Un hombre lleva atado
a un perro grande de color negro
y tres cabezas.
Estos días le saca más
de las tres veces reglamentadas
por la corporación muncipal.
Piensa
“no se presenta todos los días
la oportunidad de pasear
por el inframundo.”
El tiempo es más clemente
que nunca y el sol pinta
por las calles su posición vertical
y horizontal como las franjas
de una bandera que tiene
un sol en el ángulo superior.
Otro hombre se sienta en el alféizar
de su ventana, toma el sol
y mira arriba y abajo
como ejecutando un ejercicio
de cervicales.
El perro de tres cabezas
en la pausa demorada de la calle
se detiene, mira y ladra.
Che Fe Lin