Como si de un macabro exorcismo inquisitorial se tratara, el barrio chino de Barcelona, hoy reducido a El Raval, purga la impudicia de vivir, buscarse el trabajo y el ocio al margen del mercado. El antropólogo Miquel Fernández quiso buscar in situ el mito maligno, y hacer un contra exorcismo en toda regla: jamás desde