
Comenta el corresponsal del diario El Correo (8/03/17), Mikel Ayestaran, que el parlamento israelí ha aprobado impedir la entrada a todo extranjero o residente permanente «que emita o la organización para la que trabaja, a sabiendas, un llamamiento público a favor del boicot a Israel o se comprometa a participar en el mismo». Es la respuesta a la campaña internacional BDS (boicot, desinversiones y sanciones eocnómicas y culturales, que se inició en 2005 con el objetivo de que Israel cumpla la legislación internacional y se retire de los teritorios ocupados en 1967.
El texto que modifica la ley migratoria israelí afecta también a los palestinos con residencia temporal, ya que «se les puede retirar el permiso si colaboran o trabajan para organizaciones vinculadas al BDS». Los parlamentarios israelíes consideran la campaña BDS «un nuevo frente en la guerra contras Israel, para el que hasta ahora el país no estaba preparado adecuadamente». Sin embargo, la enmienda migratoria se aprobó sin unanimidad: 46 votos contra 28.
Según el artículo 49 de la Cuarta Convención de Ginebra y el Estatuto de Roma, todas las colonias son un «crimen de guerra», aunque Israel siga construyendo tras la línea verde, la frontera renocida internacionalmente desde 1967. El auge expansionista de Israel llevando a cabo nuevos asentamientos se ha multiplicado con la llegada de Donal Trump a la Casa Blanca, según Mikel Ayestaran. «Aunque no tanto como desean los sectores ultranacionalistas». El ministro de defensa, Avigdor Lieberman, declaró al diario plaestino Al Quds, que la anexión de Cisjordania «significaría una crisis con la nueva administración de Washington».