Preguntrada la Gendarmería francesa sobre el comportamiento de la misma Gendarmería en los sucesos que el 26 de octubre acabaron con la vida del joven ecologista Rémi Fraisse en las inmediaciones del río Tarn durante unas protestas contra el proyecto de presa de Sivens, la Gerdarmeria considera afrancesadamente correcto su proceder. Oh la la. El joven Fraisse recibió por la espalda un disparo de granada. Los restos de TNT hallados en su cuerpo y la mochila apuntan a las granadas que la propia gerdarmería utiliza y que admite utilizó para dispersar a los abastillados opositores a la presa. Un general de la gendarmería con apellido de coche, Pierre Renault, ha afirmado tajante que «en el plano estrictamente administrativo» no hubor error alguno por parte de la Gendarmería. Acierto administrativo, pues, el borrado del joven de 21 años muerto. Pero error, pues el objetivo era borrar el bosque que defendía el joven antes de morir.
Por contra, en la versallesca Hollandia, se decidió en el último baile, al que el presidente François acudió sin su peluca Luis XIV, hacer la del pulpo aquitanio: aparentar declinar la construcción de la megapresa devastadora – la tinta -, y esperar a sumergirse para proseguir por otro lado en el mismo camino. Paris y su desarrollo bien vale un funeral.