Jeremy Hammond, miembro del grupo hacktivista Anonymous, hace frente a treinta años de cárcel. Ha admitido ante el tribunal que le juzga estos días haber hackeado y filtrado cinco millones de correos electrónicos de los servidores de la multinacional de seguridad Stratfor a WikiLeaks. En ellos quedaba en evidencia cómo la compañía se dedica al espionaje de activistas a solicitud del sector empresarial. Coca-Cola contrató a Stratfor para espiar al grupo PETA, Personas por el Trato Ético de los Animales. Dow Chemical contrató a Stratfor para espiar a los activistas que dejaron al descubierto la participación de Dow en el desastre químico de Bhopal, India, en 1984, que se estima tuvo un saldo de ocho mil muertos y miles de heridos, según explica Amy Goodman.
Por su parte, Bradley Manning se ha declarado culpable de » mal uso de la información» y admitió haber transferido cientos de miles de documentos al sitio web WikiLeaks. Sin embargo, niega el más grave de los cargos, que aún se encuentra pendiente, el de “colaborar con el enemigo”. Los fiscales piden cadena perpetua, pero el juez pudiera determinar la pena de muerte. Gracias a él, se conocen hoy numerosas atrocidades cometidas por el ejército estadounidense en Afganistán e Irak.
Julian Assange afirma que, con los juicios a Hammond y a Fred Manning, entre otros muchos, la administración de Obama se esta convirtiendo en una «máquina de hacer salchichas» con los activistas políticos.