El indulto es un insulto. El olvido sumario que ha tenido el gobierno Rajoy con Baltasar viene a restituir a Garzón. Así lo cree él. Otras vedettes asiduas del circo rosa, como Ortega Cano o el ex president balear Matas tampoco se verán beneficiados por la gracia gubernativa. Para el sin par Baltasar Garzón, el desprecio del gobierno no podrá ser una medalla que blandir. A Baltasar, el eterno aspirante a premio nobel o, en su defecto, a secretario de las Naciones unidas, todo se le ha torcido en los últimos meses: Le han virlado la posibilidad de crear, liderar Podemos y ser en 5 años presidente de gobierno; a pesar de recibir cursos acelerados de alemán, la Merkel sigue gozando de salud gracias a la ingesta industrial de cerveza centrista; sólo queda vacante la casa Blanca y los USA son conocidos para él gracias a los cursos que con generosidad le pagó el Banco Santander.
Baltasar sintió tilín por Izquierda Unida desde los años 80. Junto al grisáceo Gaspar, 30 años después, aún busca la mirra de las masas. Para la progresía de salón y tertulia madrileña, Garzón resuena por el show Pinochet – cuyo comunicado de detención Garzón tradujo a cuatro idiomas -. Pero dónde ha quedado el gran amigo de Garzón, Antonio Navalón, multimillonario comisionista y urdidor felipista? ¿ y el general Rodríguez Galindo? ¿Duermen el sueño de Orfeo, como las Nécoras, los confidentes de pasarela y las torturas que por cientos pasaron ante el juzgado 5 de instrucción? Baltasar no ha sido indultado por el Gobierno y continúa su travesía en camello por el desierto.