El poema que no digo Venimos hoy a hablarles de la poesía.
El que no merezco El tema está de moda.
Como un poema enterado
Del silencio de las cosas.
Alejandra Pizarnik Paul Valéry
Hoy es el día de la poesía. Todos los años, cuando comienza la primavera la llave del ministerio cultural abre los enseres del palacio, limpia las habitaciones para que en las cabezas de los súbditos con derechos que somos, se distribuyan ajuares de versos. Poemas que ruedan sobre los carriles de un día frío y lluvioso que puso la UNESCO en el año 2000. Veintiuno de Marzo.
En Bilbao hoy hay algún recital, en San Sebastián, ayer. Sentidas y vehementes voces celebran la vida o las divinidades infernales que clavan sus picas en columnas verticales de sílabas, contadas o libres. Tienen la horma de una sólida suela o son de corriente eléctrica tan excesiva que funden bombillas.
Algunos dejamos un hueco para llenar este día de poesía como el cielo se carga de músculo con las nubes.
He cogido dos libros de la biblioteca de Portugalete. Nada sabía al pasar la montura del Puente Colgante. Cuando los vi expuestos encima de una mesa en la entrada no dudé, alargué la mano hacia ellos como el espadachín que sabe manejar bien la espada: Poesía completa de Alejandra Pizarnik y Teoría poética y estética de Paul Valéry.
Su lectura tuvo la interferencia casi inmediata de un entrañable energúmeno, que en la mesa de al lado manipulaba el ratón oxidado de un ordenador que roía el aire. La molestia comenzó a formar zumos de granada que explotaba en la mirada que le lanzaba. Duró lo que el roedor quiso.
A veces uno anhela cosas raras, la sordera por ejemplo, o se le anuncian odios que tiene que tener cuidado cómo los maneja. Desde que la última reforma del código penal ha tipificado el sentimiento de odio como delito.
Saltan con facilidad
y roen las hojas
y otras partes tiernas
de las horas
que cuelgan verdes
azuladas brillantes
como gotas
de una lluvia deseada.
Salen de algún estiércol
se alimentan de miradas
que te devuelven
lo que desde ti miras.
Hay días que constituyen una plaga
de pequeño tamaño
de líneas negras
élitro sin vuelo
que va derecho a los hilos
del cuerpo
y chupan con sus aguijones
alguna raíz de flores encarnadas.
Versos.