Kevin Kunishi recorrió las junglas de Nicaragua entre 2009 y 2010. Encontró en su indómita espesura las venas cicatrizadas por el dolor avieso que significó para el pueblo nicaraguense liberarse del inefable dictador Somoza. Compendio de todo su trabajo fotográfico, Kunishi acaba de publicar este noviembre Los Restos de la Revolucíon (The Remains of the Revolution) editado en EEUU por Daylight books. Desfilan en sus retratos cárceles somozistas, antiguas fotografías de oscuros torturadores. El suyo es un contacto con la gente de las aldeas, cuyas cicatrices proyecta bajo la sombra de los árboles la misma herida de toda Nicaragua. Y la de Nicaragua no es a su vez más que una rama quebrada en la selva que es toda Latino América.
Kunishi enfoca antiguos miembros de la Contra, sandinistas prófugos, y ofrece el contracampo de jóvenes generaciones que puede aspirar hoy a posibilidades que sólo se explican con el sacrificio de las generaciones pasadas. Todos ellos conviven sólo con un presente al que le acecha cada vez más lejos un pasado como de animal herido.
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