El esplendoroso azul cobalto del cielo permanece abrazado a un rojo crepuscular que se niega a morir. Parece similarse al azul, tenue, incandescente, de la pipa de opio en el garito de Ten Dhien. La ciudad de Phnom Penh dilata sus voces nocturnas con el mismo diapasón de luz y vibración. Quién puede sospechar, quién