1984. Jean-Christophe Derrien. Rémi Torregrossa (2022. Editorial Planeta).
1984. Fido Nesti (2021. Editorial Penguin random House)
Una advertencia al incauto lector: si es usted un fanático de las reseñas repletas de expresiones en inglés como el manido must have, sin ir más lejos, esta no va a cumplir sus expectativas. Es más, incluso dudamos que esto vaya a ser una reseña. También, como declaración de intenciones, vamos a proponernos el objetivo de no caer en los básicos clichés que se utilizan para definir el libro titulado 1984, a saber: la palabra que define la representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana; y la palabra que define a un modelo digno de imitación en cualquier arte o ciencia. Todo ello lo hacemos con el único interés de intentar dar un aire más fresco y sano a la redacción y al análisis de cualquier cosa; enriqueciendo de esta manera el inabarcable pero monótono campo de las reseñas y las opiniones que siembran internet.
En un breve espacio de tiempo se han publicado en nuestro mercado dos cómics basados en el libro 1984 de George Orwell (elijan ustedes la edición). Por un lado, tenemos 1984 (Planeta Comic. 2022) adaptada por Jean-Christophe Derrien y Rémi Torregrossa, que se caracteriza por ser un producto típico de escuela francesa con atención al detalle y formal. Las atmósferas se crean con trama o un imperante y poderoso gris. El color, básicamente en tonos pastel, se reserva para incidir en determinados momentos más sentimentales y sensibles reforzando la narración secuencial.
Por otro lado, tenemos 1984 (Editorial Penguin Random House. 2021), adaptado por Fido Nesti que opta por un arte un tanto más experimental y figurativo, y cuya narración, dice el autor, está muy atrapada por la obra original. También tiñe toda la obra con el gris opresivo y decadente, color que parece ser el indicado para crear las atmósferas propias de la obra original, y además coincide con la anterior en el uso del color para determinados momentos que se quieren destacar o aliviar la pesada carga que suele conllevar la lectura de una obra monocromática. Nadando por el maravilloso mundo digital hemos encontrado una entrevista con Fido Nesti en la que habla de su proceso creativo para este cómic, y si tienen curiosidad sobre cómo afronta un creador una adaptación, superada la barrera del portugués, rogamos se lean la misma.
Cada una de estas versiones o interpretaciones del clásico ofrecen particularidades distintas que pueden adaptarse a los gustos de los lectores según sus preferencias, y en ambos casos es más que probable que el resultado sea satisfactorio.
Y hasta aquí lo único reseñable de estos cómics: ambos son un excelente trabajo narrativo y artístico y deseamos lo mejor a sus autores. Por lo demás, invitarles a que inviertan en cultura —aunque en este caso van a llenar la hucha de dos monstruos editoriales—, y solicitar el apoyo para que los artistas obtengan una merecida recompensa por sus obras, cosa bastante difícil en su sistema que por lo general suele sumir en el hambre al creador en favor de márgenes de beneficios más amplios para las editoriales.
Mencionar que hay alguna que otra adaptación más en el mercado como 1984. EL MANGA de Ayako Koike (2014. Número 8. La Otra H. Editorial Herder), previo a su paso por One Piece o My Hero Academy.
Se ha puesto muy de moda lo de llevar grandes libros al formato japonés de cómic para uso y disfrute del gran público (los de la Editorial Herder se atreven con todo) y son numerosos los títulos que podemos encontrar en las librerías especializadas (recuerden, por favor: los cómics se compran en las tiendas de cómics. Repitan después de mí, por favor: los cómics se compran en las tiendas de cómics. Para otro día reservamos la política de las editoriales y los distribuidores). También, si el idioma no es problema, tenemos una versión interesante titulada 1984: the Graphic Novel de Matyás Namai (2021. Palazzo Editions Ltd).
Señalamos que hay adaptaciones de libros de temática semejante como Rebelión en la Granja (Odyr. 2021 Penguin), El Cuento de la Criada. (2019. Editora: Nan A. Talese, editorial Knopf Doubleday), y la más reciente Farenheit 451 de Víctor Santos (2023. Planeta Cómics)
No quisiéramos dejar pasar la oportunidad de presentar al amable lector alguna que otra versión ilustrada del libro original porque alguna de ellas destaca por su calidad en las ilustraciones. Por ejemplo, podemos deleitarnos con la obra de George Orwell ilustrada por un inspiradísimo Luis Scafati publicado por Libros del Zorro Rojo, y la publicación «integra» e ilustrada que puso a la venta la editorial Alfaguara con ilustraciones de Fran Rodríguez.
Dicho todo lo anterior, vamos a lo interesante con su permiso y paciencia.
El primero de los temas a tratar es la cansina, aburrida, superada, malintencionada, patética, decadente y vetusta manía de las editoriales de vender productos que adaptan obras literarias, o lo que sea, refiriéndose a ellas como «FIELES AL ORIGINAL». Mira que ya estamos bien entrados en el siglo XXI, mira que ya se ha hablado de esto, mira que hay gente que posee muchos más conocimientos y experiencia en estos temas que podrían orientar a los departamentos de marketing de las editoriales para no caer en este modelo de venta chusca y torticera que intenta atraer a los despistados, o a aquellos alumnos de instituto que no se sienten con ganas de leer el original. Estamos hablando de editoriales con recursos suficientes como para enfocar sus productos en otra dirección sin insultar a la gente ni a su inteligencia. Es un tema que en principio podría parecer baladí, pero a la larga ya cansa y resulta de un paternalismo decadente que evidencia una realidad inevitable: ya no saben cómo vender.
En el caso de la obra publicada en Random House nos agitan a la cara, como algo relevante, el hecho de estar avalada por The Orwell Foundation; maniobra que también utilizan para el libro original publicado por la misma editorial. Bueno es saber que el libro de George Orwell no ha pasado por un editor con un MBA interesado más en los números basados en los «gustos» del consumidor y que se han preocupado por conservar el original, que es lo suyo, sin cortes ni alteraciones. Nadie debería creerse mejor que George Orwell o que su editor original, como para considerar que posee el arrojo moral necesario para mutilar, sesgar, manipular, adulterar, optimizar, rejuvenecer o lo que sea una obra que lleva entre nosotros mucho más tiempo de lo que durará jamás cualquiera de las modas o supuestos gustos de la plebe en un momento determinado de la Historia. El Editor/Charcutero es un peligro latente entre nosotros y debemos denunciarlo para evitar futuros males. Planeta Cómics, por su parte, no nos concede ni una triste página introductoria o prólogo firmado dando su impresión, explicación, justificación o presentación, simplemente se definen como adaptación fiel al original sin muchos miramientos con una frase en la contraportada y «ancha es Castilla» porque en el departamento no dan para más.
Cuando una obra se traslada a otro medio, automáticamente se convierte en otra cosa. Distintos lenguajes, distintos soportes, distintos caracteres crean de por sí una cosa ajena con entidad propia que puede referenciar al original, o no. Esto es así desde que sale el Sol cada mañana. Si lo que se pretende es conservar el espíritu y el mensaje original se logrará un mejor resultado sin encorsetarse en la fuente y en su idiosincrasia, porque dicho original está enmarcado en un formato distinto envuelto en un halo diferente con una intención distinta. Dar validez a ambas realidades nos enriquece y ser consecuentes con lo que vamos a disfrutar también nos engrandece como sociedad. Ambos resultados pueden coexistir perfectamente sin que uno solape a otro; las demás consideraciones quedan fijadas en los valores de los gustos personales de cada uno. Los puritanos siempre existirán y tendremos que convivir con ellos, qué le vamos a hacer.
Y en todo este barullo caben las protestas de algunos de esos autores de libros que no encuentran reflejo fiel de su obra en las adaptaciones que se han hecho, como mucho lloraba Hank Moody, el protagonista de Calilfornication (2007-2014) cuando hablaba de la adaptación de su libro al cine. Charlie Kauffman narraba las dificultades de un guionista a la hora de adaptar un libro súper ventas a la gran pantalla en Adaptation (2002), y todavía está por llegar la obra adaptada que obtenga el placet de su alteza real Alan Moore. Aunque ruego no juzgar a esos autores por la doble moral de coger el dinero de la compra de derechos y luego criticar los resultados finales. También tienen ellos derecho a juzgar; aunque deberían comprender el pequeño principio que llevamos aplicando un rato sobre los diferentes lenguajes y resultados. ¡Pues que no cojan la pasta!, dirá alguno, pero la realidad es que, si intentas vivir de vender libros, TODOS nos embolsaríamos la pasta, apareceríamos sonrientes en la alfombra roja del estreno y nos haríamos las fotos con el elenco de artistas que han transformado nuestra perfecta obra en un simple, superficial, liviano, anodino y leve producto.
Las editoriales siguen intentando engatusar con su «adaptación fiel» en sus obras revisited para que no te alteres mucho, oh querido lector/consumidor. O puede que lo hagan para que, después de comprarla y leerla, te cabrees e indignes en las redes sociales comentando la falta de respeto al original y no prestes atención al constante y sangrente desmantelamiento del estado de bienestar en favor de un neoliberalismo capitalista acumulativo y rentista que nos dirige hacia un triste y gris futuro dominado por el mega corporativismo basado en trusts y chiringuitos financieros, que controlarán hasta el último nivel de la vida de las personas y que incrementarán las desigualdades de una manera tan brutal que el hambre será una constante en la vida diaria de muchas personas desposeídas de un salario digno, pero que se creerán afortunadas porque conservan un trabajo miserable en condiciones precarias que rozará el esclavismo autoimpuesto, anestesiado por la nueva cultura de la superación personal y el coaching de mantra productivo flagelante motivacional a golpe de lapidarias frases vacías y alienantes.
Donde queremos llegar es a lo que se ha dicho anteriormente: todo esto está hablado y no insistimos. Simplemente queremos reclamar y sugerir que los departamentos de marketing y publicidad sean reemplazados por traductores y correctores, porque son dos profesiones que se echan muchísimo de menos en el mundo editorial, y de adaptaciones está el mundo lleno. Gracias.
Para continuar vamos a intentar un pequeño ejercicio de estilo. Advertencia: es un mero ejercicio. No estamos animando a nadie a intentar replicarlo en la vida real. Que tengamos que advertir esto denota que vivimos en unos tiempos extraños y poco reflexivos, con poco margen para el debate, escaso sentido del humor y ceñida idiotez ideológica. Calma, relax, fluya y vaya a darse una vuelta. Que los rayos del Sol calienten su piel. Respire hondo y cuente hasta diez. Lo que queremos hacer aquí, querido lector, es fácil y poco visto, tal vez incluso algo temerario: vamos a montar nuestro propio estado totalitario. Aquí y ahora, mientras se toma el café y las tostadas (no eche demasiada mantequilla; el colesterol no perdona) Sígannos, por favor, en este fantástico recorrido que esperamos sea de agrado. Abróchese el cinturón y allá vamos.
Bien, empecemos. Todos hemos tenido alguna vez ese terrible e incontenible impulso tan bárbaro pero satisfactorio que nos arroja a poner «los huevos sobre la mesa» (no empecemos con el tema del género, por favor) cuando algo de verdad nos indigna. Usted, preocupado ciudadano, se encuentra en un estado constante de desazón y continua irritabilidad porque «esa panda de cabrones» que nos gobiernan no tienen ni puñetera idea de qué es lo que se traen entre manos. Normalmente esto no pasaría de darle voces a la televisión cuando sale ese político de turno que nos saca de quicio, o de unos cuantos comentarios desbocados en la barbacoa del domingo, o de unas cuantas conversaciones nocturnas entre colegas regadas con alcohol en las que se señalan claramente a los culpables de todos nuestros males.
Pero usted siente un pequeño dolor interior, una pequeña molestia en lo más profundo de su corazón que se retuerce y agita intentado salir hacia afuera. Eso que intenta asomar, amigo mío, es el impulso inherente del cambio que usted cree que necesitamos. Sus «huevos» quieren tocar madera, amigo. No corra todavía, necesita su motivation: dos lecturas rápidas de libros de autoayuda, un par de frases motivacionales, una charla de coaching. No pierda el tiempo leyendo los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, o la España Invertebrada de Ortega y Gasset porque usted ya le ha tomado la temperatura a su realidad, a la sociedad que le rodea y no necesita consejos de nadie, salvo tal vez los de Robert Kiyosaki y su libro Padre Rico, Padre Pobre (que Dios nos pille confesados). Así es, vamos a crear un estado totalitario en España; para qué andarnos con tonterías creando e imaginando países ficticios si aquí andamos sobrados de gente preparada, motivada y dispuesta a hacer lo que haga falta. Materia prima de calidad, amigo.
Estupendo, ya estamos preparados. Tenga en cuenta que los comienzos son difíciles, pero los resultados llegarán pronto (frase motivacional gratis). Ante todo, tiene que seguir el camino de baldosas amarillas a pies juntillas y no salirse de dicho camino. Sí, tendrá que improvisar muchas veces, pero mantenga la vista levantada sin perder nunca el objetivo (más frases motivacionales gratis. Estamos que lo tiramos). No se desanime con las críticas de los demás. Escuchará en más de una ocasión que los estados totalitarios suelen tener una corta duración, suelen ser violentos y difíciles de manejar y que siempre caen por su propio peso. Nada, usted ni caso; son todos unos envidiosos y gente tóxica conformista y poco productiva que quieren hacer daño por hacerlo.
Ya tenemos la decisión tomada y ahora necesitamos un poco de organización. Primero vamos a conseguir unos cuantos amigos cercanos que compartan esas inquietudes y que quieran participar de su nueva empresa. Podemos tomar el pulso a aquellos amigos que han compartido esas copas y esas chanzas entre bar y bar a ver cuáles de ellos ofrecen algo bueno que aportar a la causa. Tiene que encontrar un núcleo duro de su confianza que crea en usted y en su mensaje para que el grupo sea hermético, consolidado y tenga cimientos fuertes. Va a tener que contar con un buen olfato para evitar a cobardes o futuros traidores sin arrojo, idiotas que cojan el primer avión que encuentren y acaben estrellándose en territorio enemigo y cosas así. Una buena criba le ahorrará dinero y un montón de problemas. No sea rácano, compartir el botín con justicia es la clave para durar como capitán del barco pirata. Prométales poder a raudales como nunca antes se ha visto en este país. Tiene que convencerles y ellos tienen que creer en usted.
Intente que su grupo sea heterogéneo porque va a necesitar tocar todos los estamentos sociales para que sus ideas se desperdiguen. Seguramente, usted cuente con algún funcionario de perfil medio entre los suyos; algún amigo que se mueva entre grupos financieros; algún amigo empresario. Si tiene conocidos entre las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, mucho mejor; militares con rango, siempre bien. Va a necesitar una voz en los medios de comunicación, por supuesto, por lo que va a tener que rascar entre los grupos más inclinados a la imposición, a ser preferible conservadores de derecha porque esos siempre tienen ganas de gresca. Pero tiene que encontrar caras amables, nada de tipos con bigote o cara de palo que echen para atrás o radicalicen su postura a la primera de cambio. Piense en ese gran póster de la obra 1984 en la que el Hermano Mayor advertía de la vigilancia: simplemente con pensar en ese tipo con bigote se suman diez nuevos disidentes a su régimen. Si tiene problemas para encontrar a semejante grupo, no desespere. Es lógico que la principal dificultad sea encontrar la veta de la que extraer el mineral. No hay problema, amigo, estamos aquí para ayudarle: le recomendamos que pique entre los grupos de padres del colegio en Whattsapp. Ahí dentro hay de todo y para todos los gustos. Un par de barbacoas el domingo, un poco de efusividad y retórica y deje que la inercia haga lo demás; seguro que alguno de los presentes se brinda el clásico «no hay huevos». Pero evalúen concienzudamente las consecuencias porque aquí no vamos a acabar desayunando en Albacete tras una noche de fiesta en un intento de ir a Valencia a comer paella. Aquí se van a jugar el pellejo.
Ya tenemos un grupo o núcleo duro formado. Queden los lunes por la tarde, es una recomendación. Todo el mundo estará más encabronado y más receptivo a la revolución tras un lunes horrible en la oficina. Sus nuevos amigos de faena tienen que trabajar en oficina, tener como mínimo estudios universitarios y cargas familiares y económicas por encima de sus propias posibilidades. Si cree que tener carrera le exime de caer en los brazos de ideas radicales, está equivocado. Le aseguramos que hay gente por ahí con tres carreras y MBA que cumple a rajatabla con los cánones y los patrones propios del cuñadismo, yernismo y sobrinismo de chiringuito playero de todo incluido.
Usted y sus amigos, preocupados por la marcha de la democracia, saben muy bien que la mejor manera de purificarla es creando un partido político que entre directamente en el problema y con la clara intención de resolverlo desde dentro. Se van a preocupar de investigar la manera en la que se monta un partido, van a reunir un poco de dinero, van a conseguir las firmas necesarias (les remitimos otra vez a los grupos de Whattsapp de padres del colegio), y en menos de lo que cree, va a contar a su disposición con flamante partido político. De momento se puede conformar con moverse localmente, o regionalmente, para ir despacio, pero no deje que nuestra poca ambición le impida ver la gloria que supone construir un partido político nacional, por favor. El único límite a su ambición es usted mismo.
Va a tener que enfrentarse a una disyuntiva importante sobre el carácter de su partido: ¿derecha o izquierda? Seguramente, la derecha sea su camino más fértil, pero no desdeñe ciertos aspectos de la izquierda. ¿Para qué cerrarse puertas? Le voy a contar un secreto para que su imperio sea fructífero, productivo y duradero: lo importante es que el dinero vaya a los bolsillos correctos. Siempre que mantenga esa máxima presente en sus movimientos optará al éxito. Por ello, seguramente se incline por la derecha como vehículo conductor de sus ideas de regeneración democrática y económica. La economía debe ser un referente constante en sus decisiones porque si los poderes económicos están contentos, usted estará contento. Lo de la redistribución de la riqueza, el reparto equitativo y el estado de bienestar no debería estar en su lista porque suele traer quebraderos de cabeza que dificulten su labor. Nada, elija lo que elija, que el dinero esté bien sujeto; tal vez por eso tenga que descartar el progresismo; suele ser menos amigos de los amigos del dinero ajeno.
Ahora busque una buena agencia de marketing y publicidad. No pierda el tiempo con asesores políticos, esos no saben nada. Usted necesita una buena campaña de comunicación y apele a la necesidad que tiene la sociedad de que usted intervenga cuanto antes en el campo de juego democrático. La gente debe necesitarle. Cree necesidad. La necesidad crea el negocio. No escatime, repito, no escatime ni un céntimo en imagen corporativa y difusión. Contrate al mejor community manager que encuentre. No deje esta labor en las redes sociales a su primo o a su sobrino. Seguramente su hijo sea muy listo y tenga Instagram y Facebook, pero usted necesita mucho más: necesita que sus ideas calen en las redes y que se vaya desarrollando su grupo de presión. Necesita seguidores, hooligans, followers, belivers. Sus guerreros en las redes son tan importantes como su músculo en la calle. No los confunda, por favor, porque sepa que sus guerreros cibernéticos no van a ser muy proactivos en la lucha más allá del salón de su casa, y en muchos casos se servirán de bots que inflen sus tropas. Separe los campos de batalla y sepa cuáles son las ventajas y desventajas de sus huestes. Ah, sí, perdone, a partir de ahora use lenguaje militar, declare la guerra a cualquier cosa que esté de moda, y asiente el miedo como forma de comunicarse con el rebaño, perdón, el electorado. Y un pequeño truco: hágase la víctima. Sus enemigos políticos irán a degüello a por usted en cuanto pise el terreno de juego. Aprovéchese de eso. Usted es un outsider y ellos «lo de siempre».
Para su músculo en la calle sírvase de las ventajas del outsourcing. No exponga a los suyos. Llevará un tiempo (los tiempos son importantes, no tenga prisa), pero con cierto trabajo y constancia, y un poco de ayuda de algunos de sus más cercanos colaboradores, se crearán grupos en todo el país que querrán salir a la calle a exhibir sus consignas, su estandarte y sus ideas. Ya hay grupos creados con ideas diversas que se mueven localmente. Intenten centralizarlos a través de una sociedad generalista o grupo de opinión, pero mantenga las distancias de momento; que parezcan espontáneos que se sienten atraídos por usted. Es ahora cuando debe elevar el tono y buscar al enemigo. Necesita a un enemigo acérrimo, al causante de todos los problemas sociales, de todos los males que impide que los humildes ciudadanos prosperen. Busque a su mejor objetivo: inmigrantes, nacionalismos, Unión Europea…o no se corte y diga que son todos ellos apoyados por grupos financieros extranjeros que financian la desestabilización del país (no insista en este último punto porque no debe enfadar a la gente con el dinero que luego le va a hacer falta; además, Soros está muy manido). Pero guárdese su verdadero objetivo para más adelante. Hable de una mano en la sombra, una mano negra que impide avanzar a la sociedad como debería. Conceda alguna pincelada, alguna sugerencia. De vez en cuando señálelos, pero mantenga el sosiego antes de echar toda la carne en el asador; ya llegarán los tiempos de la agitación.
Que trabajen los medios de comunicación por usted. La labor de esa persona de confianza en los medios que encontró en el Whattsapp de padres del fútbol del equipo de su hijo debe centrarse en que su nombre se oiga entre los grupos de comunicación. Pronto llegarán las entrevistas y puede que tenga que lidiar con algún periodista díscolo o con ansias de protagonismo, pero no se preocupe. Siempre sea natural, cercano, no evite ninguna pregunta, no se vuelva loco dando respuestas largas. Hable como si escribiera tweets de 180 caracteres. Frases cortas y lapidarias. Siempre deje algún recado duro y contundente a sus opositores políticos. De momento, usted no es más que un rumor, pero que vayan sabiendo con quién se la juegan.
La calle es importantísima. Elija sedes sencillas en barrios humildes para sus delegaciones. Que sus afiliados busquen más afiliados como en las estafas piramidales. Presión y más presión. Que se hagan oír, que monten bulla, pero que no busquen el conflicto, que sean otros los que tiren la primera piedra. Grabe el resultado de los altercados y cuélguelo en You Tube. Hable de persecución política.
Llegará un momento electoral importante y ahí tiene que estar preparado, ya sean municipales, autonómicas, europeas o generales. A saco y a por ellos. Todo su esfuerzo anterior va a ser sometido a prueba. Un simple escaño, el suyo, es un triunfo. Póngase el traje de gala y radicalícese, pero sin pasarse de frenada porque es usted un demócrata y los demócratas no son animales. En el tercer volumen de Berlín de Jason Lutes, se le explicaban claro los movimientos al líder: vaya a barrios en los que los sondeos muestren rechazo a sus ideas. Déjese zarandear un poco. Vaya a las universidades y que los estudiantes no le permitan dar sus conferencias. Que su community manager eche humo en las redes señalando a aquellos que quieren silenciar su voz. Que su jefe de prensa reviente el teléfono a llamadas de aquellos periodistas que asienten intrigados y excitados cada vez que usted aparece en unas imágenes con su semblante serio recitando su discurso mientras es insultado por otros radicales. Más mítines, «traed madera que es la guerra», más fotos y gánese el favor del voto femenino. Tenga cerca a importantes colaboradoras que repitan sus mismas ideas una y otra vez. Va a subir usted como la espuma y debe prepararse para el éxito. Que los youtubers con canales políticos hablen de usted y de su grupo. Que alguno de ellos entreviste a sus jóvenes promesas. Que salgan algunos chavales golpeados en la calle por otros chavales de ideas opuestas. O que sus chavales golpeen a algún compañero y que éste diga que han sido chavales radicales de otras opciones políticas.
El terreno social está preparado para su presencia porque los partidos tradicionales están anquilosados, podridos, desgastados y malheridos por los años de constantes escándalos y decisiones cuestionadas y cuestionables. Ese es un buen tanto. Súbase al carro de poner en duda todas y cada una de las decisiones del gobierno y de la oposición mayoritaria. Defienda que son unos idiotas no saben hacer nada y que España está perdiendo tiempo a cada minuto que usted está fuera del poder.
Podrá pensar el lector que de momento no estamos montando un estado totalitario, pero rogamos paciencia, porque los grandes acontecimientos se cuecen a fuego lento.
Y llegará ese momento en el que usted entrará de lleno en el campo de los sueños, en el Valhalla, en el Olimpo, el Séptimo Cielo cuando repose sus nalgas en el sillón de su escaño, rodeado de todos esos a los que usted señala como culpables de los males de la gente y que no saben lo que les espera en el futuro. No ha ganado las elecciones, ni falta que hace porque usted ya ha entrado y ahora empieza lo bueno. A ser posible, cuestione la legitimidad de las elecciones. Hable de juego sucio soterrado. Que aparezca el fantasma de caciquismo. En poco va a ser la estrella más brillante del firmamento.
Hagamos una pequeña parada. En el libro Cómo mueren las democracias, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt señalan cuatro indicadores clave de un comportamiento autoritario dentro de un sistema político: 1. Rechazo (o débil aceptación) de las reglas democráticas; 2. Negación de la legitimidad de los adversarios políticos; 3. Tolerancia o fomento de la violencia; 4. Predisposición a restringir las libertades civiles de la oposición, incluidos los medios de comunicación. Cada uno de estos puntos viene acompañado de una serie de preguntas que dirigen la mirada o inciden en la búsqueda del autoritarismo. Si la respuesta a todas esas preguntas es “sí”, tenemos un personaje que aúna características autoritarias. Pero esto es España, y para qué señalar a un personaje si podemos señalar al sistema en sí mismo; y lo mejor de todo es que usted no ha tenido que mover ni un solo dedo. Sus adversarios políticos han hecho todo eso por usted. Echen un vistazo a las preguntas y tenga la hemeroteca a su lado, el resultado es maravilloso. Hágase el favor de trabajar un poco e investigue, no es difícil. No vamos a darle todo hecho.
Por lo tanto, sus ideas mucho más extremas, concentradas y enfocadas tienen cabida en la sociedad que hasta ahora ha mirado para otro lado mientras los intereses políticos se imponían al sentido común. Es decir, usted está completa, total y absolutamente legitimado para continuar con su labor de limpieza democrática para salvar al país y a sus gentes de los males que atormentan a esta gran nación. Pero, recuerde, su destino es el Estado totalitario, no vamos a pararnos en un autoritarismo barato ni en una dictadura chabacana. Usted quiere la gloria del control absoluto. Seguro que ya tiene los pelos como escarpias.
Usted y su partido son agraciados con una representación en el Congreso de los Diputados, en el Senado, en alguna cámara de representación autonómica o en diversos ayuntamientos. Si, además, cuenta con un hombre de confianza en el Parlamento Europeo, mucho mejor. Es ahí donde se pueden hacer auténticas burradas sin mucho esfuerzo, y con un sueldo de los buenos.
Que su grupo haga ruido, mucho. No deje que continúe la legislación desbocada y sin sentido alguno. Haga que cada decisión política o avance legislativo sea un suplicio. Impida cualquier consenso entre gobierno y oposición mayoritaria; no va a necesitar mucha energía en eso. Hable alto, claro y que su aspecto sea impecable frente a los otros. Que todo su grupo lleve alguna prenda distintiva o un color representativo de su formación para que a la vista parezcan más de los que son. Que en sus discursos haya guiños a los poderes económicos, a la gente que lo está pasando mal, y de los que usted cree que han sido expulsados del sistema, es decir la clase media aspiracional. Hable de descontrol presupuestario, de gasto innecesario, de sumisión a Europa, de inseguridad ciudadana y desconcierto de cara al futuro. Siempre pinte un paisaje apocalíptico, aunque el debate discurra sobre la necesidad de poner bombillas de bajo consumo en el hemiciclo. Da igual, usted a lo suyo. Y revise bien sus discursos para que no queden como una sarta de idioteces lanzadas al Sol con la intención de que los suyos escuchen lo que quieren oír. Hágase escuchar por todos y así tendrá mayores apoyos entre el electorado descontento. Cree y financie un Think Tank hortera que le dé soluciones inmediatas desde su perspectiva para los problemas que acucian a la sociedad. Y si no hay un problema, seguro que su think tank los crerá de la absoluta nada en conjunción con su fabulosa agencia de marketing.
Ya le hemos comentado de la necesidad de un enemigo, un grupo al que echar la culpa de todo. Esa mano negra que todo lo emponzoña y ensucia y que está poniendo en peligro la supervivencia de la esencia de la nación española. Un grupo al que desdeñar y señalar sin tapujos ni cortapisas. Su think Tank va a tener que esforzarse mucho para crear el objeto de su odio. Porque su odio tiene que ser comunal y visceral. Tiene que atormentar a todos y tiene que poner en peligro la supervivencia del ciudadano español como entidad física y mental, que quiera acabar con aquello que los define. Pero vamos a echarle una mano con esto. Creemos, a pies juntillas, que debe señalar a ecologistas y a los científicos como causantes de todos los males. Ellos, sobre todo los ecologistas, quieren acabar con el modo de vida de la gente. Han sembrado el miedo al futuro, han intentado acabar con la Fiesta Nacional y con el capitalismo. Son bárbaros que quieren que volvamos a ordeñar cabras en los montes, o cosas por el estilo. Su agencia de publicidad seguro que son más creativos que nosotros a la hora de definirlos. Y los científicos son todos unos agoreros que quieren disfrazar su fracaso y su endogamia sembrando el pánico con el manido cambio climático. Nada, ellos son su mejor opción para aunar los esfuerzos del colectivo popular, atemorizados por el fin de su “way of life”. Garrote vil para ecologistas y científicos.
Noam Chomsky y Edward S. Herman nos demostraron que las élites necesitan cierta estabilidad política, social y económica, por lo que una democracia de verdad representa una amenaza para ellos. Este punto de partida es perfecto para pasearse por ciertos grupos y ambientes y exhibirse como el garante de la anhelada estabilidad. Y para ello necesita controlar la información, y la mejor forma es controlar a los medios. Los medios son un sistema guiado por el mercado: hágase amigo del mercado. Sea su fiel sirviente, su sidekick. Siempre que pueda dedíqueles una caidita de ojos, un beso al aire, un «todo este cuerpo es para vosotros» y el clásico, pero no por ello menos importante, «yo sí os comprendo». Y para los medios de comunicación pase tiempo con los pesos pesados, con los grandes de verdad, con esos señores cuya cantidad de oyentes es directamente proporcional a la cantidad de demandas por difamación y calumnias que les esperan en los juzgados; con aquellos defensores de la libertad de expresión, siempre y cuando sea su expresión la única que se escuche. Déjese amar por los micrófonos. Ensaye su tono de voz y hable despacio y con ideas claras para que su discurso cale desde el más alto cargo de una multinacional hasta el último camionero. Usted es amor, usted es ilusión, usted es la gran esperanza. Su imagen debe ser evocadora para cuantos más mejor, desde aquellos ejecutivos agresivos que tienen todo su patrimonio en SICAV exentas de imposiciones, como para irse de tapeo a una horrible franquicia cervecera con Pedro el aes, el hombre de todos, para todos y por todos, y al que no le guste, paredón.
Cene con el presidente de la patronal, y pague la cuenta. Cene con varios jueces, y pague la cuenta. Cene con todos los CEO del IBEX35, y pague la cuenta. Puros, muchos puros de los caros. Dese un paseo por Bruselas y cene con los líderes de aquellos partidos más en boga y alineados con usted, y pague la cuenta. Sea especialmente amable con todos ellos. Un buen conversador es la clave para conquistar los corazones. No les prometa nada, pero que vean en usted a un hombre en el que se puede confiar. Ríales los chistes, preste atención a los nombres de sus hijos, miren juntos las fotografías de las últimas vacaciones en Egipto. Hágales caer que usted ya ha cenado con tal o cual personaje y que se lo pasaron muy bien. Déjese impresionar por sus últimas correrías en sus ámbitos de trabajo, aunque le importen un puto pimiento. Usted los ama a todos por igual. Pronto se dará cuenta que se odian unos a otros, que se sacarían los ojos por un poco más de poder, que venderían a sus hijas a un burdel si con ello obtuvieran algo que anhelan. Toda esa información será necesaria en un futuro y debe conservarla en su cabeza. Ya vendrán los tiempos de la vigilancia de las elites por su policía política, pero mientras llegan debe ser capaz de moverse como un gato por ese intrincado, dificultoso, pastoso, peligroso, delirante y escurridizo mundo del poder. Lea a Esteban Hernández y su El rencor de la clase media alta y el fin de una era; a Dani Domínguez y el libro Ibex 35: tres décadas marcando la agenda política de España; o disfrute con La secesión de los ricos de Antonio Ariño y Juan Romero. O por lo menos que se los lea alguien de su núcleo duro y tome notas porque le van a ser muy útiles de cara a plantearse los encuentros con todos estos señores y señoras de las altas esferas.
Su Think tank y su departamento de marketing diseñarán un dress code para todas sus presentaciones en público y para potenciar su presencia en el Congreso de los Diputados. Antes hemos comentado la importancia de vestir con algo que los defina, como un emblema o un color en particular, pero es momento de dar el paso adelante. Vistan todos con las mismas prendas del mismo color, como en la película La Ola (2008. Dannis Gansel) o en la China de Mao. Tienen que diferenciarse del resto, de la hez que ha hundido a la democracia y que ha sometido al pueblo a la dictadura del buen rollo y del aquí no pasa nada.
Que su community manager gestione correctamente todas las arremetidas que sufrirán en Twitter (no se preocupe mucho por este último porque ni siquiera es un sitio real); mucha plañidera llorona, pero ninguno que puede hacer algo contra usted. Si en los grupos de padres del colegio proliferan avatares o fotos de perfil con el emblema de su partido, o incluso con su efigie, es que su mensaje está calando en profundidad. Pero esto vendrá acompañado de una gran cantidad de odio visceral hacia lo que usted representa, e incluso algún periodista despistado intentará colarse en su móvil para husmear donde no le llaman. Es aquí donde hay que construir el cortafuego que le eleve por encima de lo terrenal. Usted tiene que ser intocable, inalcanzable e irresistible, como los grandes actores de Hollywood. Su grupo más cercano tiene que trabajar duro para hacer creer a la gente que usted no es cualquiera. Hay una anécdota de no sé qué lugar ni de qué príncipe, pero rezaba algo así como que en el momento en el que se instaló en palacio el primer teléfono, al príncipe le pareció patético y poco formal que alguien pudiera ponerse en contacto con él directamente sin pasar antes por su chambelán. Pues haga lo mismo: que nadie pueda hablar directamente con usted.
Esta va a ser la época más bonita de su camino al éxito. Prácticamente no va a tener responsabilidades en nada, pero todo el mundo va a querer saber su opinión sobre temas concretos. Podrá decir las mayores salvajadas que se le ocurran que siempre va a tener el respaldo de una audiencia ensimismada y embelesada por su discurso. Con el tiempo, echará la vista atrás y recordará estos días con la nostalgia que otorga el pasado. Estos recuerdos estarán siempre en su corazón y se le llenará de gozo y regocijo pensando en las caras ilusionadas de los suyos más allegados, de su núcleo duro que tan laboriosamente trabajó para conseguir aquellos pequeños triunfos. Un núcleo duro que creyó ciegamente en usted y que lo miraban con ojos vidriosos enamorados de su persona e ideas. Compañeros de viaje, los llamará. Hermanos y hermanas que estuvieron desde un principio con usted y sin los que jamás hubiera logrado llegar hasta donde llegará. Sus seres más queridos, sus iguales. Probablemente en el futuro tenga que fusilar a alguno de ellos por traidor o por intentar atentar contra su vida, pero qué tiempos tan buenos vivieron juntos aquellos días.
Pasará el tiempo y es vital que usted mantenga la tensión. Que sus grupos de trabajo en la calle creen disturbios y enfrentamientos constantes con otros grupos, que sus compañeros de banquillo en el Congreso eleven el tono. Métase en todos los fregados posibles. Mánchese las manos y dese frecuentes baños de multitudes. Que se le vea en las casetas de todas las ferias de España, sea usted invitado o no. Vaya dopado a las siguientes elecciones en el sentido de que su nombre resuene en la cabeza de todos aquellos descontentos y desencantados con el sistema democrático español. No desdeñe jamás el voto de castigo porque será su verdadera oportunidad para inflar sus números. Piense que pronto la gente verá que en sus ideas hay poca consistencia. Como rasquen un poco no verán mucho más y se pueden enfadar, por eso las siguientes elecciones son vitales. Además, debido a la insistencia por mantener este sistema de capitalismo salvaje neoliberal financiero monopolístico, es más que probable que esté viviendo la enésima crisis económica del sistema. Si hay problemas, magnifique su alcance. Tensión y más tensión. Guerra y más guerra. Problemas y más problemas. Más calle, más Congreso, más Twitter, más YouTube. Ahora o nunca. Todo es culpa del que usted ha designado como el culpable de todos sus males: los ecologistas y los científicos (incluya aquí a ingenieros y arquitectos; sobre todo arquitectos). Todo es culpa de los dos partidos políticos de siempre. Todo es culpa de Soros (seguro que se le escapa). Todo es culpa de Europa. Todo es culpa de la globalización. Usted tiene la solución a todo eso. Usted es el hombre. Usted va a arreglarlo y por eso tiene que llegar al poder. Hable de identidad española. Hable de producto español. Hable de alimentos españoles. Hable de industria y de comercio. Hable, aunque no diga nada relevante. Usted hable. Ame a los micrófonos, fólleselos a todos, por Dios. Está usted muy cerca, cerquísima.
Hable con Jorge Urdánoz para que le explique la magia de los números en el sistema electoral español. No necesita millones de votos, necesita los votos en los lugares óptimos. El valor del escaño no es igual en Madrid que en Soria. Le daré una pista: se va a inflar a torreznos. Llegará el momento en el que las trompetas sonarán y la tupida alfombra roja se desplegará bajo sus pies. Llegará el tan querido, deseado y nunca bien ponderado gobierno de coalición. Su grupo alcanzará la gloria de verse como imprescindibles para detener el avance de los enemigos de la nación. Recibirá esa llamada tan esperada en política. Será un momento precioso para usted porque al otro lado de la línea una voz temblorosa y plena de falsa amabilidad solicitará su presencia en tal o cual lugar para «debatir» sobre la necesidad de un gobierno consensuado y para encontrar puntos comunes de actuación. Sonría, deje que el silencio se apodere por un segundo del ambiente y escuche cómo traga saliva su interlocutor. En esa saliva iba el veneno, la autoestima, el orgullo de esa persona. Conteste brevemente y respire los vientos de la gloria. Ahora manda usted. Súbitamente notará un frío agudo y algo punzante en la zona de la ingle. No sufra, porque es el principal síntoma que denota que sus cojones están encima de la mesa, tal y como usted deseaba años atrás en aquellas dichosas barbacoas del domingo que le llenaban su chalet pareado de humo y olor a chorizo barato.
No sea parguelas: combata para que su grupo tenga un peso importante en el nuevo gobierno. A saco: mienta, robe, destruya, chantajee, soborne, yazca en la cama con quien haga falta, porque la clave es meter la manita en las carteras relevantes. Suyos deben ser Interior, Hacienda y Educación. Y se preguntará que por qué Educación. Es una cartera residual, sin competencias y abocada a morir. Ah, amigo, eso es cierto, pero piense en conjunto. Su única obsesión debe ser Educación para que las ideas retornen al Estado central y que sirva de barrera de contención a todas aquellas ideas que han ido mancillando a la sociedad desde los tiempos de la Transición (desde su perspectiva conservadora). Se ha roto la unidad del conjunto social y es su deber imponer un pensamiento único, que además otorgue validez a su reinado: que todos vean su próximo gobierno como necesario, perfectamente entendible, consensuado, aceptado y construido para alcanzar un bien mayor. En aquellas comunidades autónomas en las que gobierna implemente con rapidez su nuevo plan LOGSE, LOPSE, LORGE o cómo rayos vaya a denominarlo. Siembre su semilla, que germine, que crezca entre la juventud porque ellos son los pilares del futuro de su régimen. A aquellas comunidades aliadas que se acojan a su plan, cúbralas en oro: que los estudiantes tengan lo último en tecnología; que los profesores cobren más (siempre habrá algún tonto que eleve la voz; usted ni caso. Mándele a tutorías con la Asociación de Madres y Padres de manera continuada y sin descanso y este problema se solucionará en tres días); que se estudie matemáticas, física y química, lengua española e historia (su historia, amigo. Importante: a ser posible que se vincule la palabra libertad a neoliberalismo financiero. Que la juventud entienda que la única manera de vivir es que el orden económico actual y defendido por su programa es el único posible para el futuro) y no haga nada más. Ya se lo dijimos anteriormente: los tiempos son importantes. Deje que todo esto cale y pose en la sociedad. Y si quiere que se acelere, que su sobrino haga Tik Toks para la causa. Nota para el futuro: lea atentamente las condiciones de uso de Tik Tok. Una vez recuperado del susto, reflexione y pregúntese si no debería usted tener una red semejante para el control (cedido y voluntario por parte de los usuarios) de todos y cada uno de los teléfonos móviles de la Península Ibérica.
No hace falta inventar una lengua especial como en el libro de George Orwell, simplemente deje que fluya, como he estado haciendo desde hace un rato en esta reseña: use anglicismos para disfrazar la cultura de la nadería, del vacío, de lo de siempre disfrazado de lago nuevo: coaching, teaching, dress code, tips, schedule, son el principio del adoctrinamiento. Que empiecen a sonar palabras como punishment, survaillance, brainwashing… Pero empáquelas de un carácter positivo y necesario, prioritario para la regeneración democrática del país. Esto ayuda a que la gente, el pueblo, el populacho pase por el aro sin ningún tipo de reflexión profunda; que es justo lo que usted necesita.
A estas alturas imaginamos que tendrá que pasar por alguna manifestación que otra. Tendrá que soportar a pequeñas hordas de inadaptados e inmovilistas que verán en usted un auténtico peligro. Ecologistas y científicos encabezarán esas manifestaciones o huelgas envueltas en ridículas performances para visibilizar su trabajo y su necesidad en la sociedad, pero usted debe presentarse como la víctima de esos ataques de radicales de posiciones contrarias a las suyas. Debe mantener la calma y el discurso moderado para que a la gente corriente no le chirríe determinadas actitudes. Y para los manifestantes: antidisturbios motivados. Súbales el sueldo. Y al ejército también súbales el sueldo. En realidad, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se merecen una mejora salarial, y lo mismo ocurre con los militares, pero si usted se adelanta ganará más puntos que nadie.
Y tiene en la manga a la denominada Ley Mordaza para actuar con contundencia hacia aquellas voces díscolas. No hace falta ir a por los grandes, simplemente vaya a saco en contra de dos o tres artistas de calle y que los medios de comunicación hagan el suficiente ruido como para que los demás se lo piensen. Métalos en la cárcel, con juicio (ya sabe, de esos en los que las cosas se sacan de contexto y se «interpreta» la ley como le sale de las narices a los jueces, como puede encontrar en el libro Nadie se va a reír de Juan Soto Ivars) y que en los programas mañaneros los mismos expertos en la nada que podrían haber acabado con su carrera, se dediquen a destrozar a los familiares de esos artistas. Del resto ya se encargarán en Twitter su community manager, sus hordas de bots, y sus adeptos subcontratados.
Sus allegados deberán recopilar datos suficientes para el paso importante. Habrán tomado la temperatura a la situación entre determinados sectores militares y policiales para hacerse una idea sobre la posibilidad de alcanzar el poder de esa manera tan española que tanto ha gustado en los dos últimos siglos: el pronunciamiento. Ojo, cuidado aquí. Mida la posibilidad, tome el pulso a la calle, muévase con cuidado, que los suyos agiten la idea por canales de Telegram de antivacunas, cene con dos o tres altos mandos policiales y militares y hagan chanzas y risas con la idea, pero como dicen los ingleses “hold your horses”. No tiene que ir tan lejos cuando tiene ante usted varias ases en la manga. Tiene nuevas elecciones, tiene mociones de censura y tiene a la Justicia.
Sí, buen amigo. Igual que la Justicia camina por el Valle de las Sombras en leyes que supuestamente se modificaron o crearon para buscar la «paz social», pero que la realidad ha descubierto como imposiciones legislativas para que la gente no toque las narices al gobierno mientras éste hace y deshace a placer, usted puede recurrir a la Justicia para ir allanando su camino hacia el Cielo.
En V de Vendetta (Alan Moore y David Lloyd. ECC Comics) el pistoletazo que arrojó a la masa a los brazos del totalitarismo fue una guerra. En la película Demolition Man (1993. Marco Brambilla), el Estado de California prácticamente vivía sumido en un estado de trance totalitario tras un terremoto y al achaque de todos los males de la sociedad al estilo de vida que se había llevado anteriormente. En la realidad, durante el Covid19 a la gente se le obligó a permanecer en casa y a llevar mascarilla. Se usó la figura del estado de emergencia para restringir momentáneamente la libertad de movimiento y se puso en suspensión el Acuerdo Schengen. Ese Estado de Emergencia tenía que ser prorrogado en el Congreso por los Diputados cada quince días como medida de control al gobierno. El caso es que, tarde o temprano, por desgracia tendremos que vivir una situación parecida a la que vivimos. Usted tendrá simplemente que esperar un poco a que ocurra (si quiere provocarla o acelerarla pues no se corte). En estos tiempos en los que hay amenaza nuclear, la Organización Mundial de la Salud nos alerta de la proliferación de pandemias futuribles, la escasez de recursos que lanzará a occidente a la guerra por el control mundial de minas, ríos y tierras cultivables…es cuestión de esperar con los brazos abiertos, amigo, porque todo aquello de lo que nos alertan los ecologistas y los científicos va a llegar, y nos va a dar tal sopapo en la cara que nos va a poner a bailar. Y entonces entrará en juego usted. Antonio Turiel se lo explicará en Petrocalipsis, o junto a Juan Bordera en El Otoño de la civilización y Colapso de Jared Diamond le dará pistas. Alicia Valero en Thanatia le va a encantar y Antonio Aretxabala rematará la situación.
No se preocupe, es más que previsible que la gravedad del asunto sea suficiente para justificar medidas. Con los vientos del apocalipsis que suenan en el horizonte, es más que probable una crisis alimentaria o de escasez de petróleo que necesite ser manejada con dureza. En un futuro cercano, debido a nuestro actual estilo de vida tan brutalmente acelerado, tan fagocitador de recursos, tan estrecho de miras de una economía de infinito crecimiento en un mundo finito, los problemas vendrán a lo bestia porque hasta ahora nadie ha hecho nada por evitarlo. Es el momento de aplicar principios totalitarios para domesticar a la masa y gestionar recursos. Aquí es donde se riza el rizo, amigo: usted va a poner en práctica un hermoso, factible, necesario y romántico ecototalitarismo. Llame a Carlos Taibo a consultas y él se lo explicará.
Desde hace años usted ha pasado un buen tiempo dirigiendo el odio social hacia los ecologistas de jersey de lana tejido a mano en casa, rastas y doce perros. Pero también lleva años advirtiendo de aquellos ecologistas y científicos bien vestidos que han mancillado el estilo de vida español con sus ideas de protección animal, con sus ideas de ahorro energético, con sus ideas vegetarianas y demás fruslerías que atentan contra la esencia de la cultura española. Usted puede reconocer las dificultades a las que se enfrenta la humanidad por el cambio climático, pero señale a los científicos como culpables de todo ello por inventar tecnologías capaces de destruir el mundo, pero verse inútiles a la hora de arreglarlo. Eche la culpa del hambre a los ecologistas por no dar alternativas útiles a la gente para que siga comiendo hamburguesas de tamaño descomunal, patatas fritas con sabor a huevo y gominolas fabricadas con plásticos reciclados. Señale a Greenpeace como grupo terrorista. Diga que Jacques Costeau era un profanador de los mares que en realidad buscaba tesoros españoles en galeones hundidos y declare a Greta Thunberg persona non grata en España por las sospechas más que factibles de ser la líder de grupos ecoterroristas que han contaminado las aguas del Mar Menor con fósforo que lo han teñido de verde. Es su espectáculo y puede gestionarlo como quiera, por supuesto. Recuerde que aquí simplemente le estamos dando recomendaciones.
Los partidos tradicionales seguramente intenten buscar el consenso para arreglar los problemas que ya tendrían que haberse encarado hace treinta años. Vaya a saco a por ellos y señálelos como culpables por inacción. Eríjase como juez, jurado y verdugo de aquellos políticos a los que usted señale como demasiado blandos como para actuar. Usted es el elegido y sabe que hace falta puño de hierro. Twitter y la calle harán el trabajo por usted. Su socio de gobierno le cederá amablemente el puesto porque ellos no querrán mancharse las manos. Usted declarará el estado de alarma para poder obligar a la población a actuar de determinada manera para «protegerla». Pero ahí es donde entrará en juego la Justicia, que le hará un regalo hermosísimo. El Tribunal Constitucional le dijo al gobierno en su día que se había equivocado y que el Estado de alarma no otorgaba el poder para suspender las libertades de la población durante la pandemia; lo que lo que se tendría que haber invocado es el estado de excepción y esto implica TOTAL CONTROL DE TODO:
El Artículo 116 de la Constitución en su segundo punto dice que el estado de excepción será declarado mediante decreto acordado en Consejo de Ministros, previa autorización por el Congreso de los Diputados. Tiene una duración máxima de treinta días y se pueden tomar las siguientes medidas: limita la circulación de personas y vehículos; delimitación de zonas de protección y exigencia de comunicación de desplazamientos; suspensión de publicaciones, emisiones de radio y televisión (métale mano a internet también, pero deje trabajar a las plataformas digitales de entretenimiento porque serán su mejor aliado para alienar a la masa), incluyendo el secuestro de publicaciones (no hace falta censura previa, ya se encargará de ello su músculo mediático); prohibición de manifestaciones o reuniones e impedimento de huelgas (detenga a todos los líderes sindicales y acúselos de desórdenes públicos y cualquier otra cosa que se les ocurra; y haga una llamadita de esas serias al presidente de la patronal para que vaya sabiendo quién manda ahora); incautación de armas (menos para los que lleven el carnet de su partido); suspensión de cargo para todos los funcionarios que se opongan a los mandatos de la administración pública (ahora o nunca: detenga a todos los presidentes de comunidades autónomas no afines a su partido); prisión provisional para los sospechosos de actuar contrariamente al orden público o a la seguridad ciudadana (detenga a los líderes de la oposición y acúselos de conspiración contra el gobierno con tentativa golpista. Y detenga a todos los periodistas que alguna vez hablaron mal de usted. Detenga a todos los ecologistas y llévelos a mataderos de animales. Detenga a todos los científicos que llevan años ladrando sobre el cambio climáticos y acúselos de enaltecimiento de terrorismo ecologista. Arresto domiciliario para los ingenieros industriales y cierre el colegio de arquitectos con la excusa de que la arquitectura de la democracia sólo ha traído rotondas y zulos en los PAU). Como puede ver, querido líder, lo único que tenía que hacer era invocar a la Ley para que rodara la pelota. Lo siguiente será convencer al Congreso de la necesidad de crear nuevas leyes o modificar las existentes para encorsetar su régimen y hacerle un bonito traje autoritario que derive en lo que auténticamente colmaría nuestros deseos; que no es más que un precioso, reluciente, prístino, hermoso, inspirador y profundo Estado totalitario.
Pero puede poner en duda este último punto porque le he dicho que detenga a los opositores. Puede parecer un movimiento poco adecuado, es cierto, pero démosle una vuelta. Verá, seguramente si todavía queda un poco de arrojo y entereza entre la masa, se producirán revueltas y pequeños levantamientos de aquellos sectores que hayan visto a su mano moviéndose hacia el autoritarismo. Pues bien, deje que lo destrocen todo. Deje que en la televisión y en internet corran las imágenes de policías superados por violentos encapuchados, comercios ardiendo, gente llorando aterrorizada, sedes de su partido con los cristales resquebrajados a pedradas. Deje que suba el precio del pan, que haya desabastecimiento de supermercados y acháquelo a las huelgas que cortan las carreteras…y acuse de todo ello a los líderes de la oposición. Después, tras su detención, envíe al grueso de sus fuerzas a controlar la situación. Mano dura, mucha, y detenciones masivas. Luego, una vez pacificada la calle y con los supermercados repletos de productos, vaya al Congreso de los Diputados y ya verá que no va a tener mayores problemas después de los treinta días que le había otorgado la ley.
Necesita el control absoluto de todo y por ello le invitamos a nacionalizarlo todo, absolutamente todo.
¿Y los poderes económicos? Me preguntará. No tiene ni que molestarse por ellos. Ya se lo dije: mientras la pasta fluya en la dirección correcta, no se preocupe. Aunque esté todo nacionalizado, no haga nada. Deje que las cúpulas del IBEX35 tal y como están. Deje que los negocios sigan su curso. No toque los impuestos y mire para otro lado con la evasión fiscal, como se hacía hasta ahora. Convénzales de que es hora de ejercer la presión por parte de todos. Implíquelos más en las decisiones geoestratégicas. Hágales que se sientan parte de la solución. El mundo se acaba y ellos pueden tener miedo, pero si sienten que están tomando decisiones oportunas para problemas concretos y además ganan sustanciosos beneficios, será coser y cantar para usted. Tiene que usar su dinero para hacerse con minas en Sudamérica; tiene que comprar terrenos cultivables en países africanos; tiene que mantener esos contactos con las demás elites políticas que sólo se consiguen en colegios a los que usted no ha ido. Los necesita, pero recuérdeles quién tiene el dedo en el gatillo si alguno se pasa de listo. Para su desgracia, siempre hay alguno que intenta ayudar a la masa, que no tiene arrojos para tomar las decisiones que tienen que tomarse en momentos difíciles. Para esos reserve hora en el paredón, porque cuanto antes limpie el patio antes va a seguir moviéndose el dinero.
Discursos y más discursos, que la gente se harte de verle en la televisión y en internet. Que su speech siempre se incline hacia la misma cuestión: ¿seguridad o libertad? Zygmunt Bauman puede darle algunos consejos a ese respecto. Tiene que convencer a la masa enfurecida para que entiendan la obligatoriedad de sus decisiones. Preséntese como un mero títere de los tiempos que corren, con las manos atadas y la espada de Damocles sobre su cabeza. Usted no ha tenido mayor alternativa que hacer lo que era necesario hacer. Usted no es el culpable de nada, lo han sido los otros, aquellos que no hicieron nada y que se dejaron llevar por los ecologistas y los científicos.
Tal vez Europa le dé algún tirón de orejas, incluso puede que le amenacen con echarle del selecto club de la Unión Europea (ese mismo club que humilló y sometió al pueblo griego a una dictadura financiera, asfixió a Portugal y permitió que los fondos de inversión rescatados bombardearan la deuda española hasta casi hundir al país), pero usted puede justificarse en sus necesidades como nación en peligro debido al hecho coyuntural que asola a España. Puede decirles que es una medida temporal respaldada por la justicia española. Puede agachar las orejas un ratito mientras le echan la bronca, pero no creemos que pase de eso porque el dinero seguirá en los bolsillos correctos. Mientras su población siga consumiendo y los poderes sigan ganando, escuchará algún comentario en los pasillos del Europarlamento, alguna mirada de soslayo en la reunión del G20, seguramente en Davos le harán preguntas incómodas, pero poco más. Et voilà, ya tiene su pequeño país secuestrado a capricho y al resto del mundo le ha importado una mierda. Y esto ocurrirá porque en muchos de esos países estará sucediendo lo mismo que aquí. Usted se ha convertido por méritos propios en miembro de ese selecto club de salvadores de la patria que está germinando en los bares de muchos lugares de Europa. Si nos lo permite, tenemos un eslogan para su escudo: Primus inter cuñadus. Pero poca broma, amigo. Poca broma, se lo aseguramos.
A partir de ahora, si seguimos la escuela clásica de Hannah Arendt, necesita un estado de permanente de violencia, un estado permanente de guerra o excepción para que su nuevo estado totalitario funcione con energía. Le recomendamos mirar más hacia Asia para inspirarse en su reinado de terror y que contemple la posibilidad de practicar las técnicas de limpieza social de Pol Pot, un genio incomprendido en el mundo totalitario, pocas veces mencionado y poco reconocido por sus iguales. Pero otorgue a su reinado de terror de un empaque más actualizado. Fusilar está muy bien, pero es más divertido si la masa se implica. Le sugerimos que haga un directo en Twitch con una especie de Fornite o Battle Royale en edición con personas reales. Escoja a cien políticos nacionalistas de su gusto y déjelos en el campo alcarreño para que vayan encontrando armas y equipo con el que enfrentarse unos con otros. El que sobreviva al final del día, otórguele el beneficio del perdón y el exilio. Que cada uno de ellos vaya con unas gafas de esas de Facebook y retransmita su punto de vista para que su público no pierda detalle de todo lo que ocurra. Hablando de Facebook, no se corte y pida que se incluya en Metaverso un estado autoritario inspirado en el suyo; no prive a la realidad virtual de una pesadilla semejante, por favor.
Declare la guerra al hambre y al desabastecimiento. Cree campos de trabajo con los ecologistas supervivientes de sus purgas y que cultiven trigo a mansalva. Ponga a los científicos secuestrados a que generen cosechas más productivas y copiosas. Transporte en corto para ahorrar gasto en diésel. A partir de ahora hágase fotos con cada nueva estación de tren construida para el transporte de mercancías. Olvide el avión. Navegación de cabotaje y comercio con vecinos, como los fenicios. Más producción nacional y menos importaciones de terceros, salvo socios comerciales prioritarios y a ser posible afines a sus ideas. Mande tropas a defender la democracia allí donde haya recursos naturales necesarios para España. Financie partidos y opositores allá donde haya algo que necesite y pueda obtener a un precio ridículo. No deje bajo ninguna circunstancia que naciones con grandes recursos sean conscientes de su riqueza, y sofoque cualquier tipo de connato o intento de gobierno inteligente en esos lugares. Dispare primero y punto; un poco como lo que pasaba en el cómic We Stand On Guard (Brian K. Vaughan y Steve Skroce. Image Comics). Donde haya algo que necesite, ponga una misión de paz. Colabore con la OTAN en su nueva versión de la operación GLADIO para preservar la democracia frente a los usurpadores de recursos naturales.
Purgue a la prensa, y de paso a los youtubers que se están ganando un espacio en la opinión. Purgue a los intelectuales, a todos aquellos que decían que antes la gente era más lista y que no se la colaban con queso como ocurre hoy en día a su parecer. La sorpresa que se llevará es que muchos de esos intelectuales que hablaban de libertad y de lucha para el progreso democrático y social abrazarán sus doctrinas en cuanto vean a los primeros fusilados; es lo que tiene el instinto de supervivencia. Es más, le diremos en confianza que en condiciones normales la gente suele creer que, ante una situación de injusticia y el auge de una dictadura se convertirán automáticamente en héroes de la resistencia activa contra el régimen. Nos tememos que no es así. La gente tiene una capacidad infinita de adaptarse a cualquier situación, sobre todo cuando hay fusiles de por medio. Será consciente de lo que de verdad significa mirar para otro lado mientras que a ellos no les toque el premio gordo. No se puede culpar a nadie por intentar sobrevivir. Aprovéchese de ello, busque a sus nuevas fuentes de información entre los colaboracionistas y los chivatos. Deje que el pueblo haga gran parte de lo que debería hacer su policía política de nuevo cuño (seguro que ya sabe quién debe dirigirla. Mire la hemeroteca y encontrará un nombre en especial). Aspire a una sociedad alienada, sumisa y entregada a su causa como en el cómic Pyongyang (Guy Delisle. Astiberri Ediciones).
Nada de campos de concentración, son muy caros de mantener. Verá, Carl Amery le podría enseñar lo desesperado que es recurrir a esa solución tan drástica porque suele crear muy mal karma entre la tropa y la población. Además, no sea una mala bestia, un poco de humanidad le hará parecer más grande. Fusilamientos; mucho más limpio, clásico y casi romántico, por Dios. Fusile a uno de cada tres ecologistas y científicos para motivar al resto. A los demás conviértalos en becarios de empresas y explótelos sin piedad en los campos de trigo que funde en Ciudad Real. Motíveles apuntando con el rifle a sus familias y que se vayan dando prisa en solucionar problemas. Un dato: tiene que continuar con esa línea que lleva años funcionando de hacer creer a la gente que la ciencia tiene una varita mágica para solucionar el cambio climático. Usted y sus huevos van a demostrar al mundo que lo que hacía falta en la ciencia era mano dura. Y eso le ayudará con el empresariado y los fondos de inversión porque de esta manera ninguno de ellos se arrepentirá de haber invertido millones en campos de golf y resorts, en lugar de financiar estudios de agricultura alternativa que a nadie le importan una puta mierda.
Ya tiene a la población acojonada, pero no demasiado porque usted garantiza el flujo de alimentos (pocos, pero constantes), combustible (coche eléctrico y bicimadrid para todos) y series de … (ponga ahí el nombre de su plataforma preferida). A lo mejor tendrá que hacer frente al apagón de empresa extranjera que no quiere dar servicios en su régimen. Seguramente harán una defensa en Twitter de la democracia y dirán que usted no representa sus valores. La suerte llama a su puerta otra vez porque esa situación da una oportunidad al mercado nacional de suplir con su valía el nicho de mercado que deja esa empresa: que su sobrino programe una nueva web que sustituya a Tinder y ya está, problema solucionado; o rescate a Tuenti. Pero no se preocupe en exceso, pocas se van a ir. Y si se marchan, se las apañarán para seguir recibiendo la pasta a través de su red de filiales y marcas nacionales compradas a través de oscuras empresas con sede en Panamá. Que McDonald se quiere ir, pues arreando que es gerundio. Dele la vuelta al problema. Diga que es usted quien los ha echado por incluir ensaladas asquerosas en una hamburguesería que se ha sometido a los designios de los cabilderos ecologistas y que están mejor las hamburguesas del Burger King. Ofrezca a estos últimos una exención fiscal, hágase una foto en un matadero nacional que suministre carne a su nueva cadena de comida rápida y que un ecologista sea ajusticiado en la plaza de un pueblo que viva de la industria cárnica. Volvemos a insistir: si la pasta bien, usted bien.
Vamos a ser sinceros: es muy probable que todo esto acabe con usted colgado del Puente de Segovia, o suicidándose en su búnker de El Pardo; de hecho, esperamos que ocurra así. Lo de morir en la cama con estas cosas pocas veces ocurre. Pero no se deje invadir por la desesperación. Este es su momento y cada día le brinda una nueva oportunidad (las frases motivacionales siguen siendo gratis). Lo triste del futuro es que vamos a ver cosas así, nos tememos. La coyuntura real y masticable que nos envuelve apunta hacia una inclinación peligrosa para el mundo. No se debe desdeñar en absoluto lo que es capaz de hacer la gente cuando el miedo entra en juego.
Si hemos hecho este pequeño ejercicio didáctico es porque estamos bastante cansados de la proliferación de artículos versados en la inminente llegada del Hermano Mayor a nuestras casas y en el florecimiento de un supuesto estado totalitario a nuestro alrededor. Cientos de periodistas rellenan sus columnas con estos artículos de quinceañero que acaba de descubrir Un Mundo Feliz de Huxley. Amigos periodistas, ya sabemos qué está ocurriendo. Lo que debemos preguntarnos es por qué ocurre cuando hemos tenido a nuestra disposición a tanta gente advirtiéndonos de ello desde hace más de sesenta años. Aquí se han dado algunos nombres de hombres y mujeres que están dedicando su vida a señalar con sus escritos los problemas y las derivas autoritarias que traen consigo los tiempos convulsos. Y deberíamos preguntarnos por qué miramos a otro lado. Qué encontramos de atractivo en ese futuro restringido y miserable que se avecina pero que no queremos evitar porque implicaría dejar de mirarnos el ombligo.
Lea y sea consciente de qué es la democracia y qué se le pide a usted para que funcione, porque sin su primordial colaboración, no es posible tener un futuro sensato, racional, civilizado ni seguro. Separe el concepto de democracia del concepto capitalismo (ánimo, seguro que es capaz de verlo). Usted tiene derechos, pero para que prevalezcan también debe ser consciente de sus deberes. Sepa qué implica su voto, qué significa quedarse en casa en lugar de ejercer su derecho al sufragio. Pero, sobre todo, por encima de todo, no aplaste su culo en el sillón y le eche la culpa de todos los males a los demás. Ánimo, a ver si con suerte nos vemos todos en las barricadas.