
Trajeron y pusieron a Robert Crumb en Bilbao. Trajeron a su mito y Crumb se fue a otros lugares mentales. Los organizadores de «El humor underground» exponen sus patrocinadores: Ayuntamiento de Bilbao, Gobierno vasco, Diputación bizkaina, el ministerio de Wert en plan ye yé, Sgae, Barceló Bilbao, Eroski viajes trippi total, BBK, El Correo, Iberdrola, Gugenheim. Renault también figuraba, injustamente rezagada en el coro de figurantes, ella que tanto ha hecho por la cultura en este gran Bilbao de autopistas ruinosas. En la parte de museo de cera, pusieron a los únicos agentes culturales: Librería San Antonio, Joker librerías, Ediciones la Cúpula y Librería Cámara; les dieron unos modestos stands a las puertas del templo de la sala BBK para recoger unas imposibles migajas.
Trajeron a Crumb. Lo underground que subvirtió roles en su irrupción, acaba convertido en un fetiche de la cultura de masas de la que obligatoriamente reniega. Esta mitomanía de coleccionista en torno a Crumb choca con la propia valoración de Crumb de sí mismo. «No tengo una obra favorita. A veces miro, reviso esto o aquello y digo está bien, y otras digo, es desconcertante».
Reconocido entre la comunidad hippie de San Francisco a finales de los 60, Crumb, o su personaje, acumula culto en generaciones tan dispares y que en esta sala BBK de Bilbao se dan cita. 60 años, 50 años, 40 años. Muchas referencias a las referencias eróticas en su obra. Poca reflexión acerca de la vigencia o la urgencia de la transgresión cultural. Si Crumb lo fue hace 30, ¿ahora? Jamás más que antes. Y tiene lugar en Bilbao en lugares alejados de esta sala BBK, de los que Hincapié dará cuenta.
El público se rie de la simpleza de Crumb como si fuera una virtud elaborada. Pero quizá sólo sea la abrupta sinceridad de alguien incapaz de todo, excepto de dibujar. Su mérito no está en el artificio de Crumb como personaje – que no existe por más que se empeñen los frikis que necesitan referentes o gurús -, sino en la mirada transgesora de sus viñetas y en su negativa personal a las referencias culturales establecidas: «no confío en los periódicos, no leo periódicos, sólo confío en mi mismo, mi gente, no sé, el planeta…».
Los culturetas que dicen lo que es y no es cultura en el Bilbao decadente se quieren hacer la foto con Crumb. Es el producto más interesante del año. Lo interesante de la presencia de Crumb,con introducción de Santiago Segura, en Bilbao fue ver de cerca a un hombre que es obligadamente necesario no adorar, sino tan sólo comprender. Lo underground lo pone la BBK, El Correo, Iberdrola, el ayuntamiento de Bilbao…..