Lucía mantiene la paciencia infinita en esta oscuridad mientras le cae por el precipicio de la frente otra lastimosa gota. Lenta, agónicamente, sin la prisa de una vida que sabe efímera y repetitiva, precaria en rumbos vitales, esa gota cae yaciendo en la mascarilla de Lucía. No ha pensado en ello ni una sola de