Un inconmensurable tren de lejanías que pasa periódicamente por la estación de la mala conciencia liberal. El New York Times ha tomado la goliatna decisión de retirar de su edición impresa cualquier viñeta. El motivo: las críticas que en las redes ha suscitado la publicada hace escasos días en la que se muestra la ligazón política casi ciega entre Donald Trump y Benjamin Netanyahu. Las críticas por “antisemitismo” han provocado que el mastodóntico periódico retire los contratos a los viñetistas Patrick Chapatte y Heng Kim Song.
El debate entre la libertad de expresión y la ofensa impostada suele estar amañado de antemano. No es que exista un derecho a ofender políticamente. Las víctimas que se consideran ofendidas por el «antisemitismo», ejercen las veces de iracundos dioses del antiguo testamento. La viñeta censurada en el New York Times es el tributo pagado por quienes pronuncian la libertad de expresión con la boca pequeña. Fijar a Trump como objetivo y llevar los titulares al límite de la ridiculización o la sospecha hacia el estridente presidente ha ayudado a que el diario liberal consiga 400.000 nuevos suscriptores. Vadear la crítica a un jerarca israelí, es, al parecer harina del mismo costal. Las ventas y el poco apoyo publicitario o financiero que el conglomerado mediático puede conseguir en tiempos de constante refinanciación puede estar en juego. La libertad de expresión en el periódico se tendrá que hacer, al parecer definitivamente, a un lado.