Lo primero que puede extraviar a los ojos lectores de este libro es la falta de signos de puntuación. Cuando estos no están las palabras pueden organizarse sintácticamente de diferentes maneras y generar diferentes sentidos. Por eso, quizás, sea costoso entrar en la comprensión de una forma de escritura que abre significados para introducir otras experiencias con ese recurso expresivo. Como en un embutido diversas sustancias dan el sabor final, así en el libro de Argüelles Redondo se meten resonancias que van aumentando por grado. Digo resonancias, es decir, hacer sonido, porque es leyendo en voz alta -a mí o a otra persona- como fue adquiriéndose el sentido de lo que no necesita interpretación, ya que se abre a todas dándoles valor y eficacia en el proceso de recepción de sensaciones y estímulos.
Criatura tiene un texto en prosa si lo consideramos racional y topográficamente; con lo primero aparece un texto herméticamente cerrado; con lo segundo, la concepción vertical de la poesía que predispone a entrar en ese mundo queda excluido. No obstante el aliento lírico se despliega en todos y cada uno de sus párrafos leyéndolos despacio, sin esa ansiedad de captarlo todo con la razón, sin fijarnos de manera obsesiva en lo que no entendemos, dejándonos llevar por las asociaciones que el autor construye, hasta levantar un poderoso muro que no reprime o sujeta el movimiento y el impulso del cuerpo literario. Una labor de sillería esta que ejerce una extensión de saber adquirido y aptitud innata, eso que Rimbaud entendía como modelo especial de conocimiento, y Shelley la “creación de un nuevo universo aniquilando el formado por la expresión de chatas impresiones”, porque un hombre alejándose puede ser “Humareda niebla apuntalando mis huesos frágil alzado”. Dislocaciones del lenguaje que sirven para expresar lo que tal vez sería inexpresable: “No sé en qué momento se produjo en mí el vuelco como torsión de lo razonable (…) No pude anclarme a la cordura como hizo Ulises al mástil”; por ello en Criatura existe comunicación real e imaginaria, en ella una persona se entiende como “Una composición que la fantasía logra a través de los datos de la experiencia” que dijo C. Bousoño. O acaso todo sea delirio, concebido, ordenado y expresando de un modo singular su realidad. Nos queda adivinarlo en clave de Memoria, de Poesía, o de lo que sea.
Criatura
David Argüelles Redondo
Ediciones El Gallo de Oro
152 páginas. 14 euros.
CRIATURA