Ni el gobierno japonés ni los ácidos suministradores nucleares franceses tienen el don de Moisés para separar las aguas en Fukushima. Aún menos Tepco (Tokyo Ekectric Power Company). El 22 de julio, como relata Le Canard Enchainé (1), la compañía admitió que se vierten 300 toneladas de agua radioactiva diarias. Esto hace que, desde aquel