Marie Colvin no era una heroína. Pero en ella naufragaban como barcos en una tempestad shakesperiana todas las crisis de un tiempo necrófilo de autoritarismo y crimen global. Marie Conroy fue exiliada de un periodismo acomodaticio e insano. Encontraba refugio en el destructivo contacto con los lugares y la gentes víctimas de guerras planificadas en despachos aterciopelados de Londres y Washington. La periodista pirata – perdió un ojo en Sri Lanka en 2001 – era una corsaria sin pretenderlo. Lo eran sus crónicas para el Sunday Times, propiedad de Rupert Murdoch, soporte hearstsiano de todas las invasiones anglo-estadounidenses desde 2011. Los últimos días de Marie Colvin están plasmados en una vigorosa crónica escrita por Marie Brenner. Brenner ha sido también productora de la película A Secret War que ha llevado a la gran pantalla los últimos días de Colvin, Colvin envió desde Siria en 2012 todo un serial de crónicas sobre las atrocidades militares del régimen de Assad. Murió en un bombardeo el 12 de febrero llevado a cabo por el ejército sirio en la ciuidad de Homs contra un edificio donde se refugiaban periodistas.
El 1 de febrero de este año un tribunal de Washington DC dictaminó que el régimen de Bashar al-Assad fue el responsable de la muerte de Marie Colvin y del fotoperiodista francés Rémi Ochlik. Ambos murieron bajo fuego de artillería en el enclave de Baba Amr,en el suroeste de la ciudad de Homs, controlado por los rebeldes. Por un azar de la ironía, Marie Colvin pasó a descansar junto a las personas que fueron los protagonistas de sus crónicas. Un millón de personas han muerto desde la fallida revolución pacífica que intentó brotar en 2011 en Siria. Colvin publicó los ataques del ejército a la población siria. Según un desertor sirio, el comandante al mando del ataque que acabó con la vida de Colvin dijo: «era una perra y ahora está muerta».
A Private War es una película. Ha sido dirigida por Matthew Heineman y escrita por Arash Amel y Marie Brenner. La presencia de Marie Brenner en el guión otorga al film las aristas sin condescendencias que tiene todo buen reportaje. El film coge el título y el contenido de un extenso reportaje de Brenner sobre Colvin publicado en 2012 en Vanity Fair. Marie Brenner saltó a las primeras planas de los medios occidentales bienpensantes con su soberbio reportaje «The Man Who Knew Too Much» publicado en 1996 en la revista Vanity Fair. Narraba la convulsa historia de Jeffrey Wigand, hombre que se atrevió hacer pública la manipulación que la tabacalera Brown & Williamson hacía de la nicotina para hacer adictivo el consumo del tabaco. Brown & Williamson libró contra Wigand una guerra criminal en la que se vieron involucrados periodistas y medios de comunicación. Desde aquel escandaloso 1996, las compañías tabacaleras han doblado la cerviz de su imagen mundial. Aquel reportaje dio lugar al excepcional film The Insider, protagonizado por Russell Crowe y AL Pacino. La historia de Marie Colvin reune de nuevo todos los ingredientes escénicos y políticos, además de las batallas éticas con las que cada cual nos dirimimos a la hora de trabajar para vivir. Y en ambas historias hay una zona gris común, la del periodismo. Es o quizá fue el adecuado medio para contar y hacer sentir la vida de otras personas? ¿o se trata de una maquinaria desatornillada de montaje para la produción de materia noticiosa de uso desechable?
Estas preguntas quedan suspendidas en los últimos meses de la vida de Marie Colvin. El cine ha dejado escasas aunque significativas huellas de esta cínica realidad. Recuerdo «Los gritos del silencio». Mientras el compañero del periodista Sidney Schanberg, Dith Pran, libra su supervivencia en los campos de reeducación de Pol Pot, Schanberg recibe premios de etiqueta por haber descubierto los bombardeos sanguinarios sobre Camboya ordenados por Nixon y Kissinger.
El periodismo en las sociedades occidentales ha creado un género propio, el hablar sin parar de sí mismo. Es el metaperiodismo de salón. Se trata de una magnífica cortina de humo recurrente. Pretende relativizar la guerra que el mismo periodismo supone contra todo. Y suplantarla ofreciendo meros actos de dignidad mal conseguida como el triunfo de una profesión dispuesta al sacrificio. Marie Colvin trabajaba para un medio dispuesto a «la guerra contra el terror», guerra que había mapeado la nueva dominación occidental en oriente: Irak, Libia, Siria, desde 2001. Pero a su pesar, las crónicas de Colvin son utilizadas por The Sunday Times para editorializar la necesidad de acabar con el necrófilo régimen de Al Assad. Las crónicas de Colvin están hechas sobre la tierra donde viven las personas que se han alzado pacíficamente contra el sátrapa sirio. Han pagado un precio altísimo por ello. Y aún va a ser mayor, al pedir la intervención de las potencias extrangeras. Ninguna de ellas, Gran Bretaña, EEUU, Francia o Rusia, tiene en mente nada parecido a conseguir que Siria sea un país de libertades.
Marie Colvin era, en pàlabras del fotógrafo David Conroy, «adicta a la adrenalina» de la guerra. Pero sería un error fatal considerarla una intrépida. «Estaba aterrorizada. Sin embargo su curiosidad superaba la natural inclinación de mantenerse a salvo». Colvin fue herido en la explosión que mató a Colvin. Necesitó 14 operaciones para recuperarse de sus lesiones. En su libro Under the Wire describe su trabajo con ella en Libia en 2011 y en Siria en 2012. El libro fue el guión de un aclamado documental estrenado en septiembre de 2018.
Conroy destaca que, a pesar del espectral miedo con el que vivía, Marie se sentía segura en las zonas de conflicto. Tenía bajo control la bebida, sus tormentosas relaciones sentimentales eran nubarrones pasados.Esa armonía paradógica queda expuesta en dos frases suyas a sus amigos, a sus lectores.
«Cubrir una guerra sirve para cambiar algo? La verdadera cuestión reside en tener fe en la humanidad de la gente que va a leer lo que escribo».»
«Nuestros amigos están muertos, sus familias están muertas, la mayoría de las personas están muertas, el mundo no está escuchando; Si sales, cuenta nuestra historia»
El film A Private War se estrena el 15 de febrero.