo demás excesivamente castizo y panderetero. Con la caída en cascada de los primeros dirigentes socialistas, Luis Roldán decidió huir de España. Fue el primer director de un cuerpo policial prófugo, buscado por delinquir a gran escala y condenado. El designio de Roldán ofrece muchos significados. Hubo un momento en que España se vio retratada en la figura de este exitoso hombre tosco, reservado, abrupto, originalmente humilde pero tentado a las veleidades, hostil frente a los enemigos, envalentonado por una inmunidad amoral, fiel al silencio como salvavidas personal. Luis Roldán Ibáñez murió el 22 de marzo de 2022 a los 78 años de edad en su natal Zaragoza llevándose consigo los secretos de la España de finales del siglo XX y el del paradero de su ingente fortuna.
José María Irujo, Luis Mendoza y José Macca eran tres periodistas del correoso Diario 16 que destaparon la abrupta realidad de Luis Roldán. El 23 de diciembre de 1994 Diario 16 cifra en 400 millones el patrimonio de Roldán. El 27 de abril de 1994, Roldán huía de España negándose a personarse ante la juez que investigaba su desmesurado patrimonio. Roldán. Un botín a la sombra del tricornio, editado por Temas de Hoy en 1994, repasa la carrera del director de la Benemérita y detalla su vertiginoso ascenso y poder en el contexto de un Estado cuyos altos cargos estaban ocupados por una nomenclatura del partido socialista que protagonizarían constantes escándalos de corrupción y enriquecimiento. Luis Roldán Ibáñez sería uno más de esa nomenklatura. Por el cargo que ocupaba, al frente del cuerpo que perseguía el delito, fue la cumbre de hasta dónde llegó la corrupción bajo el mandato socialista de Felipe González.