De Punaro a Jinotega el firme bacheado se vuelve azúcar terroso. Y por eso a quienes no tienen más remedio que pasar por esta ruta de precipicios, dicen que les embriaga por el hambre tanto el aroma que caen al vacío sin más. Agotados, hambrientos, pero embelesados por el fragor dulce y carnoso que desprende la tierra. Los buitres aquí llamados zopilotes dibujan orgullosos la danza de la victoria: están mejor alimentados que los campesinos nativos, festejando su caída.
Así es este país, aunque no del todo. Si las palabras tomaran la forma de las sustancias, el nombre de la ondulante nación podría ser el del aceite: de coco áureo, de maíz de sueños. Y la forma de su presente sería el del agua vaporosa de sus selvas y altiplanos. Así que aceite y agua. Esa imposible mezcla es este país.
El haz de luz de aquel vehículo salía de las órbitas de la noche. Y si en lo alto los astros temblaban, en la tierra el aire se sobrecogía temeroso. Un resplandor brillaba entre los breñales deslizando una bruma bajo los genízaros cercanos a los cafetales que se extendían profundos en la inmensa oscuridad.
Del vehículo rodó como un espasmo blanco un cuerpo que quedó inerte en la tierra palpitante. Después, el graznido de las ruedas veloces alejándose. Aquel cuerpo sería el número ciento cincuenta y uno. Y la noche era la madrugada del 19 de julio, aniversario del derrocamiento del dictador.
La voz hebraica, sibilinamente metálica y palatal de la madre, camarada y sacerdotisa castrense, y sobrina del héroe de la patria Augusto Sandino, emanaba de la radio como la lava de un volcán irrumpiendo lento e inexorable:
Muy buenas tardes, queridas Familias de nuestra Nicaragua Bendita. Nuestra Nicaragua que agradece a Dios, que celebra la Vida, la Vida con Salud, la Vida con Educación, la Vida con Caminos de Derechos, la Vida con Tranquilidad, Seguridad, Estabilidad. La Vida con ese Bienestar que merecemos.
Amadeo observaba el tintineo de sus manos callosas y ennegrecidas como su alma iracunda esa mañana. En el ocre verde del aire de la minúscula cocina de barro y descascarillados ladrillos, el gorgoteo de una cafetera oficia las oraciones que finaliza en sus adentros con un amén. Dentro de unas horas va a enterrar a su hijo que será el número 240. Amén.
Desde el Sistema Nacional de Producción también nos informan que la cosecha de Maíz y Frijol Rojo del Ciclo de Primera tiene excelentes resultados en relación al Ciclo anterior, estuvimos con 9.8% arriba del Ciclo anterior que fue de un 1.5 millones de quintales, y también 8% la producción nacional de Maíz, 5.4 millones de quintales. Todo está empezando a salir a nuestros Mercados.
Eugenia recorre en sus manos las arrugas volcánicas que bifurcan sus ochenta y dos años. Cuando como un impertinente grillo, el silbido de la cafetera adusta y resquemada, calla, y después dice:
– La balancearon en la sien no más. Y ahí, echadita como durmiendo la encontré después que se fueran las juventudes sandinistas.
El eco de sus apagadas palabras llena la humilde cocina hasta convertirse en un fuego de un silencio azul. Ella, que tantas veces entregó entonces su juventud y su vida plena en los nubosos años de la revolución, oficia ahora el recuerdo de su hija muerta a manos de los que con su edad de entonces también ofician como guardianes de un orden endemoniado.
Títulos de Propiedad entregamos 493, casi 500, en Posoltega, El Viejo, El Cuá, Ocotal, San Fernando, Condega y Rancho Grande. Toda esta semana. Adelante, entonces, ¡Compañeros! Abrazos de nuestro Comandante Daniel, para todos. Para los Compañeros del Comando, un enorme abrazo de todos. Vamos caminando en Honor y Gloria, ¡Nicaragüenses, Sandinistas, Revolucionarios, Evolucionarios, por Gracia de Dios! Adelante entonces y es nuestro el Porvenir. ¡Abrazos!
Las ondulaciones. Son las ondulaciones: microscópicas, adyacentes. En el gesto hirsuto y universal de esa niña llevando sobre la cabeza en el borde quebrado de la carretera terrosa de Placagüina un saquito de veinte kilos de café. Va a ganar cuarenta céntimos de córdoba. Si esa diosa descalza, altiva, aristocrática, decidiera hacerse con una botella de agua en el puesto rutilante al borde de la carretera tres kilómetros más al norte, tendría que pagar 72 córdobas. Así que su altivez vence el sol tenaz y toda la sed se bifurca como rompiéndose: sed de tantas cosas y a la vez ninguna. Esa diosa ha decidido que no tiene sed más que de otras cosas, sin saberlo o más bien sabiéndolo. Dentro de cuarenta y ocho horas va a ver el cuerpo muerto de su hermano mayor con dos balazos en el pecho recién llegado de Managua.
Dónde está la dicha sagrada es lo que se pregunta Zoila del Carmen. Zoila del Carmen es poetisa como la madre matriarcal del país, la gran Rosario Murillo Zambrana. Los sonetos de Zoila son lluviosos, selváticos con los proféticos discursos de la matriarcal Rosario. El país ha cambiado de manos. Pues de eso se trataba, según el calendario revolucionario. Los próceres explican que desde la década de los 30 del siglo XIX, cuando todas las colonias se liberan del yugo español, se inicia una guerra no tan nueva pero sí más pertinaz. Las minorías serían reducidas de colectivos reconocidos al yugo de la propiedad con acta. El liberalismo que tanto temió Simón Bolívar pero del que fue impulsor, campó durante dos siglos a sus anchas. Los campesinos siguen siendo ese continente subyugado en América.
En las ondas reverbera una voz joven:
– Ustedes son hijos de Dios, que vino a cambiar el mundo. Leemos en el libro de Isaías, capítulo 61, versículos 1 y 2: “El espíritu del Señor Dios está sobre mí porque me ha ungido el señor para traer buenas nuevas a los afligidos. Me han enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar la libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del Señor, y el día de la venganza de nuestro Dios para consolidar a todos los que lloran”.
El sombrío lunes pasado las fuerzas policiales asaltaron siete emisoras de la diócesis de Matagalpa y la capilla Niño Jesús de Praga en la ciudad de Sebaco incautando el equipo de radio que allá emitía.
El presidente Daniel Ortega Saavedra arrastraba las palabras como si así hiciera más eternas sus sentencias. Miles de uniformados compatriotas repartidos en un celestial orden geométrico dionisiaco le escuchaban prestos al aplauso fervoroso a la señal de la sacerdotisa a su lado Rosario Murillo Zambrana.
– Esos que están presos ahí, ¡son los hijos de puta imperialistas yanquis que les debieran llevar para allá porque dejaron de ser nicaragüenses hace rato ¡
El Fondo Monetario Internacional tiene a bien comunicar que entre 2021 y 2022 se han destinado en favor del Banco Central de Nicaragua 538, 52 millones de dólares para ayudar a los países miembros del FMI a hacer frente al impacto de la pandemia del COVID-19. Las autoridades nicaragüenses están comprometidas en salvaguardar la sostenibilidad de la deuda a mediano plazo y reconstruir las reservas una vez que los efectos de la pandemia disminuyan.
Para facilitar la recuperación y contrarrestar los choques futuros, las autoridades se comprometen a mantener la política monetaria y salvaguardar la estabilidad del sistema financiero. Están comprometidos a realizar esfuerzos continuos para emprender reformas estructurales a mediano plazo, incluido el fortalecimiento de la gobernanza y la transparencia, y la lucha contra la corrupción”.
En marzo de 2018 el presidente Ortega anunció que para pagar los empréstitos que el país debía había decretado la bajada de las pensiones y la subida de las cotizaciones laborales. Murieron 255 estudiantes, campesinos, opositores, clérigos que entonces protestaron.
En las calles una manifestación de jóvenes sandinistas recuerdan al pueblo: quien traiciona al Estado traiciona al país!! ¡Muerte al imperialismo!!!!
En las proximidades de De Punaro a Jinotega, un nuevo cuerpo inerte con un balazo se ofrecía a la noche patriótica nicaragüense.