El ojo que en
La mira telescópica vio por
Última vez con vida
a
Sherine Abu Aqla
Y la mano que disparó
la bala que la mató
Son parte del mismo cuerpo.
Y las mismas manos que
Apretaron el gatillo
Golpearon a bastonazos
A quienes portaban su féretro.
Se trata de un crimen continuo,
Goteante: primero contra los vivos;
Después contra los muertos.
Es el ritual de un exterminio
Que a estas horas acrecienta
Sigiloso su letanía: los vivos
Que enterraban a Sherine Abu Aqla,
Serán los muertos en las
Próximas albas.
El féretro de Sherine Abu Aqla
Cayendo al suelo por
Los golpes de la policía
israelí
Ha dado la vuelta al mundo.
Inquieta el aroma de crematorio organizado
En el que se fecunda la tierra yerma de
Lágrimas sin historia.
La muerte vil
De Sherine Abu Aqla
Es tan natural en su tierra
Como que el sol habrá de iluminar
Con luz de limón rasgado su cadáver.
El mundo tiene con este cuerpo sin lápida
Un dilema no menor:
Después del genocidio de uno en uno
En la occidental Ucrania,
Por qué Sherine Abu Aqla no
Puede ser una ucraniana asesinada más.
Para los respetados estadistas de Israel es
una palestina menos.
Porque ahí, ese tendón infecto
articula la voz del estado y
Los músculos del
Último de sus francotiradores.
Es el olvido el gran delincuente
Que todos llevamos:
Todas las Sherine Abu Aqla de antes.
Ese olvido organizado
Que considera presente
Solo lo que perdura, pero
No lo que está siendo aniquilado.
P,D: los tribularios que exigen que el pueblo ucraniano
negocie, admitirán que Sherine Abu Aqla tenía que haber
negociado su muerte antes de morir de esa manera.