Las últimas operaciones policiales denotan que un pequeño pero creciente fantasma recorre España: el peligro anarquista que se creía erradicado en 1939 y mejor atado en 1978. Fue, probablemente, una falsa ilusión. Lo que políticos y artificieros legales no consiguieron alcanzar, la policía pretende subsanar por el bien democrático, aunque bien es verdad que a