En el salón del piso de Ponferrada que los padres de Nevenka compraron cuando era adolescente, había un acuario grande. En su fondo se mantenían los restos de un galeón rodeado de cofres. Los peces de colores merodeaban de un lado a otro. Un día Nevenka observó que el número de peces había disminuido. Los pocos peces de colores que sobrevivían parecían envueltos de un estado de constante inquietud. Sobre la superficie flotaba algo parecido a un esqueleto. Esa tarde, su madre le dijo que había comprado un pez negro que quizá estuviera comiéndose a os peces de colores. Al asomarse al acuario, Nevenka vio al monstruo, fondeado impasible en la arena del acuario, junto a los restos del galeón. Era grande y gelatinoso, y al abrir con rítmica insistencia su boca desplegaba suficiencia y crueldad. Nevenka pidió a su madre que sacara al pez negro del acuario. No era posible, porque, dijo su madre, había costado mucho dinero, y no era seguro que fuera el causante de la muerte de los demás peces. Estos fueron desapareciendo hasta que el pez negro se quedó solo. La madre compraba más peces de colores. Pero estos iban al mismo tiempo desapareciendo o flotando en la superficie del acuario.
Cuando Juan José Millás viajó a Ponferrada y conoció de cerca la atmósfera moral del Ayuntamiento y el pueblo, le pareció un microcosmos de peces negros en el que había ido a caer inocentemente un pez de colores, Nevenka Fernández. “Al principio cayó con alegría dentro de aquel mundo de machos, más que de hombres, en el que tenía que manejar un presupuesto de unos seis mil millones de pesetas; el sueño de una mujer de veinticuatro años que acababa de terminar Empresariales. Los peces negros pasaban junto a ella y a veces la rozaban y a veces no”, escribe Millás. Nevenka forma parte del equipo de gobierno municipal del PP, que ha ganado las elecciones de mayo de 1999 y que gobierna con mayoría absoluta la ciudad de Ponferrada. Es una “niña bien”, su familia pertenece a la burguesía empresarial de Ponferrada.
Al poco de tomar posesión, Carlos López Riesco, teniente alcalde de Ponferrada, y quien la convenció para ir en el segundo lugar de las listas del PP, se acercó y la tocó el culo. Nevenka le obligó a disculparse. El pez negro que destacaba de entre todos los peces negros del acuario de Ponferrada es el propio alcalde, Ismael Álvarez.
Hospital clínico de Madrid. Septiembre de 2000. A muchos kilómetros de Ponferrada. Casi un año después de ser elegida concejal. La doctora psiquiatra Mollá escribe:
“Paciente de veinticinco años que acude con su novio y la hermana de este. Refiere sentirse muy angustiada de forma permanente desde que inició su actual trabajo como concejal en un ayuntamiento de Galicia”.
“Cuenta que lo empezó con mucha ilusión y dedicación no encontrando dificultades insalvables en cuanto a dicho trabajo se refiere. La ansiedad de la paciente comenzó cuando el Sr. Alcalde inició con ella una política de acoso sexual insistente alegando que ella decía estar permanentemente a su disposición las veinticuatro horas del día y de la noche, que los amigos debían hacer el amor, etcétera. También le dejaba notas de contenido erótico, la llamaba constantemente a su móvil, etcétera. Cuando en abril, tras contar lo sucedido a sus padres, él le insistió una vez más que depusiera su actitud, al parecer este señor cambió su política para con ella haciendo que el acoso se combinara con repetidas señales de “ineptitud dada la juventud de la paciente””.
“Llorosa, lamenta la entrevista. Lenguaje fluido y coherente. Ansiedad y estado de ánimo bajo en relación a la situación que cuenta. Insomnio de conciliación relacionado con el mismo tema. No se observa alteración en el contenido del pensamiento ni en la sensopercepción. bien apoyo familiar”.
“No antecedentes psiquiátricos previos”.
“Diagnóstico: trastorno adaptativo con estado de ansiedad en relación a conflicto laboral”.
Marzo de 2000. Nevenka no ha contado a nadie, aún, el rizoma escarpado que ella siente con culpabilidad. Es el origen del mal que la acecha, piensa. Ha tenido durante unos meses una relación consentida con el alcalde. Este hecho no solo va a arruinar su carrera, sino la dignidad de su persona en la capital pueblerina leonesa de Ponferrada, y posteriormente en casi toda España. En ese mes de marzo tiene un arranque de pez de colores rabioso: amenaza a Ismael Álvarez, el alcalde, con contar a la prensa lo que ocurría si era cesada, como el alcalde llega a amenazarla, y pide que deje de acosarla.
El aparente silencio posterior la hace creer equivocadamente que puede llegar al verano y contar con tiempo para vivir al margen de todo lo que está sucediendo a su alrededor.
Millás se pregunta en el libro que escribió sobre Nevenka: “¿Cómo iban a permitir los componentes de aquella realidad de provincias, tranquila, biempensante, endogámica, que una mujer de la burguesía reconociera que había tenido relaciones con el alcalde , que el doblaba en edad, y que este, uno se los suyos, había abusado de ella tras inutilizarla psicológicamente?”.
Nevenka huye de Ponferrada para refugiarse en la única persona que va a confiar en ella, su novio Lucas que vive a 100 kilómetros de Madrid. Nevenka ha roto con sus padres. No creen lo que les dice y sí al alcalde que les llama para hablarles de su inmadurez e ineficacia en el trabajo. Lucas, su novio desde hace meses, sí la cree.
Para Millás, Nevenka, al huir a Madrid y de ahí a Talavera de la Reina, donde trabaja su novio Lucas, ha dado un salto de pez gigante: ha abandonado el acuario de peces negros. Pero ahora, con Lucas, ambos son Hansel y Gretel perdidos en un bosque lleno de trampas y peligros que se va a suceder sin demora. La suya es una historia de iniciación a la vida.
Cuando cierra los ojos, Nevenka se ve como una fortaleza en ruinas. Es octubre de 2.000. no conseguirá levantar fuerzas hasta mucho tiempo después. Cuando se encuentra hecha pedazos, se toma un par de katovitis. Después, un Trankimazin para anular la angustia de estar un solo momento lúcida. Para salir a la compra, otro Katovit.
De mientras, en Ponferrada ya se ha puesto en marcha la campaña de derribo. Han aparecido pasquines en los que se asegura que Nevenka Fernández, concejala de Hacienda y Comercio se haya en Madrid haciendo una cura de desintoxicación de drogas. Al de unos días, en octubre, recibe la llamada de la apoderada de su oficina bancaria. En su cuenta bancaria donde recibe la nómina del Ayuntamiento, 300.000 pesetas, no hay el dinero suficiente para hacer el pago de la hipoteca mensual, 130.000 pesetas. El Ayuntamiento ha decidido reducir a la mitad su sueldo. Está de baja, sin dinero, sin la casa bajo hipoteca, sin trabajo y bajo sospecha en Ponferrada. Sin fuerzas y con escasas posibilidades de poder encontrar un trabajo. Es lo más parecido a la muerte civil. Además de la muerte interior. Este tornado no acaba más que empezar.
Está sola. Su familia acusa los golpes que se suceden en Ponferrada. No comprenden y tardarán demasiado tiempo, la relación que Nevenka ha tenido con el alcalde – “si te gustan los viejos, ¿por qué no te vas al geriátrico?” le espeta su padre una vez; su madre soslaya el dolor de la hija responsabilizándola del daño que sufre la familia por el complot que el alcalde y su poderoso entorno mediático y empresarial está tejiendo y tejerá sobre Nevenka –.
Y viene el nudo gordiano, uno de los muchos, pero quizá el principal, como lo describe Juan José Millás.
“El primer acto del depredador es paralizar a su víctima para que no se pueda defender”. Nevenka cuenta a Millás que cuando leyó esta definición de Marie France Hirigoyen en El Acoso Moral, recordó las dificultades para responder a
– ¿Y tú por qué no hacías algo cuando se masturbaba delante de ti?
“las cosas empiezan con un abuso de poder, siguen con un abuso narcisista, en el sentido de que el otro pierda su autoestima, y pueden terminar a veces en un abuso sexual”, concluye Hirigoyen. Catorce llamadas al día. “Te toco el culo porque me sale de los cojones ¿Qué vas a hacer, denunciarme?”. Pedía que durmiera con él la siesta. La recriminaba una actitud inmadura y paranoide por no acceder a sus mandatos.
“Presentar una denuncia es la única manera de terminar con el psicoterror”.
Será la decisión más dura. Está sola. Su familia y su novio están de acuerdo en que zanje el tema presentando su dimisión como concejala de Hacienda y Comercio. Cabe preguntarse, escribe Millás, si al denunciar a Ismael Álvarez también lo hacía a su figura paterna y la sociedad bien pensante que había tratado de complacer durante años. “Todos los años pasados constituyeron un ejercicio de disimulo inconsciente para ser aceptada en una familia a la que llegó sin ser deseada”.
Los valores ortodoxos, la versión oficial de su familia, la de la sociedad provinciana y la de su propio entorno político en el PP de Ponferrada la llevó a concluir: “hay algo que no es como me dicen”. Todo era una montaña de mentiras cuyo material ella también contribuyó a aumentar. Hasta que dijo no.
Millás describe el ambiente kafkiano y matonil que emerge en Ponferrada con la denuncia de Nevenka contra el alcalde. El caso sobrepasa los límites de la omertá provinciana y convierte a la joven Nevenka en un personaje del que hablan todos los medios de comunicación en España. Es, para un sector del Partido Popular nacional, un ataque contra un alcalde que representa el carácter caciquil del que el partido no ha sabido o querido desprenderse. Los tentáculos del alcalde llegaban hasta Madrid. Y con ellos la guerra del abuso por otros medios. El más violento, la campaña de descrédito a Nevenka Fernández que se llevó a cabo en el programa radiofónico del íntimo amigo del alcalde, el periodista y empresario Luis Del Olmo.
El libro de Juan Millás Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad, fue publicado por Alfaguara en 2004. Ahora ha sido reeditado a colación del aniversario de la sentencia contra el alcalde Ismael Álvarez por acoso sexual, y de la reciente proyección de un documental y una película cuyo guion sigue el trazo de la crónica que Juan José Millás hiciera en su libro-reportaje hace veinte años. Es una de las mejores crónicas en español de los últimos treinta años. Fue un parto primerizo. La primera crónica sobre el acoso moral y sexual en la España bien pensante del siglo XXI. La historia tiene un final abierto y agrio. A pesar de que Nevenka recibe una sentencia hacia su favor, no regresa a Ponferrada. El alcalde Ismael Álvarez, a pesar de ser condenado por acoso, volverá a presentarse a las elecciones aunque no conseguirá ser de nuevo alcalde y seguirá viviendo en Ponferrada sin ver mermado su prestigio social.
Hay algo que no es como me dicen. Juan José Millas. Alfaguara 2024. 190 páginas. 18,90 euros.