El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el asesinato respetable.
George Orwell
Martin Baron fue el director del Washington Post en la etapa crucial del diario. Se cernía no solo el final del periódico y la empresa que lo sostiene, sino el de la prensa impresa. Era el principio del fin del periodismo impreso. El Washington Post hacía frente a millonarias pérdidas, decrecientes ventas, y la caída de la publicidad a mínimos históricos. El tótem de la prensa, y con él el del periodismo, estaba en sus horas más bajas. En agosto de 2013 la familia Graham, histórica propietaria del diario, vendió a Jeff Bezos, dueño de Amazon, el Washington Post. Coincidió con la llegada de Martin Baron como director. ¿era realmente el fin de la prensa escrita? ¿La crisis del periodismo y de las empresas de comunicación tiene causas comunes? Martin Baron responde a estas preguntas en su libro Frente Al Poder. Trump, Bezos y el Washington Post, publicado por La esfera de los Libros. Baron describe la permisiva la dirección de Bezos sobre los contenidos del diario, pero solicitando e impulsando una “innovadora” manera de reorientar la información: volver a sorprender con la excelencia a los lectores, y cambiar el modelo de gratuidad por el de pago a cambio de esa excelencia. El segundo frente del Washington Post fue el mayor enemigo de los hechos en los Estados Unidos, el entonces presidente Trump con el que el diario, y una pequeña parte de la prensa, libró una batalla cargada de revanchas presidenciales contra los editores y el propietario del periódico semejante a la que practicó Richard Nixon contra sus enemigos.
A escasos meses de salir su libro, Baron ha arremetido contra Bezos por el veto de este a que los editorialistas del Washington Post pidan el voto para Kamala Harris. Un acto de cobardía, según Baron.
La prensa ha dejado de contar buenas historias para convertirse en vocero partisano o boletín oficial del poder. El negocio de la información y el de la letra impresa han cambiado con la irrupción de internet y las nuevas tecnologías. Son dos crisis que Baron identifica nada más aterrizar como director del Washington Post en marzo de 2012. La primera decisión de Bezos rompió el paradigma que aplican las empresas de comunicación con deudas: despidos de periodistas, y esqueletización de contenidos. Se va cerrando así la rueda de la crisis, ahondándola, hasta hacerla definitiva. Bezos optó por el camino contrario para salvar el buque a la deriva que era el Washington Post.
Alan Rusbridger fue director del diario británico The Guardian entre 1995 y 2015. La suya es la experiencia de una distopía que jamás creyó podría ocurrirle a él: vivir lo que George Orwell advertía en 1984, la verdad convertida en mentira y la mentira en verdad. La información, aquello que ayuda a la gente a comprender su mundo, que poliniza las comunidades, lo que mantiene la honestidad, desaparece. “Los hechos eran esenciales para el debate informado, para el progreso, la coherencia, la justicia”. De repente, ya no es tan fácil distinguir la verdad. Y Rusbridger hace coincidir la irrupción de la no tan novedosa posverdad con el colapso económico del periodismo, o el colapso de las empresas de información. Así lo cuenta en Breaking News. The Remaking of Journalism And Why it Matters, publicado por Canongate en 2018.
Baron y Rusbridger nos dicen que Orwell es más actual que nunca. La retórica populista al servicio de las diferentes capillas políticas enmascara una realidad que es mera propaganda.
Podríamos recuperar, ahora que acaba de publicar su autobiografía en esquejes, la oportuna reflexión que Martín Caparrós hace en su Lacrónica (Círculo de tiza, 2915, Random House, 2023) acerca del mal del periodismo: relatar lo que le ocurre al poder en vez de los acontecimientos extraordinarios de la gente ordinaria.
El libro de Baron es la crónica del salvamento del Titanic. Resulta escalofriante la violenta relación que su periódico tuvo con el delirante presidente de los Estados Unidos. En este punto, la reflexión acerca de la independencia de los medios y su actitud ante el poder tiene algo de trampa. Los medios son parte del poder, por cuanto cuestionan ciertos excesos, pero nunca el estatus quo. El problema radica, como vimos en el caso Watergate, cuando la propia democracia sufre una deriva autocrática en favor del status quo. La prensa muy a menudo ha acompañado al estatus quo en vez de enfrentarse a él, como hizo el Washington Post en los años de Donald Trump.
Frente Al Poder. Trump, Bezos y el Washington Post. Martin Baron Esfera de los libros, 2024. 552 páginas. 25,90 euros.