Dos son las antologías poéticas que se han publicado en los dós últimos años «contra la crisis». Pretendidamente rebeldes, identifican la reacción del poeta contra la penuria en la que ha decaído el estado del bienestar. ¿Debe estar la voz o el grito sutil y desgarrado de la poesía ligada a la defensa de la cuantía económica de la sociedad? Sí, según más o menos, las recolecciones En Legítima Defensa, publicado por Bartlerby, y Disidentes, de Oveja Roja. Aunque en ellas aparezcan poetas que trasciendan la tesis de los recopiladores – Antonio Gamoneda y Alberto García Teresa respectivamente -, en sus páginas asoman eslóganes prosaicos. Reproducimos parcialmente una entrevista en Democracy Now de hace años entre Amy Goodman y el poeta Lawrence Ferlinghetti, autor de Poesía como arte insurgente.
Poesía como arte insurgente:
Te hago señas a través de las llamas. El Polo Norte ya no está donde solía estar. El Destino Manifiesto ya no es manifiesto. La civilización se autodestruye. La diosa Némesis golpea a la puerta…
¿Para qué sirven los poetas en una era semejante? ¿Cuál es el uso de la poesía? Si quieres ser poeta, crea obras capaces de responder al desafío de tiempos apocalípticos, incluso si ello significa que suenes dantesco. Tienes que decidir si los gritos de los pájaros son gritos de éxtasis o gritos de desesperación, y al hacerlo sabrás si eres un poeta trágico o lírico. Concibe el amor más allá del sexo. Sé subversivo, cuestionando constantemente la realidad y el status quo. Esfuérzate por cambiar el mundo de tal manera que no haya más necesidad de ser disidente. Lee entre las vidas y escribe entre las líneas. Comprométete con algo que esté más allá de ti mismo. Sé apasionado al hacerlo. Pero no destruyas el mundo, a menos que tengas algo mejor para poner en su lugar.
Si quieres extraer la fama de las llamas, ¿dónde está tu arco ardiente?, ¿dónde están tus flechas de deseo?, ¿dónde está tu chispa ardiente?
La clase de los amos inicia las guerras. Las clases bajas las libran. Los gobiernos mienten. A menudo, la voz del gobierno no es aquella del pueblo.
¡Pronúnciate! ¡Actúa! El silencio es complicidad. Sé el tábano del Estado y también su luciérnaga. Y si tienes dos barras de pan, haz como hacían los griegos: vende una con la moneda del reino, y con la moneda del reino compra girasoles.
¡Despierta! ¡El mundo está en llamas!
¡Que lo pases bien!
Va a aparecer en un formato un poco más pequeño. Ésta es una prueba. En realidad va a tener más bien el tamaño del Pequeño Libro Rojo del Presidente Mao.
AMY GOODMAN: Poesía como arte insurgente.
LAWRENCE FERLINGHETTI: Sí.
AMY GOODMAN: Lawrence Ferlinghetti, a los 88 años, sigue publicando, sigue yendo cada día al trabajo en la Librería City Lights que cofundó en 1953.
LAWRENCE FERLINGHETTI: Fue una librería muy pequeña durante muchos años, una librería de una sola pieza con nuestra editorial en una habitación en el sótano. En realidad era una imprenta underground.
AMY GOODMAN: Este libro y la poesía, “Poesía como arte insurgente,” ¿dónde lo escribió?
LAWRENCE FERLINGHETTI: Oh, es un proyecto permanente. Un libro llamado “¿Qué es poesía?” apareció hace unos pocos años – hace unos diez años, y le agrego cosas permanentemente. Y en cuanto a definiciones de poesía, es un tema inagotable.
AMY GOODMAN: ¿Dónde escribe?
LAWRENCE FERLINGHETTI: Oh, en cualquier parte. En cualquier parte, donde se me venga algo a la mente. No soy muy sistemático en eso.
AMY GOODMAN: Como Howard Zinn, combatió en la Segunda Guerra Mundial.
LAWRENCE FERLINGHETTI: Sí. Fui –
AMY GOODMAN: Como muchos otros.
LAWRENCE FERLINGHETTI: Fui capitán de un cazasubmarinos estadounidense en la invasión de Normandía, la primera mañana, a las 6, una pantalla antisubmarina alrededor de las playas de Normandía. Y luego fui al Pacífico el último año. Fui navegador en un transporte de tropas, e íbamos hacia Japón. Y en las fuerzas armadas, no te dicen nada excepto lo que necesitas saber para realizar tu parte del plan general. Así que apenas sabíamos para qué íbamos a Japón, excepto que con todos los otros barcos que iban en la misma dirección, cargados de tropas, era obvio que formábamos una fuerza de ocupación. No, se suponía que fuera primero una fuerza de ataque, y luego cuando fueron lanzadas las bombas atómicas, la fuerza de ocupación se transformó en, quiero decir, la fuerza de invasión se convirtió en una operación de ocupación. Y llegamos a Sasebo en el sur de Japón. Llegamos utilizando fotografías aéreas capturadas del puerto. No teníamos ningún mapa del puerto.
Y después de un día en tierra, tomamos un tren a Nagasaki. Estábamos a sólo unas pocas horas. Y pienso que debe haber sido unas siete semanas después del lanzamiento de la bomba en Nagasaki. Y había habido tiempo para “limpiar,” durante un cierto tiempo, pero todavía era una escena devastadora. Me convirtió instantáneamente en pacifista. Había unos 8 kilómetros cuadrados de mantillo del que sobresalían cabellos y huesos humanos, y en el horizonte una especie de paisaje que se veía en el cuadro de Anselm Kiefer de esos días: formas ennegrecidas irreconocibles que se alzaban en el horizonte y tazas repletas de carne.
AMY GOODMAN: ¿Comprendió usted lo que había sucedido?
LAWRENCE FERLINGHETTI: – con carne fundida en la taza. Oh, no teníamos la menor idea; nadie sabía lo que era la radiación. Íbamos por ahí. Nunca tuvo ningún efecto dañino, pero tal vez sucedió con algunos de los otros con los que iba.
AMY GOODMAN: ¿Vio a algún japonés vivo?
LAWRENCE FERLINGHETTI: No. En el puerto de Sasebo, pensamos que habría muchos japoneses, pero se habían ido todos. Toda la ciudad era como una ciudad fantasma. Estaba todo entablado, y todos los japoneses habían huido a los montes. Ni un japonés en parte alguna.
AMY GOODMAN: Así que cuando volvió a EE.UU., ¿cómo comenzó a asimilarlo y también a ganar conciencia de la política?
LAWRENCE FERLINGHETTI: Creo que lo hizo Nagasaki. Quiero decir, había crecido como un chico típicamente estadounidense. Había sido Boy Scout en los suburbios, un Eagle Scout, sólo que me degradaron por robar lápices en el baratillo en la misma semana en que llegué a Eagle Scout. Pero aparte de pequeños incidentes semejantes, yo era un auténtico muchacho estadounidense, y yo –
AMY GOODMAN: Así que lo mandaron a…
LAWRENCE FERLINGHETTI: Yo no tenía la menor idea; no recuerdo ni siquiera que haya oído hablar de un objetor de conciencia en la Costa Este durante la Segunda Guerra Mundial. Fue solo cuando llegué a San Francisco y comencé a escuchar KPFA, que había sido fundada por objetores de conciencia, y..
AMY GOODMAN: ¿Piensa que la poesía es un instrumento para salvar el mundo?
LAWRENCE FERLINGHETTI: Bueno, pienso que es bastante posible. Pero, como dije, la poesía tiene que esforzarse por cambiar el mundo de tal manera que ya no tengamos que ser disidentes. Ahora, ¿puede imaginarse a Democracy Now! sin que tenga que seguir siendo disidente?
AMY GOODMAN: Bueno, Lawrence Ferlinghetti, al terminar esta hora, su consejo para los jóvenes, jóvenes poetas, a los ciudadanos del mundo.
LAWRENCE FERLINGHETTI: ¿Tienes que ser poeta? Si no tienes que ser poeta, sé escritor en prosa. Irás más rápido. Hay probablemente más poesía publicada en la actualidad que en cualquier otra época en la historia del mundo. Sin embargo, existe esto: la gente piensa que se vuelve ciega cuando ve una línea en la tipografía de la poesía, simplemente se bloquea. Así que si puedes decir lo mismo en prosa, probablemente te irá mejor. Por ejemplo, éste, mi librito: “Poesía como arte insurgente,” está escrito en prosa, tratando de romper la barrera.
resumido de:Democracy Now!