¿Hasta qué punto es legítimo curar a personas en las tragedias del mundo pero callar sobre las causas de sus sufrimientos? No lo es pues legitima la complicidad. De esta conclusión elevada a axioma, a la que llegaron médicos y periodistas, nació en torno a una revista dedicada a temas de salud en Francia, Tonus, la asociación Médicos del Mundo en 1971. Como corolario de la presencia de Médicos del Mundo en los cinco continentes, la organización cumple 50 años y es un caleidoscopio del horror, la injusticia y una exigua pero firme idea de solidaridad en el planeta. La editorial Blume publica en estos días un extraordinario volumen con las fotografías que el fotoperiodista y documentalista Juan Calos Tomasí (Madrid, 1959) ha tomado de los campamentos y lugares del mundo donde Médicos del Mundo está presente.
El libro La memoria del olvido recoge fotografías tomadas en Diffa, en Lusaka, en Tabasco, en Afar, en Bengasi, en Kabul, Darfur, Tarifa, Yenín, Hebrón, Katanjo, Congo, Ruanda, en las fronteras europeas donde tratan de cruzar huídos sirios. Una calidez rabiosa de cielos cupulosos escruta la lucha incontenida por la vida bajo las peores circunstancias, las circunstancias coyunturales de la geopolítica abyecta. En los rostros en los que penetra la cámara de Tomasí, trasciende una dignidad contenida y lastimada.
“Estamos obligados a mostrar lo que vemos con la intención de cambiar el curso de ríos de injusticia y sufrimiento (…) obligados a mostrar lo que sale del alma de las personas, no lo que se esconde en su corazón”, escribe Tomasí.
Las instantáneas de Tomasí son destellos supurantes de un mundo que sufre. En todos sus puntos cardinales. Y se desventura con su impacto un acercamiento que no hallamos en los diarios ni revistas: un iracundo intento de testimoniar una olerosa tragedia de la que los supervivientes interpelan a la pendiente revuelta humanista pendiente.
Juan Carlos Tomasí celebra haber leído de joven a André Breton porque ahora comprende que “Todo lleva a creer que existe un cierto punto del espíritu en que la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y incomunicable, dejan de percibirse como contradictorios”.
La Memoria del olvido selecciona más de 150 fotografías tomadas durante los últimos 25 años por Juan Carlos Rumaní para Médicos del Mundo. El libro adereza además el testimonio de periodistas y miembros de esta organización relatando las visicitudes de cientos de miles de personas atendidas en campos de refugiados o ciudades sometidas a brutales guerras o invasiones. Dice el fotógrafo Sebastiao Salgado que «ninguna fotografía por sí sola puede cambiar el miedo, la desesperanza o la pobreza en el mundo. Pero la acción de las organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras, acompañada de fotografías, campañas y publicaciones en grandes medios, puede conseguir ese cambio. Es la suma de la labor de muchos. Un movimiento de información, documentación, testimonio y denuncia. A veces es difícil, pero no hay que perder la fe en la empatía y perseverancia del ser humano».
La memoria del olvido. Blume 2022. 213 páginas. 28,41 euros.