Este es el relato pormenorizado de un expolio perpetrado a todo el pueblo de Navarra: el desfalco de sus dos Cajas de Ahorros públicas, la Caja de Ahorros de Navarra y la Caja Municipal de Pamplona. Entre ambas movían el 50% del dinero ahorrado y circulante en la comunidad. Un botín apetecible, sin duda. Estando este desfalco en los tribunales, aquí el relato que los periodistas Alberto Gil, Aritz Intxusta y Patxi Zamora hacen en el libro publicado por Txalaparta, a raiz del movimiento ciudadano en torno a la asociación Kontuz. Desfilan en estas páginas los urdidores políticos, los beneficiarios políticos, Miguel Sanz y la presidenta Yolanda Barcina. Barcina, tras ser acusada ahora por una ex responsable pública de presionar a funcionarios fara favorecer a afines, parece encontrarse con apoyos en el Pp muy pelados. Mientras, el PSOE navarro, que se plegó al expolio a cambio de suculentos cargos y retribuciones en los órganos de la nueva CAN, otea posibles pactos con Bildu y otros. Todo un plato de bacalao al ajoarriero con salsa de partidismo malsano.
22 de junio de 2013. Pamplona. Veinte mil personas de múltiples credos y afiliaciones, quizá por primera vez en la capital iruñatarra, desfilan contra el expolio de la Caja de Ahorros de Navarra (CAN), exigiendo poner a los fatuos urdidores frente a sus responsabilidades penales. Pocos saben que sus penas comenzaron sobre la reservada mesa de un restaurante pamplonica: Las Pochas. En la sobremesa de un 28 de marz0 de 1998, Miguel Sanz, presidente del gobierno y del consejo de la caja de navarra; Francisco Iribarren, consejero de economía de la caja; Manuel López Merino, director de la caja de ahorros de Pamplona; y Javier Taberna, empresario, y «lider del lobby en gestación». Tienen una visión casi primaveral: hacerse con el principal órgano financiero de la comunidad y sus fondos. Sin más. Surge alguna tenue duda sobre los procedimientos, informes precisos. «Bueno, pues esperamos, ganamos las elecciones, hacemos la fusión y Kiko Goñi de director de la entidad«. Y ancha es Navarra.
En efecto, Kiko Goñi, a quienes los autores de El Banquete definen como el «ejecutor», es el encargado de desmantelar los obstáculos humanos y técnicos de ambas cajas. Para transformarla en el cortijo con el que soñaron los comensales en el restaurante pamplonica aquel 28 de marzo de 1998.
Yes no CAN
Desde el primer momento, la fusión es percibida por altos cargos, que serán oportunamente apartados, como impropia desde un punto de vista financiero. Esa vieja guardia foralista, hasta entonces detentadora del control financiero en Navarra, es desbancada, en favor de una nueva nomenklatura.
¿Quienes son los que comienzan a disponer de estipendios crediticios, gracias a cargos de dentro de la nueva CAN? Ricardo Martí Fluxá, ex secretario de Estado para la seguridad, Aldo Olcense, relacionado con el PP genovés al más alto nivel, Alberto Alonso Ureba, Javier Rabana, Antonio Catalán y el propio Enrique Goñi Beltran de Garizueta.
Puesto que el dinero ha volado, será preciso hacer un vuelo a vista de pájaro. Que en Navarra, desde hace lustros sobrevuelan los más variados pájaros, algunos de mal agüero. Los favorecedores políticos de la fusión, según relatan los autores en el libro El Banquete, también llevaron lo suyo en dietas: Juan Cruz Alli, 260.618 euros cobrados desde 2004 a 2011; Sanz, 338.239; Asiaín (psn), 305.233; Martí Fluxá, 294.691; Barcina, 247.645; Iturbe (psn), 168.392.
Enrique Goñí, el ejecutor, cobra en los 10 años de su gestión, 10,5 millones de euros, más dos fondos de pensiones.
¿Cómo es posible tanto silencio? Aparece, desvelado por los autores, un muy revelador crédito de la CAN a Diario de Noticias por el buen montante de 26,5 millones de euros. ¿Puede haber más?
Navarra se convirtió en la comunidad eur0pea donde más billetes volaban, cual aves en migración del frío colectivo al calor privado. Injustamente, ningún dirigente recibió reconocimiento oficial ninguno, salvo el tartazo que la ilustre comisionaria Barcina recibió en Tolouse.
…y el pastel explota
Desde su comienzo, la CAN se vuelca en la financiación de un círculo de empresarios muy cercano (Martí Fluxá, Catalán y Olcese). Pero el acabose llega con Hiscan, empresa participada al 100% por CAN y de la que cobraba dietas la omnipresente Yolanda Barcina. Hiscan supone para la caja casi más del valor de la misma: pérdidas patrimoniales de 203 millones de euros.
Al mismo tiempo, las dietas ruedan como fichas en una mesa de poker. Un enjambre de entes asegura retribuciones sustanciosas: Consejo de administración, Junta de Entidades Fundadoras (JEF), Junta permanente de la JEF y Corporación Industrial de la CAN. Entre 2004 y 2011, los consejeros cobran 4 millones de euros.
Con la inexorable llegada del final, el expolio que describen los autores de El Banquete viene acompañado de una ulcerosa guerra en los intestinos de UPN. Al mismo tiempo, la indignación social aumenta según aparecen una tras otra las denuncias del colectivo Kontuz y las filtraciones que los medios antes afines hacen una vez el barco de la CAN hace aguas.
La falta de apoyo político y la ausencia de pastel que repartir, hace de Barcina una lideresa sin corte. Y el pastel de Navarra a convenir no llevará su guinda. El dinero de los ahorradores de toda Navarra está fugado.